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Annie Dutoit-Argerich: “Soy la hija de dos monstruos”

Annie Dutoit, Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martin.
PATRICIO PIDAL

Existe una manera de titular obras que une cierto nombre propio a una interrogación; tenemos así, por ejemplo y para no abundar, Who’s Afraid of Virginia Woolf? o Aimez-vous Brahms?. Pero la pregunta ¿Quién es Clara Wieck? es de otra especie y encierra una sencillez engañosa. Podría responderse, sin más: Clara Wieck fue la mayor pianista del siglo XIX, una de las mayores de la historia, y la mujer del compositor Robert Schumann. Esa respuesta, aquí está el problema, multiplica las preguntas. La obra de Betty Gambartes ¿Quién es Clara Wieck?, que se estrena hoy en el Teatro San Martín, añade además un nuevo punto de fuga: la actriz del unipersonal es Annie Dutoit-Argerich. En un pase de testigo, uno podría preguntarse también: ¿Quién es Annie-Dutoit Argerich? La respuesta engaña con idéntica sencillez: es licenciada en literatura, es periodista, es actriz y es la hija de Martha Argerich, que se disputa con Clara Wieck, el superlativo de mayor pianista de la historia, y de Charles Dutoit, uno de los directores de orquesta más refinados del último medio siglo. Pasa lo mismo que antes: nada de esto agota al personaje ni a quien lo encarna.

El encuentro entre el personaje y la persona fue impremeditado. Annie Dutoit resume así la historia: “Cuando empezó a escribir la obra, Betty Gambartes estaba buscando a una Clara. Empezó a escribir la obra con la idea de hacerla con Eduardo Delgado. Ahí aparezco yo, que estaba en Buenos Aires. Eduardo me dice: ‘Annie, ¿por qué no venís a leer un poco el libreto?’ Y bueno, le gustó lo que hice, le gustó mi look. Fue realmente un proceso de colaboración, porque el guion estaba pero cambiaron muchas cosas. Yo agregué cosas, por ejemplo, el idioma alemán en algunas partes. No hay que olvidarse de que es un unipersonal. Betty me dice: para mí, vos sos Clara. Al margen de eso, yo creo que este papel llegó en este momento para que yo enfrentara cuestiones, muy personales, cuestiones de mi vida. Es un papel a mi medida. Y soy la hija de Martha Argerich. Entonces uno piensa: ¿qué pasa? ¿cómo es esto? Y lo hago además en la ciudad en la que nació mi madre. Es muy raro. De hecho, mi padre, que está muy entusiasmado, me decía los otros días: ‘¿Sabés Annie que Ernest Ansermet creó y dirigió orquestas en Buenos Aires?’”

Todo esto empezó antes de 2020. La pandemia y sus cuarentenas dejaron después en suspenso el mundo y con el mundo la obra. Pero ese tiempo fue de maduración. “Estábamos a un mes de estreno”, cuenta Dutoit. “Yo creo que le vino bien a la obra. Nos permitió transformarla, que fuera más profunda”

Annie Dutoit, Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martin.
PATRICIO PIDAL


Annie Dutoit, Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martin. (PATRICIO PIDAL /)

Dutoit confía además en que la obra consiga abrir la música clásica a un público no necesariamente devoto de ese repertorio. “Estamos en un teatro teatro”, insiste para subrayar que no es una sala de música. “Por ser una obra así, tiene todos los hits de Schumann, de Brahms y algo también de Clara. Este personaje es muy complejo, tiene muchas facetas, algunas insoportables también”.

-¿Se había hecho usted esa pregunta, tan directa y de respuesta imposible: ¿Quién fue Clara Wieck?

-La verdad es que antes de conocerla más yo también veía a Clara como la esposa de Schumann. Una pianista famosa, obviamente, la correspondencia, la relación con Brahms, pero todo un poco superficialmente. Después descubrí un personaje muy complejo. Siendo mujer, tuvo una vida excepcional para su época. No nos olvidemos que era una pianista tan virtuosa y tan famosa como Liszt. Su padre la educó con las ideas de Rousseau, y creo que Clara empezó a sentir el problema de “ser mujer” cuando se casó con Schumann. Desde ya, ella se dio cuenta del genio de su marido y lo protegió, pero también sufrió bastante, sobre todo en la creación. En cierto modo, abandonó la composición por él.

-De todos modos, aparte de lo que Clara dejó con su firma, están probablemente las ideas musicales que instiló en las piezas de Robert Schumann. Uno tiende a creer que el Concierto en la menor tiene partes de una auténtica colaboración entre ellos.

-Ella además improvisaba mucho, como casi todos en esa época, porque no eran solamente intérpretes. Así que seguro que tuvo mucho que ver con ese concierto. Pero después Clara se perdió un poco en las sombras, y además de manera polémica, por la internación de Schumann en el hospital de Endenich y el hecho de que ella no fuera a visitarlo porque se quedó con Brahms, que como madre no estuviera con sus hijos, en fin, esas cosas. Fue excepcional en su condición de artista, pero con problemas muy comunes y muy contemporáneos. Diría que fue una mujer contemporánea. Además, yo me sentí muy cerca de ella por mi historia, y por el hecho de que soy la hija de una pianista que también era una niña prodigio. Gracias al personaje, pude entender muchas cosas de mi madre. Pude identificarme mucho.

