Madre a los 40
Existen distintos tipos de familias. Monoparentales, biparentales con madre y padre, con madre y madre, con padre y padre; ensambladas, donde confluyen hijos de distintas parejas…Y aunque parezca que ya abarqué a todas, seguramente, hay más variantes. La modernidad ha cambiado el mapa familiar, y a mi entender, es un hecho positivo que así sea. Lo mismo sucede con la maternidad. Ya no es correcto referirse a "la maternidad", conviene hablar de "maternidades".
En el libro "Ser madre después de los 40", escrito por Silvina Quintans y Patricia Iacovone, reflejan este abanico de maternidades que suelen darse con más frecuencia entre mujeres maduras. Las experiencias presentadas son diez historias reales. Aquí van algunas de ellas:
- La de Sandra, que luego de un largo camino de tratamientos de fertilización está en proceso para adoptar niños haitianos.
- La de María, que soltera y sin pareja, adoptó una niña de cuatro años.
- La de Mónica, que decidió tener a su segundo hijo después de los 40 con una nueva pareja.
- La de Nora y Lucía, pareja, que recurrieron a la inseminación para armar su familia.
- La de Victoria, que adoptó a los hijos de su hermana.
- La de Elena, que criopreservó sus embriones y tuvo a sus hijos con diez años de diferencia.
- La de Belén, que decidió recurrir a una donación anónima de semen para ser mamá.
Muchos de estos procesos hacia la maternidad abren interrogantes ligados a la bioética, y por eso sería bueno que los especialistas trabajen para legislar cuestiones como a quien corresponden los embriones criopreservados o si existe una adopción prenatal del óvulo o embrión, por citar solo un par de aspectos que generan polémica.
Pero más allá de este debate aún pendiente, y frente a la realidad, hay una gran pregunta que estaría bueno que pensáramos c on tiempo y sin prejuicios: ¿alguien cree que alguna de estas personas deseosas de tener un hijo es menos madre por la forma que eligió para serlo?
A veces es la vida la que nos pone frente a esta opción ¿tardía? de maternidad. Otras veces fueron elecciones personales vinculadas, por ejemplo, al deseo de llevar a cabo una intensa carrera profesional. En cualquier caso, lo importante es poder
animarse a ser madres, superar la instancia de fantasía, aunque para eso haya que vencer mandatos sociales y familiares, y miedos más que íntimos.
Testimonio de donación de óvulos
¿Te animaste o te animarías a ser madre después de los 40? ¿Qué no harías para cumplir ese deseo?