El ashram-museo de Gandhi que preserva y difunde su legado de la no violencia en India

Ahmedabad (India), 21 sep (EFE).- Una sencilla casa a la ribera del río Sabarmati en la ciudad de Ahmedabad, en el occidente de la India, acogió a Mahatma Gandhi durante trece años. De este lugar, hoy museo, partió su recorrido de casi 400 kilómetros a pie para rebelarse contra el imperio británico y juró no regresar hasta conseguir la independencia del país, lograda finalmente en 1947.

El monasterio, forjado por el líder pacifista indio en los años 20, fue creado para ser una institución para la búsqueda de la verdad y a la vez centro de aprendizaje para seguidores de la idea de la no violencia que ayudarían casi tres décadas más tarde a asegurar la independencia de la India.

Gandhi salió del ashram el 12 de marzo de 1930 y nunca tuvo la oportunidad de regresar a su refugio ya que fue asesinado el 30 de enero de 1948, unos meses después de lograr la independencia.

Ashram Sabarmati buscaba una nueva construcción social de verdad y no violencia que ayudaría a revolucionar el patrón colonial.

En este espacio había "reglas estrictas" de convivencia, rezo y alimentación, según cuenta a EFE el director de este centro de preservación Shri Atul Pandya, cuando se celebra el Día Internacional de la Paz.

Actualmente, más de 3.000 personas visitan diariamente este lugar emblemático -un 30% extranjeros-, al que hay que entrar descalzo y donde recibe Tata, una anciana que enseña a utilizar una rueca para producir algodón, que el líder indio usaba todos los días para relajarse y que incorporó en las familias de la zona para que pudieran producir su propia ropa.

"Entiendo mi vida porque entiendo la vida de Gandhi", narra a EFE esta mujer, quien pacientemente saluda a todos los visitantes, les invita a sentarse con ellos frente a la rueca y les explica cómo hilar el algodón.

Esta anciana tranquila explica que el líder indio introdujo esta herramienta con dos objetivos, generar prosperidad en la comunidad a través de la propia producción de algodón y a su vez ofrecer un instrumento de meditación para sus miembros.

"Gandhi decía que si todos teníamos manos, todos podíamos ayudar. Para los demás también era para generar rutina, también algo bueno para la mente, para reconectar con uno mismo", apunta.

UN MUSEO PARA "VIVIR LA EXPERIENCIA" DE GANDHI

Dentro del ashram-museo puede verse la mesa en la que Gandhi escribió numerosas cartas, pensamientos, notas o discursos. Junto a ella la rueca original con la que el pacifista meditaba, también la austera decoración de su despacho o la cocina con algunos utensilios de la época y otras réplicas.

Asimismo, mientras se pasea pueden leerse algunos escritos del pensador que hoy están en las paredes así como una cronología temporal con los eventos más importantes de su vida y la lucha por la independencia india.

"Aquí protegemos el patrimonio físico, por supuesto, el edificio y las zonas contiguas donde Gandhi vivió durante 13 años (de 1917 a 1930), además tenemos muchos manuscritos de la época que nuestro equipo de archivo cuida e investiga, es una forma de preservar su legado", dice el director del centro.

Pero Pandya aclara que el objetivo principal es otro: ofrecer "inspiración".

"Intentamos dar información, pero esto no es la Universidad, este es un lugar para dar inspiración, mucha gente viene por la experiencia, este es el sitio para vivir la experiencia de donde Gandhi vivió", matiza.

EL EJEMPLO DE GANDHI EN EL FUTURO

El responsable del museo cree que el modelo del pacifista sigue vigente ante los grandes desafíos que enfrenta la humanidad.

"En el mundo hay mucha gente que lucha contra los extremismos o el cambio climático y miran hacia Gandhi, si queremos vivir en un mundo sostenible tenemos que seguir sus ideas", enfatiza.

Entre los que se siente inspirados está Tata, quien "conecta con su llamada" y gracias a su ejemplo logra entender "el significado real de la vida" y "la profundidad de la verdad".

Para Suyera, un joven de apenas catorce años, el líder "fue un hombre de verdad" por "todo lo que hizo en su vida".

Y aunque reconoce que no sabe "mucho de él", se muestra satisfecho por haber visitado el museo junto a su familia: "hoy he aprendido que la violencia no es la respuesta para todo".

Macarena Soto

(c) Agencia EFE