Tiempo de ocio

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El ocio es mala palabra en estos tiempos. Solo se le acepta si está repleto de “actividades al aire libre”, si es productivo. Y creo que es por esta razón que su readaptación moderna nos deja insatisfechos. Todos llevamos muy adentro el recuerdo de ese ocio vacío, casi sin movimientos. Ese de la infancia, que solo tenía lugar para la imaginación y la creatividad. Ese que a duras penas aceptaba el movimiento de las hamacas, de las hojas de un libro, de una caminata a orillas del mar.

Sin embargo, a pesar de que extrañamos este ocio, hay quienes no pueden o no se animan a vivirlo nuevamente. Una pareja que conozco, por ejemplo, nunca se toma más de una semana seguida de vacaciones porque si no “se aburre”. No es que se cansen de estar el uno con el otro, a solas, se aburren de “no hacer nada”, los angustia el tiempo libre, que es casi lo mismo que decir que no saben cómo disfrutar el ocio.

Hay que admitir que en torno a él hay mucho de fantasía. Sucede que de tanto desearlo, lo terminamos convirtiendo en “el momento perfecto”. Y a veces estar solo con uno mismo o incluso con el ser amado, no es tan perfecto como soñábamos. Es más, hasta puede ser todo un desafío aguantarse. Tampoco es cosa que se logre de un día para el otro, lleva un tiempo acostumbrarse a andar sin esa agenda pautada que durante el año nos impide pensar en nuestra felicidad.

"El tiempo es la manera en que la naturaleza impide que todo suceda a la vez", dice un grafiti callejero del que todos hablan en Buenos Aires. “El tiempo libre –corregiría–, es la manera que la naturaleza tiene de decirnos que es importante parar”. ¡¡¡¡Los invito este 2013 a hacerle caso!!!

¿Te cuesta disfrutar del ocio? ¿Por qué?

@BalaguerAdriana

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