Cómo Blanca Guerra se convirtió en la actriz favorita de Vicente Fernández (y nunca se propasó con ella)

Fueron muchas las compañeras de Vicente Fernández en la pantalla; mujeres que lo acompañaron en sus aventuras aderezadas con canciones, que lo mismo acababan en amor o en tragedia. Siendo una auténtica estrella, Chente estuvo acompañado de algunas de las mujeres más bellas y talentosas de su época, como Lucía Méndez (en 'El hijo del pueblo'), Susana Dosamantes (en 'Jalisco nunca pierde'), la trágica belleza peruana Patricia Aspíllaga (en 'La Ley del Monte'... y la historia de lo suyo se las cuento después), Patricia Rivera, la madre de su presunto hijo Rodrigo (que apareció con él en 'El arracadas'), Ofelia Medina, Maribel Guardia, Angélica María, Julieta Rosen... un largo y variopinto etcétera.

PLAYA DEL CARMEN, MEXICO - APRIL 23:  Actress Blanca Guerra attends the Riviera Maya Film Festival 2015
La extraordinaria Blanca Guerra. (Photo by Victor Chavez/WireImage)

Pero eso sí, en toda la filmografía que hizo a lo largo de dos décadas y más de 30 películas, con ninguna tuvo tanta química y tan buena mancuerna como la que alcanzó con la extraordinaria Blanca Guerra.

Y es que, a ver, Blanca Guerra no es cualquier cosa, hay que decirlo de entrada: se trata de una mujer extraordinaria ("un mujerón" como la describió el propio Vicente), con una gran trayectoria más allá de su mancuerna con Chente —que sumó cinco películas, más que cualquiera de sus otras "leading ladies", que por lo regular solo hacían una película con él — y con un temple sincero, francote, que le permitió entenderse con él a la primera.

"A Vicente yo lo conocí cuando me buscaron para que hiciera una prueba de cámara para una película que fue 'Como México No Hay Dos', que se hizo creo que en 1980. Yo era muy joven todavía y mi experiencia había sido más que nada en teatro y algo de televisión", recordó la protagonista de filmes como 'Ciudad de Ciegos' y 'En el aire'.

"De hecho, Vicente y el director me habían visto en una telenovela de Angélica María, donde yo tenía un papel de villana. ¡Estaba muy joven! — Y que me mandan llamar. Y bueno, pues Vicente ya tenía una fama, de que era muy coqueto y enamoradizo con las actrices que trabajaban con él. Nada serio, hasta donde yo sabía, pero sí era muy propenso a distraerse con coqueteos y esas cosas, y yo soy muy disciplinada en mi trabajo. Cuando no estoy trabajando, puedo divertirme y relajarme como cualquiera, pero a la hora de trabajar, hay que concentrarse. Aprenderse el guión. Cooperar con el director. Todo eso. Esa fue la disciplina que me dejó el teatro."

Por un lado, Blanca se sintió sorprendida y halagada de que la buscaran, y por el otro, recuerda, se sintió un tanto inquieta. Fue a sugerencia de Alma Muriel, que era compañera suya en esa telenovela, que conversara con Ana Martin, Ofelia Medina y la propia Angélica, que ya habían trabajado con él, para que le contaran sus impresiones, antes de ir a hacer la prueba.

"Todas ellas coincidieron en decirme que él era un hombre encantador. Que le gustaba su trabajo, pero que prefería cantar a actuar, aunque me dijo Ofelia que tenía un carisma natural impresionante y eso lo sacaba de todo apuro. Ellos habían hecho una película juntos ('Uno y medio contra el mundo') y él había sido muy entusiasta; era de sus primeras películas. Angélica por su parte me dio el consejo más valioso. Que hablara con él, porque luego pasa que cuando alguien es una estrella o muy famoso, todo mundo le da por su lado. Y ella me dijo que podía hablar con él de todo y que Vicente sabía escuchar. Ya con eso me sentí más segura y me quedé con el papel."

Blanca Guerra. (Photo by Alfredo Manzano/Clasos/LatinContent/GettyImages)
Blanca Guerra. (Photo by Alfredo Manzano/Clasos/LatinContent/GettyImages)

En 'Como México no hay dos', Blanca se encontró que el personaje que hacía (la esposa de un cantante que salta de un origen muy humilde a la fama y la fortuna), en cierta forma se parecía a Cuquita, la mujer de Chente, así que le preguntó si tendría inconveniente en que platicara con ella.

"Al principio, Vicente como que no quería. No entendía que yo necesitaba para mi personaje, para su vida interior, conectar en cierta forma con alguien que había pasado por una experiencia similar a la del papel. Finalmente el director lo convenció y me invitó a que fuera un fin de semana al rancho que tenían entonces; todavía no se mudaban a Los Tres Potrillos, apenas lo estaban construyendo entonces. Así que fui, con mi mamá y nos quedamos ahí, y conviví con la familia. Y hablé con Cuquita. Encontré que era una mujer buena, e inteligente. Muy discreta, eso sí, pero con un gran sentido de la responsabilidad. Tenía tres hijos, todos ellos aún chicos, y tenía que fungir como la cabeza de la familia cuando él tenía presentaciones o se iba de gira o una filmación. Lo que más me impresionó es que ella no se alteraba por pasar tanto tiempo sola con sus hijos. Había conocido a Vicente muy joven y prácticamente habían crecido juntos. Y en ella, él encontraba el complemento que necesitaba. Yo quedé muy impresionada; no era en absoluto el tipo de mujer que yo aspiraba a ser, pero encontré admirable que ella fuera de una sola pieza."

Con esta inspiración, Blanca brindó una actuación tan buena, que de inmediato Vicente le ofreció volver a trabajar juntos. Y ella aceptó.

"Conmigo siempre fue caballeroso, solidario y muy derecho. Yo ya había oído historias, como dije, de que le gustaban las mujeres. Pero conmigo se cuadró y nunca, ¿eh? De verdad, nunca me faltó al respeto ni nada. Al contrario. Me trató con un respeto genuino. Recuerdo que me distinguió con la misma amistad con la que trataba a Felipe Arriaga o a Federico Méndez, que eran sus colaboradores y amigos más cercanos. Hasta cuidaba su lenguaje en mi presencia y eso lo encontraba yo encantador. No es como si no supiera cómo se expresan los hombres en confianza, pero cuando se le salía algún sapo o una culebra, se ponía rojo, y le daba pena. Yo disfruté mucho los rodajes con él, por lo mismo: porque nos tratábamos como amigos, como colegas, como iguales, y siempre nos apoyábamos para sacar lo mejor de nosotros en cada actuación".

Blanca aseguró que con los años, si bien el contacto ya no fue tan estrecho —él dedicado más a la música y ella a su oficio— siempre que coincidían había una gran alegría, una admiración mutua.

"Repito, Vicente jamás me faltó al respeto. Ni cuando estábamos en escena. De él y de su esposa, de su familia, solo tengo los recuerdos más gratos. Porque Vicente fue ante todo, un profesional y doña Refugio sabía cómo sacar lo mejor de él y cómo ser su sostén. Por eso se mantuvieron juntos; porque ser pareja no solo implica estar enamorados — también implica solidaridad mutua. Apoyo. Comprensión. Y eso era lo que ellos tuvieron. Y qué fortuna que les durara tantos años."

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