Cirugía de senos después de amamantar, ¿es o no una buena idea?
La historia me recuerda a la de Cenicienta cuando, luego de las 12 campanas, la hermosa doncella volvía a convertirse en una mortal común y corriente. Salvando las distancias, durante el embarazo los pechos se ponen bien turgentes y (salvo algunas excepciones que son las que previamente tenían mucha cantidad) las mujeres nos sentimos la diosa Afrodita, aprovechando nuestro mejor momento para lucir todos los escotes.
Luego, viene la lactancia en la que se hinchan y deshinchan cual bolsa de gaita, hasta que una vez que terminamos de dar de mamar —suenan las 12 campanas- y ese hermoso escote vuelve a su antigua realidad. Los senos se ven pequeños y totalmente flácidos, incluso, peor que antes de tener hijos. Es cuando por fin tomamos conciencia de la cruel realidad, porque hasta el momento sufrieron unas cuántas transformaciones que tapaban la evidencia. Entonces se nos platea, ¿qué hacemos con los corpiños que tenemos y lo que hay dentro de ellos?
Las soluciones son 3: nos conformamos, ponemos el foco en otra parte del cuerpo y quizás en algún momento se recompongan (aunque jamás como antes). Hacemos ejercicios para intentar tonificarlos, ayudados por alguna crema reafirmante. O averiguamos por una cirugía estética que nos quite todos los complejos. Aunque, si nos interesa ese camino se nos plantea: ¿es conveniente hacerla ni bien terminamos de amamantar?
Opinión de un profesional
El doctor Alejandro Beltrami, especialista universitario en cirugía plástica, dice que no se puede hacer esta operación inmediatamente después de la lactancia. "La mama no está acomodada y este tipo de intervención puede traer muchos problemas, como quistes mamarios, mastitis o, incluso, puede encapsularse". Y agrega que lo más conveniente es esperar al menos 6 meses una vez que se ha finalizado con la lactancia.
Por otra parte, Beltrami comenta que lo ideal es hacer la cirugía una vez que la mujer se decida a no tener más hijos. Porque luego pueden volver a quedar muy caídas y tendría que realizarse una nueva intervención para mejorarla. "Muchas veces las mujeres no quieren dejar pasar tanto tiempo para reconstruirse el busto, entonces tratamos de recomendarle que esperen hasta tener a su primer hijo", explica el doctor. "Pero la realidad es que cuanto más tarde se haga es mejor". El especialista añade que por lo menos no debe ser antes de los 25 años.
Porque lo más probable, es que las que se operan en algún momento deban volver a hacerlo, ya sea por un cambio de prótesis o porque vuelve a estirarse la piel. Y si comienzan muy temprano todo será antes. "Hoy las parejas deciden tener hijos cada vez más tarde y resulta que muchas chicas piden hacerse la cirugía incluso antes de ser mamás".
Existen distintas formas de hacer la intervención; pero en estos casos (después de la lactancia) lo que toman en cuenta los médicos es la relación entre la glándula mamaria y la piel que ha quedado. En general se realiza una mastoplastía (que es para aumentar el tamaño) y en otros, también se debe levantar la mama (mastopexia) y quitar la piel que sobra.
Beltrami aclara que antes de tomar cualquier decisión es imprescindible tener una charla con el cirujano plástico y el ginecólogo, para asegurarse de que esté todo bien para dar el gran paso.
Por otra parte, hay que recordar que luego viene el post operatorio en el que van a aparecer algunas molestias (para algunas más y para otras menos) y significará un cambio de vida temporal, ya que por ejemplo no se podrá hacer fuerza ni levantar peso. Si los niños aún son pequeños será una dificultad para la mamá.
"Pero es importante saber que nada es para siempre", asegura el doctor. Por eso, antes de tomar cualquier decisión es necesario plantearse que una cirugía estética puede mejorar la autoestima pero nunca va a solucionar un problema psicológico.
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