Arman fiesta divina amando al prójimo

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 16 (EL UNIVERSAL).- Horacio Villalobos es conocido por ser un comunicador muy crítico con la sociedad e, incluso, con la religión; pero eso no significa que no tenga una buena relación con Jesucristo.

"Yo creo que sí nos llevamos bien, porque además cada viernes hablo de él", dice en entrevista, en referencia a Un acto de Dios, obra de David Javerbaum, un exguionista de The daily show, que el actor trajo al Teatro Xola, en México.

"Me ha convertido en una persona más empática y me ha hecho divertirme muchísimo; es una obra que tiene una investigación muy profunda de las Sagradas Escrituras y las pone de una manera muy simpática, muy entendible y muy reflexiva", considera.

El también conductor, al lado de Carlos Rangel Manigüis y Daniel Vives Ego Supermana, han prestado sus cuerpos durante más de 300 funciones para que Dios y sus arcángeles Miguel y Gabriel hablen a través de ellos al público, con los que hacen una revisión de los mandamientos originales, planteando nuevos, que incluyen temas como la tolerancia y la hipocresía.

Pero para Villalobos, el más importante es el último que dejó el propio Jesús: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

"Lo que considero que dice este mandamiento es amarnos en plenitud, aceptarnos como somos, querernos y ser empáticos con los demás; si lo lográramos, estaríamos del otro lado, y hablo de todo: de la misoginia, la homofobia, la xenofobia, el antisemitismo... todo eso demuestra que no amamos al prójimo como a nosotros; dos guerras actualmente, la división en las campañas (electorales)... todo eso lo deberíamos tomar en cuenta".

Una fiesta como Dios manda

Horacio acepta que, a pesar de la alegría que traerá desde hoy el inicio de las Posadas, a veces es medio Grinch, ya que no siempre son tiempos felices para él.

"Es una época en que estamos todos muy sensibles, de cierre de ciclos, donde mucha gente decide terminar una relación o abandonar un trabajo; es una época donde la sociedad te motiva a que estés muy alegre, pero no todo mundo lo consigue, por eso me parece agridulce".

Aún así, de lo que más disfruta Horacio es de las cenas de Navidad, además de la lasaña vegetariana que hace su mamá y el pudín de malvaviscos, es tener a sus sobrinitos jugando alrededor, ya que piensa que ellos dan ese toque ideal de inocencia e ilusión.

Antes de que llegue el 24 de diciembre, el actor organiza una cena con su familia elegida, es decir, con sus mejores amigos, entre los que además de la Supermana y Manigüis, están Pilar Boliver, Rocío Banquells, Julissa, Sylvia Pasquel, entre otros; reunión que se prolonga hasta altas horas, entre charlas y bromas, por lo que cree que muchos pagarían por estar ahí.

"Le agradezco públicamente a Horacio que la organiza, porque sí es una friega, porque digo, sencillos los invitados no somos; sí son de '¿cómo te atreves a darme esto?' De aventar pan y todo. No, una cosa horrible —bromea Manigüis—, pero no saben qué bien nos la pasamos".

Algo que no puede faltar en las fiestas son los intercambios, pero a los tres no siempre les ha ido bien; por ejemplo, a la Supermana no le gustan los suéteres, sobre todo los navideños, pero le han tocado.

"A mí sí los ugly sweaters me fascinan, me parecen padrísimos y divertidos, me encantan y tengo varios. El peor regalo de Navidad fueron unos chocolates que me dieron que fueron un roperazo, porque estaban rancios", cuenta Horacio.

"Un familiar me dio, durante cuatro años, la misma pijama, el mismo color y la misma marca; la segunda ocasión dices: 'bueno, está bien', pero la tercera es de, 'No, ¿la misma?', y la cuarta sí quería aventársela a la cara", dice Manigüis.

También guardan en su memoria momentos inolvidables en estas fechas, como cuando la Supermana descubrió que su mamá era ayudante de los Reyes Magos, ya que le dejó una nota junto a sus juguetes y, cuando leyó el mensaje, pensó: "ay, escriben igual que ella".

O lo que le sucedió a Manigüis: "Uno de mis mejores días de Reyes fue cuando me trajeron una gran cantidad de juguetes y, con los años, descubrí que esa ocasión fue justo cuando mis papás estaban en un gran conflicto, porque estaban a punto de separarse y estaban compitiendo a ver quién me compraba más regalos".

Ha habido ocasiones en que les ha tocado trabajar en Navidad y Año Nuevo, ya sea haciendo una obra o conduciendo un evento, pero Horacio los considera una especie de bendición que pasa junto a una más de sus familias.