Bloqueadores del erotismo

Muchas disfunciones sexuales surgen cuando ciertos elementos y/o situaciones bloquean el erotismo, "columna" tan importante en el marco de un encuentro sexual.

Thinkstockphotos
Thinkstockphotos

Así alteran, de modo negativo, el interés sexual, la excitación, el orgasmo o la eyaculación. La pareja empieza a distanciarse y vale la pena empezar a preguntarse una cantidad de cosas. Algunas de esas situaciones son:

  • Los límites que imponen el tiempo, los hijos, el cansancio, porque no incluimos en nuestra "agenda" los encuentros eróticos. La escena sexual no se arma naturalmente ni mágicamente, cuando él y yo nos acostamos juntos. Se prepara antes, con algo pequeño: una mirada, un gesto, un contacto fugaz con el cuerpo del otro, un recuerdo compartido, un perfume, una melodía que nos sugiere cosas. El apuro quizá resulte comprensible en una pareja de adolescentes, apremiados por el frenesí y la falta de experiencia, pero muchos adultos atraviesan el acto sexual con el reloj puesto olvidando que la sexualidad requiere que se le dedique tiempo para poder "sintonizarse" con el otro.

  • Convertir la cama en un campo de batalla, en un espacio para mostrar lucha de poderes, tomando una actitud de enfrentamiento ante la relación sexual, en lugar de disfrutarla.

  • Estar enojado con la pareja sin comunicárselo. La típica respuesta: "A mí no me pasa nada", genera mucho malestar porque la comunicación va más allá de las palabras.

  • La costumbre de tener relaciones sexuales solamente en un día predeterminado, por ejemplo, si es sábado por la noche toca.

  • La falta de privacidad

  • Creer erróneamente que yo solo, soy responsable del placer del otro, no admitiendo que cada uno es responsable de su propio placer y por ende, es necesario contarle a nuestra pareja cuáles son nuestras preferencias. En el extremo opuesto está el no considerar al otro: "Hago la mía y no me preocupa compartir". Si la falta de empatía entorpece cualquier relación, en el terreno sexual es ésta determinante.

  • Creer que ya pasó la época del disfrute sexual: "La satisfacción sexual es sólo para gente joven y atractiva". Para nada, una mano es una mano, aunque esté arrugada, y las caricias siempre son caricias. Desnudar al otro, sentir con nuestras manos los cuerpos, resulta un poderoso afrodisíaco. A través del mundo de las caricias corporales se obtienen sensaciones placenteras, muy importantes para el bienestar afectivo.

  • Pensamientos intrusivos, lejanos, distracciones o preocupaciones durante el acto sexual: Hay que llevar el coche al taller, el techo necesita una mano de pintura, etc.

Para que los sentimientos más profundos y el deseo surjan libremente tenemos que estar dispuestos a quitarnos las máscaras, a ser más abiertos, más vulnerables y capaces de confiar en el otro.

Quizás te interese:

Bloqueadores del deseo sexual
Juegos sexuales: motor del erotismo y de la sensualidad
Armando la escena sexual