El bello verano: el fin de la inocencia, puesto en primer plano
El bello verano (La bella state, Italia/2023). Dirección y guion: Laura Luchetti, libremente inspirado en el libro homónimo de Cesare Pavese. Fotografía: Diego Romero Suárez. Edición: Simona Paggi. Música: Francesco Cesari. Elenco: Yile Yara Vianello, Deva Cassel, Nicolás Maupas, Alessandro Piavani, Andrea Bosca, Adrien Dewitte. Distribuidora: Z Films. Duración: 111 minutos. Nuestra opinión: buena.
Ginia es una joven que acaba de mudarse del campo a la ciudad de Turín, es una de las varias costureras de una importante casa de moda y vive en un modesto departamento con su hermano Severino, un aspirante a escritor que se gana la vida cambiando las farolas y culpa a la frenética ciudad de su falta de entusiasmo en la escritura. En un día de campo con amigos, uno de ellos divisa a una conocida que va en bote: es Amelia, que nada hasta la orilla para compartir ese momento y provoca cierta inquietud en Ginia. Pero los caminos de la tímida joven y de esa morocha desconocida de amplia sonrisa que posa para pintores volverán a cruzarse acrecentando un vínculo de amistad inmerso en la bohemia y libertad que es propio del universo de Amelia y en el cual Ginia también se enamorará de un joven pintor como parte de un mundo contrapuesto al clima de época de una Italia fascista con los Acuerdos de Munich y Benito Mussolini a la cabeza.
El bello verano forma parte de novelas cortas de Cesare Pavese centradas en la construcción de la identidad. De la misma colección Michelangelo Antonioni rodó Las amigas basado en Tra donne sole; en tanto Vittorio Cottafavi dirigió su mirada tardía a El diablo en las colinas. Por esta triada, Pavese recibió en julio de 1950 el Premio Strega a la mejor obra literaria del año. Diferentes historias centradas en la educación sentimental, como síntesis del despertar a la pasión romántica pero también a la vida. Cesare Pavese, huelga decirlo, es un autor extraordinario pero asimismo difícil de trasladar al cine por la potencia de su imaginario poético y su igualmente sutil pero compleja construcción literaria. Una forma melancólica y evanescente que la realizadora Laura Luchetti busca enmarcar en un trabajo de cierto academicismo que incluso bordea el melodrama pero sin avanzar en ese posible paso en falso. Esa emoción contenida le permite reflejar la sensibilidad femenina en un ambiente sexista dominado y definido por la mirada masculina y acercar así la cuidada reconstrucción de época al debate presente, reforzado en la película desde el universo laboral de Ginia y contrapuesto a ese ambiente de artistas, algo que se remarca más que en el libro original. Así ese “fin de la inocencia” se pone en primer plano por sobre las representaciones simbólicas casi mitológicas que nutren la literatura del gran autor italiano. Luchetti consigue una perfección en los detalles que contribuyen a la historia pero sin sobrecargar el, ya de por sí, magnético marco visual donde transcurre El bello verano y que, en uno de sus mayores aciertos, la acercan a la escritura limpia de Pavese.
Yile Yara Vianello es el rostro de la cándida timidez presa de un volcánico cúmulo de emociones que no sabe manejar, en tanto Deva Cassel (hija de Vincent Cassel y Mónica Bellucci) , consigue -en su debut en el cine como Amelia- el encanto de la arrolladora sensualidad que esconde un universo incluso más frágil que el de la cohibida Ginia. El elenco suma a este universo de jóvenes sin rumbo, en los cuales el despertar a la sexualidad puede ser tan volcánico como cruel.
Pavese es un autor exigente y Laura Luchetti traslada esa exigencia formal a la pantalla grande, por lo que El bello verano, salvo en el aspecto de su realización aparentemente clásica, no se permite transitar los caminos fáciles del cine: rehúye del melodrama, no apela a los golpes de efecto y se distancia de la turbación de sus personajes para exponerlos con contenida elegancia.