Antonio Manzini: Italia juega la Champions de la corrupción y a veces gana
Barcelona, 9 feb (EFE).- El escritor italiano Antonio Manzini, discípulo de Andrea Camilleri, que participa en el festival de novela negra de Barcelona BCNegra, asegura que "Italia juega la Champions League de la corrupción y ganamos bastantes veces".
Manzini llegó a la capital catalana con una novedad editorial, la séptima entrega de su serie protagonizada por el policía Rocco Schiavone, "Hagan juego", en la que el popular subinspector se enfrenta a un asesinato relacionado con la adicción al juego, a la avaricia y al mundo de la ludopatía.
En "Hagan juego", que se suma a "Pista negra" (2015), "La costilla de Adán" (2015), "Una primavera de perros" (2016), "Sol de mayo" (2017), "7-7-2007" (2018) y "Polvo y sombra" (2020), el lector encuentra a Schiavone "en un momento en que se ha establecido en Aosta y ya ha dejado la idea de volver a Roma", explica e autor en una entrevista con EFE.
El protagonista también "empieza a entender las debilidades de los policías que trabajan con él, a los que hasta ahora miraba como seres inferiores, y en cambio se da cuenta de que son seres humanos, tienen dificultades, sobre todo Italo, que tiene un problema de ludopatía".
En este libro, confiesa Manzini, quería enfrentarse a este tema y su paradoja: "El Estado combate la ludopatía pero al mismo tiempo gana mucho dinero de los casinos y de los ludópatas".
Para Manzini, "Italia está en la Champions League de la corrupción y ganamos bastantes veces; somos el Real Madrid de la corrupción, el equipo al que todo el mundo quiere ganar, pero tenemos a los mejores jugadores" y añade con ironía: "En los Mundiales perderíamos contra Colombia, Bolivia o México, porque son unas selecciones bastante fuertes, quizá también Brasil y la Argentina de los Kirchner".
La intención del escritor italiano es "contar mi país a través de los libros" y constata que "existe un cortocircuito moral en el Estado, porque se permite la ludopatía, se gana dinero a costa de ello, aún significando la destrucción de familias enteras, obligadas a buscar dinero de prestamistas".
De su "maestro y amigo" Andrea Camilleri, Manzini aprendió "primero el teatro y después a no tomarme demasiado en serio lo que hacemos y tener siempre una distancia irónica que te ayuda a sobrevivir".
Recuerda además que uno de los principios de su amistad era "no tocarle los cojones al otro" y quizá por esa razón optó por no dejarle ver el manuscrito de su primera novela. "Andrea igual se hubiese sentido obligado a leerlo, pero escribió una frase buenísima sobre mi libro y Rocco", añade.
A pesar de no ser lector de novela negra, Manzini piensa que "Italia vive un momento de fervor, porque hay una producción excepcional, con tantos comisarios, inspectores y detectives que parecería un país de asesinos además de corruptos; y escritores maravillosos y muchísimos festivales".
Acompaña a Manzini en el BCNegra Valentina Alferj, la que fuera asistente de Camilleri, quien en la misma entrevista destaca que la escritura del fallecido escritor siciliano se distribuyó en tres tramas: "la serie Montalbano, las novelas históricas y civiles y las novelas escritas en italiano contemporáneas y muy psicológicas y al límite con la novela negra".
Sobre el procedimiento literario, Alferj apunta que "las novelas de Montalbano siempre nacían de una noticia que le llamaba la atención y a partir de ahí actuaba como un director de cine" y agrega: "Cuando ya estaba ciego, escribíamos un resumen enorme del libro y cada capítulo se contaba, se leía, se imaginaba y yo tomaba apuntes y después lo desarrollábamos, pero él sabía que en la línea 26 de una página tenía que pasar una cosa determinada".
En cuanto a las novelas históricas y civiles, siempre empezaba con un hecho del pasado.
La que fuera su asistente más directa evoca los últimos dos años junto al padre de Montalbano, ya ciego, y su "valentía": "Había subido el listón y había creado un espectáculo, 'Tiresias', que escribió, leyó y dirigió, que se aprendió de memoria para leerlo en el teatro".
"La historia de Tiresias era parecida a la suya, porque era un oráculo que veía a pesar de ser ciego, sentía mejor con los otros sentidos", comenta Alferj, quien asegura que "antes de morir, Camilleri estaba escribiendo un monólogo sobre Caín, que hubiera presentado en el teatro de las Termas de Caracalla el mismo día que murió".
Alferj asegura que "la mayoría de la obra que Camilleri consideró importante ya se ha publicado, no hay obras póstumas fundamentales; y actualmente existe una Fundación Andrea Camilleri, de la que se ocupan sus hijas", pero advierte que el escritor "antes de morir, quiso que todo estuviera en su lugar".
Jose Oliva
(c) Agencia EFE