Reconectándonos con nuestro erotismo
Una y otra vez escucho en la consulta que el matrimonio mata la pasión. ¿Qué sucede? En una relación estable o con una pareja comprometida buscamos sentir seguridad, estabilidad y continuidad. Buscamos sentirnos anclados. Pero la pasión, lejos de nutrirse de la estabilidad, lo hace de lo desconocido, de la sorpresa e incluso de la inseguridad.
Gran paradoja: mientras que el amor surge en un ambiente de reciprocidad, de protección y de mutualidad, son estos mismos elementos los que pueden inhibir el deseo. Tal como dice Esther Perel "el amor y el deseo son dos necesidades fundamentalmente distintas". El deseo está alimentado por lo desconocido, y lo desconocido nos da un poco de ansiedad. Esa ansiedad no la queremos en el mismo lugar donde queremos paz y estabilidad. Estamos dispuestos a tenerla fuera de la pareja o al principio de la relación, pero no en la pareja comprometida. Parte de lo que anula el deseo es la desunión, que existe en una misma persona, entre el erotismo y lo rutinario.
Creo que el gran desafío es poder conciliar estos aspectos. Para ello es importante no confundir la intimidad, con control y fusión. El deseo para poder mantenerse, necesita espacio, asi como el fuego necesita aire y muchas parejas hoy no se dejan suficiente aire el uno al otro, no respetan las individualidades.
Algunas de las tantas preguntas que me hacen en la consulta:
Alejandra, 36 años: toda mi rutina sexual cambió con la llegada de mis hijos.
Con los hijos todo puede empeorar, porque ellos reciben toda nuestra energía. Por eso hay que saber tomarse un tiempo para estar solos de vez en cuando, no ver la tele y charlar, salir, ir a bailar, o irse lejos un fin de semana largo, o bien cerrar la puerta de la habitación. Lo importante es darse cuenta de que el sexo no es obligatorio, sino que se puede estar el uno con el otro sin hablar de tareas ni de responsabilidades.
Marina, 32 años: Trabajo mucho y ya no tengo ganas de hacer el amor, ¿cómo puedo reconectarme con mi pareja y que no me deje por otra?
Creo que lo primero es cambiar esa afirmación de tu cabeza. En lugar de decir: “Yo no tengo ganas”, preguntate: “¿Qué podría hacer para sentirme más sexy y sexual?, ¿qué me ayudaría para llegar a un estado de deseo?”. Podría ser tomar algo o darte un baño, caminar un rato, descansar, escuchar música, leer algo erótico o recordar momentos eróticos. Además, te sugiero hablarlo con tu pareja, pídele que te ayude a reavivar el deseo. Se sentirá incluido e importante, y no rechazado. Además, sabrá que tu también extrañas el sexo.
Quejarse del aburrimiento sexual es fácil y habitual. Alimentar al erotismo en una relación estable, es un acto de valiente desafío.
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