¡Atenta a los tóxicos que adelantan tu menopausia!
Existen sustancias químicas que pueden provocar menopausia precoz, reducción de la fertilidad o cáncer de mama, además de aumentar el riesgo de patologías crónicas, como dolencias cardiovasculares. Estas sustancias se encuentran en productos que consumimos a diario, tanto para comer como para nuestro aseo o bienestar físico. De hecho, se ha estudiado el efecto de contaminantes ambientales típicos en la progresión del envejecimiento ovárico, incluyendo datos epidemiológicos en humanos y modelos experimentales en roedores. Se ha visto que la exposición a estos tóxicos, tanto a los persistentes persistente como no persistentes, puede aumentar el riesgo de envejecimiento ovárico, lo que provocaría una disminución de la reserva ovárica, una disminución de la fertilidad, irregularidades del ciclo menstrual y adelantar la menopausia, como decíamos. Saber cuáles son para prevenir al máximo la exposición nos ayudará a mejorar nuestra salud fisica y reproductiva. Varios expertos nos lo cuentan.
¿Qué son los tóxicos que pueden adelantar la menopausia?
Estos tóxicos de los que hablamos se denominandisruptores endocrinos (EDC)y "son sustancias químicas exógenas capaces de actuar como hormonas y, por lo tanto, de interferir en los procesos en los que intervienen las hormonas, de forma que generan desequilibrios hormonales que pueden desencadenar daños en el sistema reproductor y en el sistema inmunitario, así como alteraciones del sistema neurológico o dolencias metabólicas e incluso cáncer", alerta Marta Massip, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud y directora del diploma de experto de Nutrición y Estilos de Vida Saludables de la Mujer de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Algunos de estos disruptores se acumulan en el tejido adiposo de manera permanente, lo que afecta especialmente a las mujeres. "Por sus características hormonales, por la mayor presencia de tejido adiposo en su cuerpo y por sus roles profesionales y sociales, las mujeres suelen ser más vulnerables a la exposición a los EDC", explica Massip.
Por otro lado, continúa la experta, "no hay datos concretos sobre el tiempo de exposición y el daño, porque, además, no todos los organismos responden de igual manera. Por motivos diversos, algunas mujeres pueden ser más vulnerables que otras. Sería el caso de mujeres con predisposición genética a determinadas patologías endocrinas o ginecológicas. Pero, aplicando el principio de precaución,minimizar la exposición sin llegar a obsesionarse es lo más conveniente en todos los casos", señala Massip.
¿Dónde se encuentran estos tóxicos?
En el ámbito de la alimentación, los EDC más comunes según esta experta son: los pesticidas, que se encuentran, sobre todo, en la piel de frutas y verduras; los metales pesados, que se encuentran en pescado de tamaño grande y de elevado contenido en grasa, como el atún, y los ftalatos, el bisfenol A (BPA) y los compuestos fluorados, presentes en muchos recipientes y utensilios de cocina, como en el recubrimiento de las latas de conserva o bebidas, en las fiambreras y las botellas, o en el recubrimiento antiadherente de las sartenes. Hay más. Estos son los principales identificados:
Bisfenol A (BPA). Plásticos (botellas, envases de alimentos), resinas epoxi (revestimientos de latas de alimentos y bebidas), recibos de papel térmico.
Ftalatos. Plásticos (PVC), productos de cuidado personal (champús, perfumes, cosméticos), juguetes, envases de alimentos, revestimientos de tabletas farmacéuticas.
Parabenos. Productos de cuidado personal (lociones, cremas, desodorantes, champús), productos farmacéuticos y algunos alimentos procesados.
Triclosán. Productos antibacterianos (jabones, pastas de dientes, desinfectantes de manos), algunos cosméticos y ropa tratada con antimicrobianos.
Alquilfenoles (como el nonilfenol y el octilfenol). Detergentes industriales y domésticos, aditivos plásticos, productos de limpieza y algunos pesticidas.
Policlorobifenilos (PCBs). Equipos eléctricos (transformadores y condensadores), fluidos hidráulicos, plaguicidas, productos industriales.
Dioxinas. Procesos industriales (quema de residuos, producción de ciertos herbicidas y pesticidas), alimentos (especialmente carnes y productos lácteos).
Pesticidas organoclorados (como el DDT). Pesticidas usados en agricultura y control de vectores, contaminación ambiental, alimentos contaminados.
Metales pesados (como el plomo, mercurio, cadmio). Emisiones industriales, plomería antigua, baterías, termómetros, algunos productos cosméticos.
Retardantes de llama bromados (PBDEs). Muebles con relleno de espuma, productos electrónicos, textiles tratados con retardantes de llama.
Principales dolencias que provocan
"No hay síntomas específicos, pero ante cualquier irregularidad en el ciclo menstrual o si existen problemas para concebir, hay que consultar a un especialista y paralelamente mejorar nuestro estilo de vida. Esto incluiría llevar una alimentación adecuada y saludable, actividad física regular, descanso adecuado y, por supuesto, reducir la exposición a tóxicos", responde Massip.
