La antigua esposa de Boris Becker asegura que es un diablo

Boris Becker credit:Bang Showbiz
Boris Becker credit:Bang Showbiz

El antiguo tenista Boris Becker salió de la cárcel en Reino Unido y fue deportado a Alemania en diciembre tras cumplir siete meses y medio entre rejas. El tricampeón de Wimbledon fue condenado a dos años y medio de cárcel por defraudar a la hacienda británica, ocultando un patrimonio adicional valorado en más de tres millones de dólares para poder declararse insolvente y evitar tener que abonar a su antigua esposa parte de la elevada indemnización derivada de su proceso de divorcio.

Mientras aún estaba en prisión, sus representantes aseguraron que se había convertido en un referente para otros presos y que se dedicaba a hacer deporte. Sin embargo, su ex esposa Sharlely Kerssenberg -conocida como Lilly- no cree que haya cambiado lo más mínimo. De hecho, sostiene que él ni siquiera le ha facilitado su dirección actual para poder finalizar los trámites de divorcio más de cuatro años después de su ruptura.

"Boris puede ser encantador y cariñoso cuando quiere, pero también extremadamente hiriente con las palabras. Un demonio. La cárcel no le ha hecho mejor persona. Vive en su mundo en el que todo gira en torno a Boris Becker", ha asegurado. Tampoco considera justo que algunas personas la consideren la responsable de la caída en desgracia del deportista.

"No es culpa mía que fuera a la cárcel. Arruinó su reputación él solito. A Boris no le importa si nos va bien o mal. Antes teníamos un amor sincero. Cuando empecé a emanciparme en el matrimonio, hubo discusiones. También por las mentiras de Boris sobre sus finanzas", ha declarado al diario alemán Bild.

Desconocer la dirección actual de Boris dificulta el proceso para concluir su matrimonio, y ni siquiera se ha fijado una fecha para la vista judicial. Por medio de su abogado de Lilly asegura que su ex "no proporciona ninguna información fiable sobre el estado actual de las cosas" y que ha dejado de pagar la manutención de su hijo Amadeus, de 13 años.

Según la versión de Lilly, Boris esperó 10 días después de salir de la cárcel para llamar al niño, y solo habló con él por teléfono dos minutos el día de Navidad. Eso sí, ella reconoce que el tenista quiere sinceramente a todos sus hijos: el que ellos tienen en común y los otros tres que tiene con dos mujeres diferentes.