Apoteosis de fusión hispana en el Jazzaldia de la mano de Calexico

San Sebastián (España), 21 jul (EFE).- El Auditorio Kursaal de San Sebastián (norte) se ha convertido en una auténtica celebración de fusión hispana con cumbias, boleros y mariachis de la mano de Calexico en la segunda jornada del Jazzaldia, en la que el sinuoso sonido del Ehio-Jazz de Mulatu Astatke ha inundado el escenario de la playa de la Zurriola.

Calexico, la banda fundada por Joey Burns y John Convertino en Tucson (Arizona) que lleva más de 25 años acercando las dos orillas de Río Grande con composiciones que aúnan el folk del suroeste de Estados Unidos y la música del norte de México, ha protagonizado un memorable concierto en el que han ido in crescendo la conexión con la audiencia y el ritmo hasta convertir la sala en una fiesta en la que sobraban las butacas.

Durante más de hora y media Joey Burns (voz y guitarra), John Convertino (batería), Sergio Mendoza (teclados y voz), Martin Wenk, trompeta, guitarra), Jacob Valenzuela (trompeta y voz), Scott Colberg (bajo) y Brian López (Guitarra) han desgranado sus temas sobre personajes solitarios y desiertos.

La melodía contagiosa de la cumbia lenta de "El Mirador", el tema que da nombre a su último disco y que la banda grabó en el estudio de la casa de Sergio Mendoza en Boise y El Paso, ha sido la primera parada de un recorrido que ha pasado por sones latinos, rock y folk norteamericano a partes iguales.

El ritmo ha subido de tono en el segundo tema, "La cumbia del polvo", en el que Calexico se adentra en el paisaje del desierto que inspira gran parte de sus canciones.

La combinación de voces en español y en inglés ha sido una constante en este recital que ha incluido también momentos de folk más sosegado junto con boleros como "Inspiración", que ha interpretado Jacob Valenzuela con hondura de voz y brillantez a la trompeta.

Los de Tucson han hecho un guiño a las bandas sonoras de las películas del oeste en una pieza instrumental dedicada a Arizona en la que las trompetas han vuelto a cobrar protagonismo.

Con "Cariñito" parte del público ya no ha podido resistirse y ha comenzado a bailar desde sus asientos, en un arranque que ha continuado con "Flores y Tamales" hasta desatarse una auténtica fiesta que ha finalizado con "El Burro Song" y varios bises entre ellos "El cuarto de Tula", la conocida canción del son cubano.

Aunque también es resultado de una mezcla, en este caso la del jazz con la música tradicional etíope, el resultado es bien diferente en el caso del vibrafonista, percusionista y arreglista Mulatu Astatke, que mañana recibirá el premio Jazzaldia 2022 en reconocimiento a su carrera.

Astatke ha mostrado por primera en directo en la capital guipuzcoana las claves del Ethio-Jazz, un género que concibió en los años sesenta, en un concierto que ha ofrecido en la playa de La Zurriola, donde ha sonado su música hipnótica, misteriosa y evocadora.

El veterano artista, de 79 años, ha aparecido en el escenario con una bufanda con los colores de la bandera de Etiopía y ha ejercido casi de maestro de ceremonias del extraordinario grupo de músicos que le ha acompañado y que ha llevado el peso del concierto.

James Arben (saxo), Byron Wallen (trompeta), Danny Keane (cello), Ben Brown (batería), John Edwards (contrabajo) y Ricahrd Olatunde (percusión) han ofrecido una exhibición de improvisaciones de jazz que contrastaban con el exotismo del vibrafono de Astatke en un recital con un inconfundible sabor africano.

El exotismo de Astatké ha dado paso a la música setentara y bailona de Curtis Harding, un soulman que fusiona también el blues con el gospel y el rock para conformar lo que él mismo denomina "slop m'n' soul".

Pertrechado de sus habituales gafas psicodélicas, Harding ha insuflado de ritmo la Zurriola con su entusiasta "Cant'Hide it" y otros temas de su último album "If Words Were Flowers" así como de sus dos anteriores.

(c) Agencia EFE