Axolo-tlali, el sitio de conservación que rescata y le da hogar a los ajolotes abandonados

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Cerca del cauce de un gran río rodeado de árboles enormes, vegetación nativa y fauna residente como aves, serpientes, tlacuaches, cacomixtles y animales domésticos, se encuentra la Fundación Axolo-tlali A. C., un sitio de conservación que fundó la bióloga Ana Citlali Vargas Gómez para atender y rescatar a los ajolotes que tanto ella como pobladores encuentran en la zona.

El municipio de Tepotzotlán en el Estado de México es uno de los 10 pueblos mágicos en la entidad, conocido por su basta historia virreinal, pero también por ser parte del hábitat para los ajolotes. 

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A sólo 40 minutos del centro histórico de la cabecera municipal y pasando la presa Requena rumbo a la comunidad Cañada de Madero, se encuentra la Fundación Axolo-tali, el hogar de los ajolotes.

Ana Citlali Vargas Gómez comenzó a liderar el proyecto en 2015, cuando inició con la conservación del ajolote mexicano (ambystoma mexicanum) con solo cuatro ejemplares cuando su mamá llegó a casa con ellos para protegerlos. 

Fue a partir de ese momento en que los trabajos de conservación la han llevado a reproducir a más de 500 ajolotes dotados de una diversidad genética con la cual continúa sus investigaciones.

Actualmente, en Axolo-tlali viven 350 ajolotes de la especie Ambystoma mexicanum y entre ellos, ajolotes albinos. En la última semana de septiembre, la bióloga donó cuatro individuos a una escuela para que las infancias aprendan a conservar esta especie a través de la ciencia ciudadana.

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Algunos ajolotes de Axolo-tlali. Foto: Luis Madrid.

Los ajolotes no son mascotas

Las prácticas de conservación que aplica la bióloga sobre estos ejemplares la llevaron a obtener el premio al Mérito Ecológico de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) por sus esfuerzos en la preservación de los cuerpos de agua y especies endémicas.

“La Fundación Axolo-tlali surge por la protección del ajolote. Actualmente sabemos que los ajolotes viven una crisis de extinción muy fuerte y la mayoría de las problemáticas son por efecto humano: por contaminación del aire, por introducción de especies, por saqueo de los ajolotes”, advierte Ana Citlali Vargas Gómez en entrevista con Animal MX.

La experta añade que otra de las amenazas actuales que le preocupan sobre los ajolotes, es la compra indiscriminada de esta especie. 

“Las personas adquieren un ajolote como mascota y en algún futuro lo llegan a abandonar porque no pudieron darle los cuidados adecuados, la alimentación es complicada o porque no tienen tiempo para ellos”, explica.

Vargas Gómez agrega que, hoy día, los ajolotes enfrentan el abandono de sus propietarios que no supieron cuidarlos pese a encontrarse en peligro de extinción. 

“También por eso existe Axolo-tlali, para darle [a los ajolotes] una mejor calidad de vida y poder traerlos aquí, a esos [ejemplares] que ya no tienen alguna oportunidad de que sus cuidadores sigan cuidandolos”, denuncia.

Ajolotes rescatados y protegidos

La Fundación Axolo-tlali nació en el 2023 cuando contaba con solo cuatro ejemplares. Con el tiempo, Citlali Vargas ha dado hogar a más ajolotes, incluso algunos que son rescatados del drenaje por los pobladores que al saber del sitio de conservación, los llevan ahí para que reciban atención y cuidados necesarios.

Una parte de la población de ajolotes que llegan a la fundación ocurre por donaciones porque las personas ya no pueden cuidar de ellos. 

“Recordemos que anteriormente [el ajolote mexicano] no sólo habitaba en Xochimilco. Antes, esta especie habitaba en lo que era el gran lago que estaba en la Ciudad de México. Incluso, hay reportes de que ese ajolote llegaba a habitar en esta parte del Estado de México”, añade.

Otro de los problemas que ha detectado es que cuando las personas compran ajolotes, los ejemplares se reproducen y a las crías ya no pueden cuidarlas.

Como parte de los rescates que realizan los habitantes de Tepotzotlán, cuenta la bióloga que muy cerca de la comunidad se encuentra un canal de riego que en ocasiones se abre para el riego de las milpas. 

“Ese canal de riego viene de Villa del Carbón y también tiene una especie silvestre de ajolotes, entonces, algunos de los ajolotes que llegan por rescate vienen, suponemos, de esa parte”, añade Citlali Vargas.

En México, la NOM-059-SEMARNAT-2010 asignó al ambystoma mexicanum la categoría de especie En Peligro de Extinción (P). Por su parte, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) categorizó a este ejemplar en Peligro Crítico (Cr). Finalmente, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES) sitúa a este ejemplar en el Apéndice II.

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Ana Citlali Vargas Gómez, fundadora de Axolo-tlali. Foto: Luis Madrid.

El clima ideal para vivir en cautiverio

Para los ajolotes, el clima de Tepotzotlán es idóneo para vivir en cautiverio. De acuerdo con la bióloga, el ambiente que predomina en el municipio es una zona templada que beneficia a estos ejemplares.

