Este es el anti-romance 'queer' que pone nuevamente a Kristen Stewart en la boca de todos

A veces, lo que puede parecer a simple vista como un manejo de fórmulas que han sido empleadas ya mil veces produce resultados emocionantes y hasta novedosos, sobre todo cuando se encuentra en las manos adecuadas.

Eso es lo que sucede con “Love Lies Bleeding”, la cinta que se estrena mañana en salas selectas, que expande su área de exhibición el 15 de marzo y que, bajo la excusa de una historia de amor -¿no lo son todas?-, se mete gustosamente en los terrenos del ‘thriller’, de los relatos criminales y de la violencia descarnada, pero aderezando siempre la mezcla con generosas pinceladas de humor.

Se nos olvidaba un detallito: la película tiene algunas de las escenas lésbicas más candentes que hayas visto en tu vida (al menos en la pantalla), protagonizadas por la ex “Twilight” Kristen Stewart y la actriz, escritora y experta en artes marciales Katy O'Brian (la Elia Kane de “The Mandalorian”).

Más allá del morbo que pueda despertar esta última circunstancia, el hecho de que el cuento esté encabezado por personajes como los descritos, y con tanta pasión para demostrar lo mucho que se desean, resulta fundamental para separar al filme de propuestas semejantes.

Por razones naturales, al empezar a ver esto, uno de los primeros referentes que vino a nuestra mente fue Quentin Tarantino, quien se ha esforzado en crear figuras femeninas claramente empoderadas, pero que ha evitado el erotismo explícito en sus películas. Estamos hablando además de un hombre heterosexual que presenta una perspectiva heterosexual de las cosas.

“Love Lies Bleeding”, en cambio, fue escrita por dos mujeres, Rose Glass y Weronika Tofilska, y dirigida por la primera, una realizadora británica cuya cinta anterior -que fue a la vez su ópera prima-, “Saint Maude” (2019), no evocaba ni por asomo al creador de “Pulp Fiction”.

Era, en cambio, una perturbadora película de terror psicológico, filmada con grandes ímpetus artísticos, que se las ingeniaba para contar en solo 84 minutos y de manera completamente satisfactoria -es decir, si no te molesta ‘lo perturbador’- la historia de una joven enfermera cuyas obsesiones religiosas tenían consecuencias funestas.

De hecho, en sus entrevistas recientes, Glass ha mencionado a Julia Ducournau (“Titane”), Liliana Cavani (“The Night Porter”) y Lynne Ramsay (“We Need to Talk About Kevin”) como influencias directas para este nuevo trabajo, lo que demuestra un interés específico en cineastas femeninas que se han apartado intencionalmente del ‘mainstream’ para darle vida a producciones tan rabiosas como arriesgadas.

Sean cuales sean sus referencias, “Love Lies Bleeding” funciona, y funciona también porque, a pesar de ser una película dura y pletórica en la exhibición de la violencia, resulta tremendamente entretenida sin tratar abiertamente de serlo, muchas veces como consecuencia directa de las situaciones extremas que presenta.

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Eso no quiere decir que vaya a caerle bien a cualquier espectador, debido principalmente a sus cuotas gráficas de acciones sangrientas y, claro está, a la intensidad de sus escenas íntimas (porque la homofobia y el conservadurismo no han desaparecido, lamentablemente).

La cinta le da también una oportunidad invaluable de lucimiento a Stewart; esta se produce no solo en el plano actoral, sino también en el de la representación sexual. Pese a haber mantenido relaciones con varios hombres, la estrella hollywoodense se ha declarado abiertamente gay y, en la actualidad, se encuentra comprometida con su novia Dylan Meyer, que es escritora y actriz. O'Brian es igualmente homosexual.

Hablar de esto resulta importante en términos de representación, ya que si bien cualquier actor profesional debería estar capacitado para interpretar con dignidad a cualquier personaje sin importar su identidad sexual (como pasó recientemente con Paul Mescal en la estupenda “All Of Us Strangers”), la comunidad LGBTQ+ necesita también ver a sus propios integrantes en la pantalla.

Eso no significa que las historias que se cuenten tengan que ser siempre “positivas” o idílicas. De hecho, en “Love Lies Bleeding” -que Glass ha descrito como un ‘anti-romance’-, las dos protagonistas se ven involucradas en una espiral de criminalidad que nadie en su sano juicio debería celebrar en la vida real, pero que, al menos de manera inicial, se ve desatada a raíz de las acciones perniciosas de hombres machistas y abusivos.

La cinta nos ubica en un momento indeterminado de los ‘80. Lou (Stewart) trabaja en la recepción de un gimnasio de Nuevo México, y es allí donde conoce a Jackie (O'Brian), una fisicoculturista sin recursos económicos que viene de Oklahoma y que se encuentra completamente decidida a llegar hasta Las Vegas, donde se llevará a cabo una competencia deportiva que podría cambiarle la vida.

El flechazo entre las dos es inmediato, y resulta especialmente creíble bajo la mirada ensimismada de Stewart. Los momentos en privado que vienen a continuación son también elocuentes y expresivos, sin caer en lo vulgar. Pero la felicidad dura poco. La indefensa hermana de Lou, Beth (Jena Malone), está casada con JJ (Dave Franco), un sujeto despreciable que la golpea constantemente; y la fornida Jackie no está dispuesta a tolerar nada que le cause tristeza a su nueva novia.

La cámara de Glass remarca las emociones que pasan por su cabeza centrándose en los músculos fabulosos que ostenta y que parecen estar a veces a punto de explotar, como si se tratara de los de Bruce Banner en plena transformación. Esta estrategia, casi surrealista, pero a la vez muy pop, es un punto a favor en el área de la creatividad, y justifica de algún modo lo que se verá después.

En medio de este embrollo, aparece el padre de Lou y de Beth, Lou Sr. (Ed Harris), un caballero de ademanes tranquilos que es en realidad un hampón peligroso y que, desde el inicio del relato, tiene muchas cosas que esconder. Como pueden ver, los hombres de “Love Lies Bleeding” no son precisamente unos santos.

Pero tampoco lo son sus mujeres, y eso es lo que vuelve interesante en el plano propositivo a una cinta que, sin llegar a ser memorable, no deja nunca de llamar la atención por su energía desenfrenada y por la presentación de unos cuestionamientos morales que surgen prácticamente de manera natural, incluso cuando las cosas empiezan a volverse predecibles.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.