Chocolate, el reemplazo del sexo

Si no tienes pareja, mujer, encontrarás en el chocolate un buen compañero de placeres.

Chocolate, el reemplazo del sexo
Chocolate, el reemplazo del sexo

Condenado injustamente durante décadas por dentistas, nutricionistas y cardiólogos, hasta no hace mucho pensábamos que al introducir en nuestra boca un chocolate estábamos cometiendo un pecado capital.

Pero, por suerte para nosotras, la ciencia ha cambiado su parecer respecto del negro elixir. Hoy se lo califica como el gran sustituto del sexo, porque contiene sustancias como la feniletilamina o la serotonina, que actúan directamente en los centros de bienestar y placer de tu cerebro.

Los científicos han demostrado que el chocolate posee sustancias que mejoran el estado de ánimo con propiedades antidepresivas.

La serotonina es una de las tres sustancias en el organismo que produce atracción sexual, las otras dos son la dopamina y la norepinefrina. Las tres juntas producen sensación de euforia, placer, satisfacción y deseo, como sucede cuando atravesamos procesos de enamoramiento.

Encima, muchachas, no es solo reconfortante para los sentidos. Además contiene más de 30 antioxidantes que te rejuvenecen y cuidan tu corazón. Y si no quieres que la báscula lo note, puedes toma chocolate negro, al 70 u 80% de cacao.

Oh, maravilla, el chocolate contiene unas 600 sustancias químicas, algunas de ellas con propiedades curativas. Se dice que puede combatir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, también puede proteger el sistema inmunológico, todo ello por el contenido de flavonoide. Contiene, además, fósforo, magnesio, hierro, potasio, calcio, vitamina E, tiamina y riboflavina, cafeína, teobromina y taninos.

Pero volvamos al placer: un trozo del dulce negro en la boca duplica los latidos cardíacos. Se ha afirmado, incluso, que su poder erótico es mayor que el de los besos, especialmente en las mujeres.

Así que, ya lo saben. Si el amor no golpea a sus puertas, un baño caliente, velas, música suave, y una caja de bombones serán suficientes para alcanzar las cumbres del éxtasis.