Con la suerte de tu lado
Recuerdo que cuando iba en preparatoria tuve las clases más difíciles de mi vida: cálculo diferencial, geometría analítica y química orgánica. En ese entonces tendría diecisiete años y tres objetos "de la suerte" que me acompañaban en los días de exámenes, mi lápiz de la suerte, una estampita de la virgen de Guadalupe y unos aretes horribles pero muy poderosos, según yo. Sin ellos, no podía entrar al examen, simplemente me paralizaba de nervios.
Mis objetos de la suerte han ido cambiando con el paso del tiempo. Ahora traigo la bolsa llena de chucherías que me hacen sentir segura en los momentos difíciles, pero el amuleto más efectivo es un collar que me heredó la abuela. Lo uso cuando voy a tener entrevistas de trabajo, viajes largos o días difíciles; me hace sentir acompañada y fortalecida, como si me conectara con mi abuela y ella me diera su protección desde allá donde se encuentra.
Ni modo, uno tiene esas manías y supersticiones pero no las anda confesando por todas partes, ya sea por temor a las burlas de los racionalistas extremos, o porque el objeto en cuestión pierda su "mojo" (como el de Austin Powers), su poder de traernos suerte y confianza.
Para los que, como yo, tienen pena de confesarlo y habían pensado en deshacerse de su patita de conejo, hay buenas noticias. La revista Psychological Science publicó un estudio donde muestra que esto de los amuletos y los rituales de buena suerte trae resultados efectivos.
Michael Jordan siempre llevaba sus shorts de la preparatoria debajo de su uniforme de la NBA. Tiger Woods usa camisa roja los domingos, que son los días más importantes en los torneos de golf. "Si estos dos deportistas de alto rendimiento lo hacen, es por algo", apuntaron los científicos de la Universidad de Colonia. Así que pusieron a prueba a cientos de estudiantes y voluntarios. Les hicieron varias pruebas de distintas habilidades para ver de qué manera las superstición influye en el desempeño.
Se le pidió a los voluntarios que llevaran su amuleto, talismán u objeto de la suerte. La gente trajo todo tipo de cosas, desde ositos de peluche hasta anillos de matrimonio y piedras semipreciosas. Los investigadores les pidieron que entregaran su objeto de la suerte para sacarle una foto. Mientras tanto, la gente se fue al salón donde serían las pruebas. Al iniciar, se devolvió el amuleto a la mitad de los participantes. A la otra mitad no se les dio bajo el argumento de que había un problema con la cámara y tardaría en resolverse.
Los que tenían su objeto de la suerte demostraron mejores resultados en las pruebas de memoria, por ejemplo, y en las demás pruebas obtuvieron mejores resultados, ya que se sentían con más confianza en sí mismos. Lo más interesante es que, a diferencia de los que no tenían su amuleto, ellos se plantearon metas más altas, complejas o creativas.
El estudio también demostró que el simple hecho de cruzar los dedos, invocar la ayuda de alguna fuerza divina o que alguien nos desee buena suerte, ya nos hace sentir con mayor confianza para enfrentar nuevos retos. Sin embargo, el director del estudio, Lysann Damisch, aclara que "traer tu amuleto no significa que vas a ganar, sólo te sentirás con más confianza. Ganar y perder tiene que ver con muchísimos factores, como que el contrincante sea mejor que tú".
¿Tienes algún objeto o ritual de buena suerte? ¿Notas alguna diferencia cuando lo traes y cuando no lo traes?