Eres mío, mío, mío

Con frecuencia se tiende a confundir el amor con la obsesión. Ese pensamiento recurrente en el hombre deseado, que a veces hasta dificulta el sueño, que lleva a las mujeres (y a algunos hombres también, admitámoslo) en muchas ocasiones a tener conductas persecutorias.

En el film Atracción Fatal, el personaje que interpreta la actriz Glenn Close llega incluso hasta el asesinato.

De acuerdo con la psicología este tipo de amor nada tiene que ver con el verdadero amor, sino que se trata de uno neurótico, que se puede transformar en obsesión en las personalidades con tendencia a la depresión.

Estas personas necesitan sentirse dueño del otro, controlarlos. No toleran que el amado tenga su propia vida, y se aferran con uñas y dientes a él.

Precisan de una relación simbiótica, pero nada los calma. Tienden a revisarle los e-mails, olerle las camisas cuando vuelve a casa, hurgar en sus mensajes de texto, controlarle los horarios.

Claro que todo esto va teñido del bendito: "Te amo tanto que no puedo estar sin ti y la sola idea de perderte me aterra".

Mientras que un vínculo de pareja sano está basada en un nivel aceptable de confianza, afecto y respeto mutuo, donde la convivencia es posible, el amor obsesivo está dominado por el temor, la posesividad y los celos.

La persona obsesionada vive en un mar de desasosiego, y achica su mundo de relaciones ya que deja de prestar atención a su familia, amigos y actividades personales.

¿Cómo darte cuenta de que estás obsesionada?

Analiza tus acciones cotidianas y responde estas preguntas con total honestidad.

  • ¿Estás teniendo alguna fijación dolorosa, intensa, que no se puedes controlar, con una persona real o deseada? ¿Piensas en ella recurrentemente?

  • ¿Anhelas todo el tiempo poseer a esa persona o ser poseído por ella?

  • ¿Esa persona que tanto deseas te ha rechazado? ¿Siempre está inaccesible ya sea física o emocionalmente?

  • ¿Cuándo te rechaza sueles comportarte de forma descontrolada?

  • ¿Tienes el impulso de estar presente en todas sus actividades?

  • ¿Lo llamas persistentemente por teléfono?

  • ¿Piensas en citarte con su familia y con sus compañeros de trabajo para decirles lo mucho que lo amas?

  • ¿Eres capaz de esperar largas horas en la calle a que salga de algún lugar al que ha concurrido?

  • ¿Si pasa más de una hora sin llamarte te angustias y te preguntas dónde estará?

Si te pasa todo esto estás en un problema, muchacha.

Sería muy positiva una terapia para superarlo, pero mientras tanto, lo mejor es volver a las actividades que has abandonado, a tu propia vida, a tus propios amigos.

Quien no tenga una vida propia mal puede acompañar a otro.

Una relación de pareja está integrada por dos individuos, en el que cada uno aporta su individualidad al crecimiento de esta sociedad de dos.