Aprende a disimular tus ojeras

Las odiamos. No hay una mujer en el mundo que esté feliz por la aureola gris, violeta o azulada que la hace ver como un mapache. Nadie luce orgullosa sus ojeras. Pero, por suerte, el maquillaje nos ayuda, al menos, a disimularlas. Sólo es cuestión de conocer el color correcto y algunos trucos para aplicarlo.

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Si eres de las suertudas que tienen una ojera que casi ni se nota, con aportarle un poco de luz a la zona será suficiente. Simplemente, escoge un corrector del mismo tono de tu piel y aplícalo.

En cambio, si alrededor de tus ojos predomina el gris, tu aliado debe ser el salmón o rosado. Mezcla un poco de este tono con el de tu color de piel y aplica ambos, juntos, en la zona a disimular. Siempre es mejor escoger texturas ligeras, que sean de fácil aplicación y que puedan esparcirse sin dificultad, con apenas unos golpecitos con las yemas de tus dedos.

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Para quienes pertenecen al grupo de las que siempre lucen cansadas, aunque hayan dormido espléndidamente, el anaranjado es el tono indicado. Por lo general, las dueñas de ojeras violáceas tienen tez oliva, por lo que un naranja les vendrá de maravillas para neutralizar. Mézclalo también con un corrector que vaya con el tono del resto de tu rostro.

Más allá de las ojeras, los correctores nos ayudan a disimular otras pequeñas imperfecciones del rostro como, por ejemplo, los granitos o cicatrices. Para esto, el verde es el mejor aliado.

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Por último, no sólo seleccionar bien el tono es fundamental; aplicarlo de la manera correcta, también. Lo primero que debes saber es que está terminantemente prohibido rellenar la zona de la ojera con el corrector. Lo indicado es, con la ayuda de un pincel, trazar una línea en el surco que va desde el lagrimal y bordea un poco la nariz. Y con la ayuda de pequeños golpecitos, esparcirlo bien.

Antes de terminar, si lo precisas, puedes usar un corrector más claro para la zona del párpado, que muchas veces también está oscura. Y, por supuesto, recuerda sellar todo con polvo volátil.