-Lo notable es que Martha Argerich es una de las mayores pianistas de la historia, para algunos incluso la más grande desde Clara Wieck, una afirmación que, sin grabaciones, resulta un poco conjetural. Pero es también una de las mayores ejecutantes de la música para piano de Schumann.

-Es curioso. En verdad, es algo muy raro. Soy la hija de dos monstruos. Y Clara, a su manera, también estaba entre dos monstruos: Schumann y Brahms. Obviamente, la música de Schumann es parte de mí desde recién nacida. Pero no la de Brahms. Mi madre me explicó que a su profesor, Vicente Scaramuzza, no le gustaba Brahms. Los amantes de Schumann tienen a veces problemas con Brahms. Entonces ella tampoco tocaba Brahms. Para mí es interesante abordar esta obra con ciertos datos autobiográficos y de mi madre, pero también con otro mundo que no tiene nada que ver con ella. En ese sentido, Clara, además de ser otra persona, es una mezcla de mis dos padres. Tiene la parte de la niña prodigio, de la pianista que no tuvo la posibilidad de elegir su vida; es como mi madre: todo lo vinculado con ser mujer, con tener hijos y ser a la vez una artista internacional. Pero, por otro lado, la relación que ella tiene con el piano no tiene nada ver con la relación que mi madre tiene con el piano. A Clara le encantaba tocar en público, le encantaban los conciertos. A mi madre, no; no le encanta ser pianista. Clara tuvo ochos hijos, enfermos, algunos se murieron; y ella prefería ir a dar un concierto que ver a sus hijos enfermos. Esa cosa muy luterana, del deber, me viene más por el lado paterno. Yo crecí en Suiza y tengo toda esa marca protestante: el deber está antes de todo lo demás. Un sacrificio personal. Por supuesto, no sabemos exactamente quién fue Clara Wieck. Tenemos datos, ideas, pero hay que llenar al personaje. Lo que estoy tratando de hacer es darle una vida. Es una bioficción. Hay cosas que no sabemos.

-Entre esas cosas que no sabemos hay que considerar su relación con Brahms. Los documentos que conocemos llegan a un límite más allá del cual no quedan más que especulaciones. Lo que no sabemos es si la relación entre Clara y Brahms llegó a consumarse o no. ¿Tiene usted alguna presunción?

-Yo creo que no es tan importante saber si hubo una relación sexual. Había ya entre ellos una entrega tan grande, una amistad tan fuerte, y obviamente una atracción sexual. Brahms eran tan hermoso, que ella se enamoró; ¡incluso Schumann se enamoró de él! Por supuesto que para la moralidad de la época tener sexo o no tenerlo era una diferencia enorme. Para mi personaje, yo digo que sí, que hubo una relación sexual, quizás también porque tengo la sensibilidad de una mujer del siglo XXI. La manera de entender la relación con Brahms pasa para mí por esta intuición. De todos modos, cuando uno lo piensa bien, ni siquiera sabe si era necesario: me parece que hicieron todo en la imaginación. Y eso al final es lo más importante: ya está. Brahms es una presencia masculina hermosa. Esa es otra de las cosas que me gusta de esta obra: la posibilidad de hablar de la relación entre hombres y mujeres, en esta época la que se habla todo el tiempo de feminismo. La relación entre Clara y Brahms es una relación de hombre y mujer de complementariedad, de compañerismo, una relación muy hermosa. Yo la siento como ideal.

-Con todo, deja la impresión de una vida sufrida.

-Claro, sufrida, sí. Encontraba la felicidad en la música. Era su lugar para escaparse de una vida bastante trágica, una vida de pérdida, de muerte, de conflictos. Pero fue una mujer muy fuerte, fuera de lo común. Hacía giras en Europa y en Rusia estando embarazada. Estaba también Liszt, pero Clara no hacía el mismo show de Liszt, que era el rockstar de la época. Clara era una rockstar pero mucho más sobria. A ella le importaba más la música que el espectáculo.

Annie Dutoit, Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martin.
PATRICIO PIDAL


Annie Dutoit, Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martin. (PATRICIO PIDAL /)

-¿Y cómo es en su caso la tensión entre la vida más académica y la del espectáculo, la actuación?

-Esas vidas no están separadas, para nada. En esta obra soy actriz, es lo que me toca y es un papel que tiene que ver con muchas cosas mías. Pero me siento como un puente entre un momento del pasado y el presente. Estoy transmitiendo algo, y como periodista y académica se hace también eso mismo. Este papel tiene un interés particular no solamente por las conexiones autobiográficas sino porque me permite releer muchas cosas de una época que me interesa. Esos mundos se contaminan. Y es una riqueza.

-¿Vieron sus padres la obra, la conocen?

-¡Sí, claro! No vieron la obra, pero hablo con ellos de la vida de Clara. Con mi madre mucho, obviamente, porque ella es una fuente de inspiración para el personaje y también por su relación con la música de Schumann. Con mi padre hablo más del aspecto performático. La verdad es que no saben muy bien lo que estoy haciendo. Mi madre quiere venir de incógnito a verme.

Para agendar

¿Quién es Clara Wieck? , de Betty Gambartes (dirección general) y Diego Vila (asesor musical). Elenco: Annie Dutoit Argerich, Eduardo Delgado (piano), Víctor Torres (barítono), Hernán Iturralde (barítono). Teatro San Martín. Sala Cunill Cabanellas. Funciones: Miércoles a domingos, 19 horas.