Autoproducción de drogas en México: La historia de Rafael, el 'Breaking Bad' mexicano
En la vibrante Ciudad de México, Rafael, un joven estudiante de química de 25 años, decidió enfrentar al narcotráfico de una manera poco convencional: produciendo sus propias drogas sintéticas en casa.
Optando por el anonimato por razones de seguridad, 'Rafael', así quiso ser llamado en entrevista con el diario Milenio, convirtió su pequeña recámara en la colonia Narvarte en un laboratorio improvisado que desafía no solo a las mafias, sino también al sistema como lo conocemos.
Inspirado en parte por 'Breaking Bad', la exitosísima serie donde un profesor de química se convierte en un fabricante de metanfetamina, Rafael no busca dinero ni fama, sino abrir el debate sobre la legalización total de los estupefacientes y romper con el control que los cárteles ejercen sobre estas sustancias.
Un laboratorio casero con un propósito claro
Entre pipetas, tubos de ensayo y otros utensilios básicos, Rafael trabaja en su laboratorio casero, que, aunque rudimentario, refleja su compromiso con su misión.
Vestido de manera sencilla, Rafael mezcla ciencia con activismo. Como estudiante de sexto semestre en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), su conocimiento técnico le ha permitido desarrollar esta iniciativa que, según él, es mucho más que una simple acción de rebeldía.
"Esto no se trata de ganar dinero ni de competir con las mafias. Es una manera de tomar el control de lo que consumo y de no alimentar un sistema que perpetúa la violencia en nuestro país", comentó Rafael al diario Milenio.
La lucha ideológica detrás de las sustancias
A diferencia de Walter White, el personaje ficticio que buscaba dinero para asegurar el futuro de su familia, Rafael tiene un objetivo ideológico: demostrar que las políticas actuales contra las drogas están fallando. Para él, la legalización no solo reduciría la violencia, sino que también brindaría un enfoque más humano al problema del consumo.
En la misma entrevista, citó al profesor canadiense Bruce Alexander y su conocido experimento sobre adicción en ratas, diciendo: "Cuando tienen acceso a comida, compañía y entretenimiento, las ratas no se vuelven adictas. Lo mismo pasa con los humanos. No es la sustancia, es el contexto".
Activismo desde la curiosidad científica
La relación de Rafael con las drogas no empezó como un acto de consumo, sino como una curiosidad académica. Desde los 11 años, cuando escuchó sobre marchas pro-cannabis en otros países, comenzó a investigar el tema.
A los 13, tuvo su primera experiencia con sustancias, experimentando efectos psicotrópicos que lo llevaron a interesarse aún más en la química detrás de estas.
Con el tiempo, este interés evolucionó en un activismo consciente, alimentado por su educación formal y su deseo de entender y transformar la percepción de las drogas en la sociedad.
Un desafío al sistema establecido
Aunque su producción es mínima y destinada exclusivamente al consumo personal, Rafael es consciente de que su decisión es una declaración política. Al autoproducir sus drogas, evita participar en el sistema que permite a las mafias y a las grandes farmacéuticas controlar la oferta de estas sustancias.
"Esto es un acto de resistencia, no de negocio", aclara Rafael. Su historia pone en evidencia la necesidad de explorar enfoques alternativos en el manejo de las drogas, especialmente en un país donde el narcotráfico ha cobrado tantas vidas.
Un nuevo capítulo en el debate sobre la legalización
La postura de Rafael reaviva el debate sobre la legalización de las drogas en México. Por un lado, están quienes creen que regular estas sustancias podría debilitar a los cárteles; por otro, están los que temen que esto incremente los problemas de salud pública. Sin embargo, su caso es un ejemplo tangible de cómo el autoconsumo regulado podría plantearse como una alternativa.
Aunque su laboratorio casero en la Narvarte no se compara con las instalaciones de Breaking Bad, su historia, publicada originalmente por Milenio, representa otra óptica sobre cómo las personas pueden enfrentar un sistema que consideran ineficaz.
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