Copaternidad y vientres de alquiler
Un tema polémico: por primera vez en la historia, Argentina acaba de aprobar que una pareja del mismo sexo pueda inscribir un hijo en el Registro Nacional de las Personas. Es el primer país del mundo en admitir legalmente la copaternidad. Sin embargo, muchas veces estos niños son producto del alquiler de un vientre femenino, cosa que es legal en muchas partes del planeta. Pero, ¿es moralmente aceptable?
Cuando se conoció la noticia se me ocurrió postear en Facebook la foto de los flamantes papás con su niño, saliendo del Registro Nacional de las Personas, con la frase: "Estas cosas sí me dan orgullo", porque la verdad es que sí estoy de acuerdo con que parejas del mismo sexo puedan adoptar y criar una criatura. En ese momento, yo ignoraba las condiciones en las que el bebé había llegado al mundo. Fue entonces cuando una amiga bastante feminista y muy inteligente que tengo, Rocío, me respondió: "A mí no me da ningún orgullo que se compren cuerpos de mujeres en la India para servir de incubadoras, que reciben menos del 10% de lo que cobran las clínicas. El derecho a la copaternidad no autoriza a la explotación de cuerpos de mujeres.".
Furiosa conmigo, Rocío continuó: "Si estos hombres hubiesen hecho un pacto amoroso con una amiga para procrear, yo lo apoyaría. Pero los señores ricachones compraron óvulos en Canadá y un vientre en la India, casualmente..."
El "casualmente" entendí que se trataba porque la India es un país con altos índices de pobreza...
Todo esto me hizo pensar: con la enorme cantidad de niños en situaciones de riesgo o huérfanos de las guerras y el hambre que hay en el mundo no pude más que estar de acuerdo con Rocío, incluso más allá del hecho de "comercializar" el vientre de una mujer.
Hace poco hubo dos casos: Florencia de la V, una conocida travesti del espectáculo argentino, alquiló un vientre en Estados Unidos para tener un hijo con su pareja, de sexo masculino. El resultado fueron mellizos, igual que en el caso del cantante Ricky Martin.
Las madres de alquiler albergan al embrión en sus vientres y una vez dan a luz renuncian a tener cualquier tipo de contacto con sus hijos, porque finalmente, fueron sus óvulos los que permitieron el embarazo. Son un recurso utilizado por parejas integradas por personas del mismo sexo, pero también por matrimonios heterosexuales con problemas de fertilidad.
En EE.UU., país pionero en este asunto de las madres subrogadas, "para que una candidata pueda optar a alquilar su vientre debe someterse a una gran cantidad de pruebas y evaluaciones: exámenes psicológicos, controles de informes policiales, informes obstétricos, revisiones de póliza del seguro médico, realización de todo tipo de pruebas médicas y pasar un proceso de selección no solo por parte de la agencia que las contrata sino también con la supervisión de los doctores que procederán a la transferencia embrionaria o inseminación artificial", se explica en el sitio Vientre de Alquiler.
No tengo una respuesta, ni una postura definitiva, apenas preguntas. Y tampoco quiero caer en la pacatería.
Quienes deseen saber más sobre este polémico tema, les recomiendo ingresar el sitio de la American Society for Reproductive Medicine.
Allí, una profusa cantidad de documentación sobre regulaciones éticas da cuenta de que el debate no está cerrado, ni mucho menos.
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