“Los ajolotes son de zonas templadas donde la temperatura no es muy calurosa y eso ayuda mucho a que se asienten muy bien aquí. Otra de las características es la calidad del agua. Como sabemos, los ajolotes son muy sensibles como todos los anfibios a la temperatura, al cloro y a los contaminantes que hay en el agua”, informa Vargas Gómez.

Ante estas características, en Tepotzotlán el agua aún está muy limpia, hay manantiales y la distribución geográfica de la región ayuda mucho a que los ajolotes puedan estar en cautiverio porque la temperatura es la adecuada.

“Recordemos que en años anteriores el ajolote se distribuía aquí de manera natural. En esta zona el ajolote dejó de existir por la introducción de especies, se liberaron carpas en los sistemas acuáticos que depredaron a los ajolotes. En general, las condiciones climáticas y la calidad del agua siguen siendo las ideales para ellos”, enfatizó.

Cuenta la bióloga que en el municipio, a lo largo del año, el clima es templado y es muy raro que sea muy caluroso. Al ser una zona boscosa, la temperatura se mantiene muy estable. Incluso, con las lluvias que lo caracterizan, permite que la temperatura se mantenga baja y “eso lo que le gusta a los ajolotes”, señala la experta.

¿Cómo atienden a los ajolotes que rescatan?

Las personas suelen encontrar a los ajolotes en remanentes de agua, charcas y riachuelos. Otros reportes de habitantes señalan ver a estos ejemplares en la Presa de la Concepción, que está muy cerca de la Fundación Axolo-tali.

“Cuando ven a los ajolotes enfermos o lastimados es cuando deciden llevarlos a la fundación”, señala la fundadora del sitio de conservación. 

Una vez que reciben a los ajolotes, lo primero que realizan es un diagnóstico de salud general para analizar si tienen alguna infección en la piel, un hongo o síntomas de deficiencia nutricional.

En caso de detectar alguna infección, ésta es tratada y se mantienen en algún lugar aislado en cuarentena para evitar que se contagien los demás ajolotes del sitio de conservación. 

“Con el tiempo, si la evolución es positiva en los ajolotes, comenzamos a introducirlos con los demás ajolotes”, señala.

Sobre la alimentación de los ajolotes, la bióloga dijo que esta resulta ser un poco rara porque son animales muy especiales. Por ello, se recomienda alimentarlos solo con presas vivas porque ellos detectan a sus presas por el movimiento.

“Si la presa no se mueve, el ajolote no va a detectar que esa es una presa potencial. Entonces, probablemente nunca va a consumir lo que le estemos poniendo en el agua. Entre la alimentación recomendada están los charales y pequeñas lombrices”, explica. 

A través de reportes e investigación, señala la bióloga que las lombrices son una buena fuente de proteína. Tienen poca grasa y cuentan con nutrientes que ayudan a que los ajolotes estén sanos.

En la Fundación Axolo-tlali, la experta tiene un espacio dedicado a la composta de residuos orgánicos con residuos de fruta, comida, tierra y hojarasca para producir lombrices que, al mismo tiempo, se convierten en el alimentos de los ajolotes.

“Es el alimento ideal para los ajolotes. Primero, porque tenemos una base científica que lo está diciendo y segundo, porque es un alimento que se puede producir muy fácilmente. Lo que tratamos de hacer aquí es introducir el alimento que le damos a los ajolotes y de esa manera nos aseguramos de que no trae patógenos o bacterias que le puedan hacer daño”, señala.

La lombricomposta reduce los costos de mantenimiento de los ajolotes al producir todo el alimento en casa y aunque, en un inicio, fue complicado porque los ajolotes que vienen rescatados están acostumbrados a otro tipo de alimentación y con el tiempo se acostumbran. 

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Uno de los ajolotes de Axolo-tlali. Foto: Luis Madrid.

Un ajolotario que busca expandirse

Para continuar con los trabajos de conservación, Ana Citlali Vargas Gomez planea mejorar la infraestructura del centro de conservación para los 350 ajolotes que lo habitan.

Para hacerlo inició la campaña Apoyando la conservación del ajolote, un proyecto que impulsa la Fundación Axolo-tlali para realizar mejoras a sus instalaciones e infraestructura para abrir las puertas a más visitantes. 

En la campaña de recaudación de fondos a través de la plataforma en línea GoFundMe las personas que deseen apoyar este proyecto pueden hacerlo con la cantidad que deseen, incluso desde los cien pesos.

Vargas Gómez considera importante comenzar a conocer la biodiversidad mexicana. En el caso del ajolote, señala, generalmente imaginamos que es solo axolotl; sin embargo, existen 18 especies distribuidas en todo México, algunas más conocidas que otras.

“Gracias al ajolote de Xochimilco, las personas saben qué es un ajolote y creo que es el momento que empecemos a apoyar la conservación de otras especies que están igual de vulnerables (…) y que ni siquiera tenemos un acervo genético y que si se extinguen en vida silvestre, no podremos tenerlo y es algo que desafortunadamente no estamos haciendo”, advierte.

Ante esto, la bióloga hace un llamado para tener opciones conservación viables para las especies que viven en vida silvestre o, de igual forma, apoyar a los pobladores que tratan de conservar a sus especies que no tienen los medios, conocimiento y recursos para hacerlo.

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Ana Citlali Vargas Gómez en Axolo-tlali. Foto: Luis Madrid.

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