Fantasías sexuales
Gran parte de la actividad sexual de las parejas convivientes es "sexo rutinario". Relaciones sexuales que pueden ser muy afectivas, pero que necesariamente carecen de la pasión que se siente en los primeros encuentros con una persona nueva.
Es así como las parejas que conviven ven apagarse por momentos los fuegos de los primeros tiempos y asisten un poco desconcertadas a una sucesión de relaciones sexuales un poco insípidas, aburridas. Esto no tiene nada que ver con el amor que puede seguir desarrollándose y ser más intenso de lo que era en los comienzos. Es solo que, a medida que pasa el tiempo, lo que era novedad ya no lo es y si se le agregan las rutinas del trabajo, los niños, las deudas, no hay romanticismo ni pasión sexual que resistan tanta presión y tanta familiaridad. Es ahí donde la aparición y el mantenimiento de las fantasías pueden ser una interesante manera de recuperar el erotismo.
¿Que son las fantasías?
La mente es muy poderosa y el deseo sexual justamente aparece en nuestros cerebros, donde la fantasía sexual nos sirve como el más penetrante de los afrodisíacos, desencadenando en nuestras cabezas el deseo sexual. Las fantasías femeninas, son mas noveladas que las masculinas, con una historia y un contexto. Las masculinas, en general, son más coitales, menos revestidas de motivación y menos ligadas al romanticismo.
Andrea (49 años): "Mi única fantasía es estar con un hombre que no sea mi marido. Pero no soy la única. Hace un mes fui a una despedida de soltera de una compañera de trabajo y éramos unas 30 mujeres, todas dijeron en rueda de confesión lo mismo: fantaseaban estar con otro que no sea el que vemos todos los días".
¿Todas las fantasías son plausibles de concretar? A veces las podemos compartir con nuestra pareja, y ello puede aumentar el nivel de comunicación. A veces podemos expresarlas y aceptar concretarlas y, otras veces, podemos considerar que son algo íntimo y personal. Preferimos no compartirlas o por vergüenza o porque por ejemplo, consideremos que si le hablamos a nuestra pareja de otra persona que aparece en nuestras fantasías, no le va a gustar, se va a sentir molesto/a, celoso/a, desconfiado/a.
Alejandra (39 años): Mi fantasía recurrente era estar con mi novio y otra mujer, una desconocida y convocamos a una amiga de mi novio. Me sentí muy mal porque él después quería estar con su amiga, no me gustó nada. Me arrepentí, no volvería a hacerlo. Tampoco probaría realizar mi fantasía actual: estar con un hombre, muy buen mozo, que intente tomarme por la fuerza".
Creo que lo rescatable es el poderoso poder afrodisiaco de las fantasías, condimento necesario para no caer en la rutina.
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