Ariel López Padilla y el estigma que enfrentó por querer ser bailarín de ballet

MEXICO CITY, MEXICO - JUNE 08: Ariel López Padilla poses for photo during a press conference to present a new season of 'Esta Historia me Suena' TV show on June 8, 2022 in Mexico City, Mexico. (Photo by Medios y Media/Getty Images)
Ariel López Padilla durante la presentación de una nueva temporada de la serie Esta historia me suena en 2022 (Crédito: Medios y Media/Getty Images).

Para quien haya visto la película británica Billy Elliot, el emotivo final es una verdadera belleza (spoiler alert): el padre, un minero en huelga que descubre que su hijo menor se siente atraído por el ballet, lo ve convertido años después en el protagonista de El lago de los cisnes y queda cautivado ante su perfecta ejecución. Algo similar a lo que vivió el ficticio 'Jackie Elliot' debió experimentar el padre del actor Ariel López Padilla quien por años se negó a la idea de que su hijo se convirtiera en bailarín de ballet.

Décadas antes de que lo conociéramos como 'don Carlos Andrés Francisco Alcázar y Valle Montiel' de Corazón salvaje o 'Enrique Bernal' de Soñadoras, López Padilla fue una de las jóvenes promesas del ballet clásico y cuya pasión lo llevó a ser el primer mexicano en el sexto concurso internacional para formar parte del Teatro Bolshoi de la extinta Unión Soviética.

La sensibilidad a las artes se la debe a su familia. "Tuve la suerte que en mi padre había vena artística, pues fue pintor y escultor, además de médico; tengo tíos artistas, maestros de la escuela de San Carlos", así su primer acercamiento fue con las artes plásticas, con la escultura, "pero cuando me di cuenta de que la danza era una prolongación de las artes plásticas quedé fascinado", dijo en una entrevista con El mañana en 2022.

A sus 16 años decidió que esta era su vocación, pero al comunicársela a su padre, este no lo aceptó. "Cuando le dije 'quiero ser bailarín' me dijo 'ahí está la puerta, que te vaya bien, mucho gusto'. Mi papá me dejó de hablar casi 10 años por el ballet, no me corrió prácticamente de la casa, me dejó de hablar, entonces la atmósfera era muy enrarecida", contó en el programa +Noche + Íntimo un año antes.

Quien estuvo a su lado fue su madre, quien en su juventud deseó ser bailarina, y un hermano de ella que sí lo logró e incluso pasó un tiempo en la Unión Soviética estudiando la disciplina, "(este) se enamoró de una bailarina del Bolshoi, estoy hablando de los años 60, pero fue amor de Romeo y Julieta que nunca pudieron estar juntos porque ella no podía salir y mi tío no podía estar en la Unión Soviética. De hecho ella se suicida, es muy trágica la historia, la 'tía Tania' como le decíamos".

Estudió en las mejores academias de Guadalajara (su ciudad natal) y en la Joffrey Ballet Company de Nueva York como becario, para posteriormente ingresar como bailarín al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en Ciudad de México. En la capital mexicana lo becaron en el Sistema Nacional para la Enseñanza Profesional de la Danza y los últimos dos años se fue de intercambio a la extinta URSS.

"Cuando yo voy a la Unión Soviética todo fue muy mágico, yo quería algo, me ocurrían cosas como si la 'tía Tania' estuviera con las... yo sí creo en esas presencias; (...) fui el primer bailarín mexicano en el Bolshoi, fui a abrir camino; después vino Isaac Hernández, vino una nueva generación que yo me siento como que sí era importante abrir camino, atreverse", dijo en el programa de Israel Jaitovich.

Una vez de regreso el divorcio de sus padres lo sorprendió y su padre intentó hablar del tema con él. "Cuando yo regreso, mi papá se divorció de mi mamá y me decía 'quiero platicar contigo, porque...', yo decía 'ya me va a soltar el choro del divorcio' y le dije '¿sabes qué?, no puedo, tengo función en la isleta Chapultepec' —que ahí se hacía El lago de los cisnes— 'voy a interpretar al personaje del 'príncipe Sigfrido', ¿cuántos boletos quieres?'". Solo entregó uno.

La noche de la función llegó y López Padilla se presentó. "Sales, pierdes hasta dos o tres kilos en una función porque cargas bailarinas, el frío, sales todo escurrido, (y mi padre) me dice 'perdóname', yo dije 'pues bueno, lo que tú hayas decidido con mi mamá de divorciarse, de separarse, pues es de ustedes', 'no, perdóname, cuando me dijiste que querías ser bailarín, nunca me imaginé que era esto'". Finalmente había comprendido la vocación de su hijo.

El actor cree que la oposición de su padre se debió a la ignorancia y estigmas asociados a la disciplina. "No había celulares que tú dijeras 'oye, papá, quiero ser bailarín', ahorita en un celular pones 'ballet' y te sale Iván Vasiliev...", por ejemplo.

Todavía no hay la cultura que quisiéramos para que se vea como un arte en México y tenemos grandes exponentes, hay muy buenos bailarines que todos se van porque además aquí no les llegan a pagar, no tienen garantías, pero el tema es ese, que como como artista tienes una evolución.Ariel López Padilla

Su carrera se vio ligeramente truncada precisamente por la falta de apoyo en México y se enfrentó a otra realidad.

"Cuando yo regreso de la Unión Soviética en el 89 dije '¿qué sigue?', porque además yo creí que me iban a recibir en el aeropuerto así de flashazos, ¡nada!, al contrario, me castigaron, me mandaron a hacer óperas y obras infantiles, '¿qué hice mal?', pero con mucha rivalidad de '¿cómo te atreves a soñar?'", contó.

Para su suerte, comenzaba a gestarse el montaje del musical Cats con la misma producción de Andrew Lloyd, "estuvo Susana Zabaleta, Enrique del Olmo, María del Sol, Lilia Sixtos, Manuel Landeta, era una súper producción y dije 'puede ser algo que me aliviane un poco mi frustración después de haber estado en el Bolshoi', imagínate, ver esos monstruos, esos bailarines, ese teatro, maestros para cada... casi casi eran clases particulares. Dije, 'bueno, voy a adaptar a mi realidad'".

Antes de su debut en el teatro musical, le llegó una oportunidad para presentarse en Doctor Cándido Pérez con Jorge Ortiz de Pinedo y Nuria Bages; hasta comenzar a tomar clases de actuación en Televisa y finalmente convertirse en actor.

Ariel no ha abandonado el ballet del todo, en ocasiones imparte algunas master classes y pláticas en las que comparte su experiencia tras haber pisado importantes escenarios del mundo como bailarín.

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