Danny Hembree, el asesino que presume de su vida en prisión
"¿Es el público consciente de lo poco probable que es que me ejecuten en los próximos 20 años?"
La pregunta la lanza un asesino. Se trata de Danny Robbie Hembree, Jr. Un reo de Carolina del Norte (EE UU). Se le considera culpable de la muerte de Heather Catterton, una chica de 17 años en 2009, y, aunque no se ha probado, también se jactó en su día de haber matado a otras dos mujeres (aunque ahora ha cambiado esa historia para asegurar que estaba tratando de distraer a las autoridades para esconder otros crímenes).
Es, en definitiva, un recluso de la prisión central de Raleigh. Pero la fama que ha ganado estos días no se refiere a eso. Se refiere a una carta que ha mandado de un periódico local presumiendo de lo bien que se vive en la cárcel y burlándose de su condena.
"¿Es el público consciente de la vida ociosa que llevo, viendo televisión a color en una habitación con aire acondicionado, leyendo, echándome las siestas que quiera, con tres comidas al día? Puedo aceptar mi injusto castigo y enfrentarme a Dios con la conciencia tranquila, no como vosotros con vuestro sistema de cobardes", se lee en la epístola. Es posible que se deba a algún arrebato o algún tipo de inestabilidad mental, pero el daño que está haciendo su falta de arrepintimiendo y el hecho de que presuma de que está viviendo en la cárcel mejor que antes está teniendo su impacto en el mundo real.
"Me ha llamado el padre de la chica asesinada llorando", le ha explicado el fiscal del distrito, Locke Bell a la cadena de televisión ABC. "Me dijo que esto está pudiendo con la familia, que está reabriendo la herida. Me dijo, mató a nuestra hija, recibió la pena de muerte y ahora está ahí sentado riéndose de nosotros'".
Precisamente la cárcel de Raleigh ha sido inspeccionada recientemente por el maltrato que recibían sus pacientes con problemas de salud mental: el alcaide Alvin Keller dimitió en noviembre (justo el día después de que Hembree fuera condenado) cuando se descubrió que en la cárcel se solía abandonar a los reos con enfermedades mentales hasta que habían pasado semanas desde su última visita y tenían la celda llena de heces.
Esto último es un extremo del trato de presos en la cárcel. El de Hembree es el otro. Como explica el impertinente asesino: "Vivo en un edificio conectado con un hospital nuevo que ha costado 55 millones de euros y donde me cuidan 24 horas al día". Su actitud es todavía más extrema: también ha escrito una carta a una asociación en defensa de los derechos civiles de los negros de EE UU, instándoles a que luchen por una de las mujeres que mató porque era negra y el tribunal "se centró sólo en su raza favorita".
La epístola termina con una provocación: "Me río de vosotros, payasos arrogantes, y escupo en la cara de vuestro sistema judicial. El estado de Carolina del Norte me ha sentenciado a la muerte, pero no es verdad".
Fuente: Yahoo US