Band of Horses vuelve a las fuentes y suena otra vez convincente

Band of Horses está de vuelta con Things Are Great
Barry Brecheisen

Artista: Band of Horses. Álbum: Things Are Great. Temas: “Warning Sings”, “Crutch”, “Tragedy of the Commons”, “In The Hard Times”, “In Need of Repair”, “Aftermath”, “Lights”, “Ice Night We’re Having”, “You Are Nice to Me”, “Coalinga”. Edición: BMG. Nuestra opinión: muy bueno.

En la música pop sobran las paradojas. Y en este nuevo disco de Band of Horses ni hablar: una alineación renovada para volver al sonido de los inicios, luego de casi seis años sin pisar un estudio, y un repertorio energizante y luminoso que no parece reflejar en nada las vivencias de Ben Bridwell, torturado por un divorcio complicado y una larga pelea legal por la custodia de sus cuatro hijas. Nadie hubiera imaginado este resultado con esos antecedentes. Pero sí, Things Are Great, un título robado a los manuales de autoayuda que cataliza a la perfección el espíritu del álbum, brilla como un sol veraniego y cierra un período algo rutinario que ya estaba durando demasiado.

Luego de tres discos iniciales que colocaron a esta banda de Seattle en el podio de la escena indie internacional con altas valoraciones de la crítica especializada y varias convocatorias para nutrir la programación de festivales masivos, sobrevino una etapa de reiteración y agotamiento que quedó plasmada en dos discos correctos, pero también discretos, en los que ni siquiera ayudaron demasiado los pergaminos de los productores: Mirage Rock (2012), con Glyn Jones -un experto que trabajó con The Who, los Rolling Stones, los Eagles y Eric Clapton- presentó un sonido demasiado pulido, afectado y forzadamente ecléctico, y Why Are You OK (2016), con Jason Lytle (Grandaddy) y nada menos que Rick Rubin como productor ejecutivo, buscó ampliar la paleta cromática del grupo hasta un punto donde su identidad corría el riesgo de difuminarse. Como si la buena performance en los charts de Billboard y la caricia al ego de los Grammy hubiera debilitado el poder de fuego de un proyecto que, siempre circulando dentro de los límites del canon country-rock, había logrado establecer una identidad definida.

Pero esta vez, con el propio Bridwell tomando las riendas del asunto en la grabación (asesorado por un colaborador de lujo, Dave Fridmann, conocido por sus invenciones psicodélicas para Mercury Rev y The Flaming Lips) y la intención manifiesta de volver al terreno que mejor conoce, Band of Horses se sacudió el lastre de los barroquismos y las ambiciones desmedidas. No está mal tenerlas, está claro, pero la fórmula de la reinvención a veces cuaja bien y otras no. Si el terreno de los asuntos personales se pone resbaladizo, habrá pensado Bridwell, mejor pisar en firme por lo menos en el profesional.

El regreso a la fuentes de Band of Horses ha sido entonces una buena idea. Porque las canciones de este disco conservan las dualidades que siempre fueron fortaleza (la fragilidad y la potencia, la frialdad y la calidez, el tono onírico y la capacidad para contar historias terrenales y muy concretas), encapsuladas en melodías realmente inspiradas.

La melodramática voz de Bridwell (que a veces recuerda al exsocio Jason Lytle y otras a James Mercer de The Shins) funciona muy bien tanto en los temas más rockeros -”Warning Signs”, el track de apertura, “Crutch”, el más escuchado en Spotify- como en los pasajes más calmos -”You Are Nice To Me”, que combina una guitarra detonada con pedal fuzz y el rasgueo de un ukelele, o la ensoñadora “Tragedy Of The Commons”-. También cuando los estribillos tienen la grandilocuencia abrasiva y el gancho de “In Need Of Repair”, una especialidad de la casa.

Matt Gentling y Band of Horses en Lollapalooza Chicago, el 1 de agosto de 2021
Barry Brecheisen


Matt Gentling y Band of Horses en Lollapalooza Chicago, el 1 de agosto de 2021 (Barry Brecheisen/)

En ese entorno familiar que Bridwell creó para esta época de cambios internos e inestabilidad general -una pandemia agresiva, una guerra inútil en Europa y la consecuente crisis inflacionaria en todo el mundo- también quedó algún espacio para la exploración. Medida, sin alardear tanto con el atrevimiento, ajustada a la actualidad recién remozada de Band of Horses: “Aftermath” juega ese rol específico con su guiño al post-rock y al mismo tiempo nos señala que quizás haya un futuro con otras aventuras e indagaciones, pero que eso será después de este regreso a casa para recargar las pilas con el combustible de siempre.