Belén Esteban pone de relieve el principal problema de ‘Sálvame’

Belén Esteban, colaboradora de 'Sálvame', asiste a la presentación
Belén Esteban, colaboradora de 'Sálvame', asiste a la presentación "El Mundial De Belen Esteban" en Supermercado Día el 01 de diciembre de 2022 en Madrid, España. (Foto de Borja B. Hojas/Getty Images)

En el año 2015, la malagueña Celia Villalobos, entonces vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, fue pillada jugando al Candy Crush en mitad del Debate del estado de la Nación, mientras presidía el discurso del presidente del Gobierno. Recuerdo esta anécdota porque el pasado miércoles, Belén Esteban se marcó un Villalobos en plena emisión de Sálvame, haciendo más caso al juego de su móvil que a las posibles deslealtades sentimentales del torero José Antonio Canales Rivera que se estaban tratando en ese momento. Podría parecer una anécdota sin importancia, pero rascando en la superficie nos daremos cuenta de que no es así. Y es que Sálvame tiene un grave problema, y la actitud de Belén solo hace ponerlo de manifiesto.

En muchas ocasiones, en estas mismas páginas hemos analizado cómo Sálvame ha perdido el favor de la audiencia, ese con el que contaba antaño. Sus contenidos ya no enganchan al público como lo hacían en años venideros, pero no solo eso. Se tratan asuntos que ya no interesan ni a los propios colaboradores, que prefieren romper caramelitos con su terminal que agitar el avispero y dar buenos momentos al programa.

Belén Esteban es un ejemplo de lo que le sucede al espectador en casa, que igual tiene puesto Sálvame de fondo, como compañía, pero está mucho más interesado en jugar al móvil o mirar las redes sociales que en lo que está pasando en el plató de Telecinco. Las tramas se repiten, una y otra vez, los personajes son los de siempre, no hay nada nuevo bajo el sol, y ni siquiera se esfuerzan mucho en disimular para que así lo parezca. ¿Cuántas veces ha hablado Sálvame de si Canales Rivera ha sido infiel o no a su pareja? No voy a hacer la cuenta, porque me faltarían dedos en las dos manos.

Esta colaboradora se aburre con lo que hace su propio programa, desvía su atención. ¿Cómo querrán entonces que los demás nos enganchemos a los folletines por fascículos que nos ofrece Sálvame cada tarde, desde hace ya casi 15 años? Evidentemente, a la que fuese concursante de Gran Hermano VIP le tiraron de la oreja. “Nada, de verdad, es que estáis aquí con un cachondeo. Que si pijama, que si los huevos colganderos... Pues digo: me echo un Candy”, se justificó ella, quien dejó el móvil casi al momento para reengancharse a los temas. Una llamada de atención que fue muy merecida, pero que entronca con otras que se echan a compañeros como Chelo García-Cortés cuando habla poco durante la tarde, pues el formato necesita y más que nunca poner toda la carne en el asador cada hora, cada minuto.

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Con esta situación, es fácil entender la decisión que Mediaset ha tomado con el programa. A partir del próximo 19 de diciembre, el magacín que presenta Jorge Javier Vázquez, Adela González y tantos otros recortará de forma sustancial su duración: acabará a las siete de la tarde. Telecinco quiere traer aires nuevos a su programación, dejando de dar tanto peso al universo del corazón, y por ello, emitirá de siete a ocho el programa 25 palabras, con Christian Gálvez, y de ocho a nueve Reacción en cadena, un concurso con Ion Aramendi, que tiene como reto plantar cara a Pasapalabra.

A esto le sumamos que en un futuro próximo y por determinar, quizá Sálvame vea mermada todavía más su duración. Y es que Telecinco prepara una serie diaria llamada Mía es la venganza, y que está creada por Aurora Guerra, el cerebro detrás de la exitosa El secreto de Puente Viejo, que Antena 3 emitió en sus tardes durante 9 años. Este nuevo proyecto tiene muchas papeletas para verse en la franja de tarde, que es donde habitualmente se consumen las series diarias, y por ello Sálvame se quedaría en solo dos horas en antena. Algo que, por otro lado, igual hasta le viene bien, pues condensarían más sus informaciones, sin alargar conflictos que a veces parecen inexistentes, y eliminando por completo la errada costumbre de vender bombas que finalmente solo lo son de humo.

Mientras esto sucede (o no, porque por poder, Telecinco podría llevarse Mía es la venganza al acces prime time, contra El Hormiguero), Sálvame debe dar un golpe sobre la mesa y dar buenos contenidos. Que enganchen al público en su casa, y a la vista está, también a los colaboradores que están sentados en el plató. Para que no consideren que echarse una partida al Candy Crush es más interesante que lo que se está debatiendo en el plató. Aunque sea la enésima infidelidad del personaje de turno.

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