Y es que varios estudios e informes, como la revisión de 2023 del estudioEndocrine-disrupting chemicals and endocrine neoplasia: A forty-year systematic review o el informeState of the Science of Endocrine Disrupting Chemicals - 2012 de la World Health Organization y el Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PNUMA), sitúan los EDC detrás de dolencias de prevalencia elevada y que afectan de manera muy significativa a la calidad de vida de las mujeres. Por ejemplo, en la edad reproductiva, la exposición a EDC, especialmente durante el desarrollo uterino, estaría relacionada con pubertad precoz, reducción de la fertilidad, problemas durante el embarazo, cáncer de mama, endometriosis y síndrome de ovario poliquístico, entre otras. "Además, también produce modificaciones epigenéticas que alteran la función génica, lo que provoca potencialmente efectos intergeneracionales en la descendencia", añade Massip.
De entre todos estos problemas de salud de las mujeres, los que tienen una mayor prevalencia en edad reproductiva son la endometriosis y el síndrome de ovario poliquístico (SOP), y parece que los EDC pueden contribuir a su desarrollo o su progresión. "La endometriosis es un trastorno que se produce cuando el tejido uterino crece fuera del útero (generalmente, en la cavidad abdominal), lo que ocasiona dolor crónico, menstruaciones incapacitantes e infertilidad", apunta la profesora de la UOC. La exposición a EDC como el BPA, los ftalatos, los plaguicidas organoclorados, las dioxinas y los bifenilos polibromados y policlorados está relacionada con el desarrollo y la progresión de esta enfermedad.
En cuanto al SOP, es una alteración del sistema endocrino que se caracteriza por provocar problemas de anovulación, menstruales, de infertilidad, de hirsutismo y de obesidad, además de síndrome metabólico. "Varios estudios ponen de manifiesto la relación entre estos problemas y la exposición a BPA y ftalatos", sostiene Massip.
Pero la exposición a ciertos EDC no solo afecta a las mujeres en edad reproductiva, sino que también puede incidir en la menopausia, como comentábamos al principio. "No podemos decir que hay determinados disruptores endocrinos exclusivamente vinculados a la menopausia, pero, por ejemplo, los que se han estudiado que impactan en el envejecimiento ovárico serían algunos disruptores persistentes como: dioxinas, pesticidas organoclorados, PFAS, PCB y de los no-persistentes: ftalatos, triclosán, BPA o parabenos", indica Massip. Además, añade que en mujeres con menopausia fisiológica, algunos EDC se han asociado con una mayor frecuencia de síntomas vasomotores, como los sofocos, y un mayor riesgo de patologías crónicas, como dolencias cardiovasculares, osteoporosis, diabetes y depresión.
Cómo se puede evitar
Lo primero que hay que tener claro, según Massip, es que no hay un nivel de exposición seguro: "La exposición simultánea y constante a diferentes EDC hace que estos puedan actuar conjuntamente y produzcan efectos negativos sinérgicos o aditivos". Teniendo en cuenta esta premisa y que tampoco es posible 'escapar' del todo de los EDC, la profesora de la UOC da algunas estrategias para intentar minimizar la exposición diaria vía ingesta:
Sustituir los recipientes de plástico por recipientes de vidrio. Almacenar los alimentos y las bebidas en vidrio.
No calentar comida en recipientes de plástico ni reutilizar dichos recipientes. Esto evita la transferencia de EDC a los alimentos.
Utilizar sartenes y recipientes de cocción de materiales como el acero inoxidable. Estos materiales no liberan EDC.
Reducir la ingesta de comida procesada y enlatada. Optar por alimentos frescos.
Optar por alimentos con certificación ecológica. La regulación de pesticidas es más estricta.
Optar por pescado de tamaño más pequeño. Menos bioacumulación de metales pesados y otros contaminantes.
"Estas medidas tienen un impacto positivo en la salud de la población en general y de las mujeres en particular", explica Massip, y añade que también es clave mantener un peso adecuado y estable. "Algunos de los EDC se acumulan de manera permanente en el tejido adiposo; por lo tanto, los periodos recurrentes de adelgazamiento-engorde pueden movilizar los EDC inmovilizados en el tejido adiposo".
También en la cosmética y los juguetes
Pero estos tóxicos no solo se encuentran en el sector de la alimentación. "Por ejemplo, los ftalatos están presentes en algunos juguetes y actúan dañando el ADN de los espermatozoides", explica Guillem Cuatrecasas, médico y profesor colaborador del diploma de experto de Nutrición y Estilos de Vida Saludables de la Mujer de la UOC.
También hay EDC en la cosmética (pintalabios, cremas, máscaras faciales, perfumes, agua de colonia, etc.), en los productos de limpieza del cabello, en los productos para el cuidado de los dientes y la boca o en los pintauñas. "Como consumidores, tenemos que ser conscientes de lo que compramos y utilizamos. Pequeños cambios en el día a día pueden reducir nuestra exposición a los EDC", concluye Cuatrecasas.