El acné adulto

Acné adulto / iStockphoto
Acné adulto / iStockphoto

Cuando uno pensaba que el azote de la adolescencia había quedado atrás, ahí está de vuelta: el acné adulto, un problema que ataca a muchas mujeres entre los 24 y los 50 años. Las razones y los lugares de su aparición varían con respecto a la adolescencia; si antes los granitos y espinillas aparecían en la zona T, en la etapa adulta brotan generalmente en la barbilla, la quijada o las sienes.

Fuertes cambios hormonales como el embarazo, la menopausia y el período menstrual favorecen la aparición de acné, ya que las hormonas estimulan a las glándulas. Sin embargo, las cuestiones emocionales, la alimentación inadecuada, el estrés, las agresiones ambientales, los cosméticos incorrectos y las pastillas anticonceptivas también influyen en la aparición de granos y espinillas. Por ejemplo, el estrés modifica los niveles de estrógeno en el organismo; los cosméticos y la mala limpieza facial pueden provocar acumulación de bacterias; la alimentación de mala calidad intoxica al cuerpo y las pastillas anticonceptivas provocan cambios en la piel.

La buena noticia es que el acné adulto se puede prevenir desde varios flancos. Debido a que no hay muchos productos especializados para ello, algunas mujeres deciden tratar el problema con productos para acné adolescente. Es ahí cuando aparece el dilema: cómo controlar los brotes de acné sin interferir con el tratamiento antiarrugas. Según los expertos, de poco o de nada sirve recurrir a los productos para el acné adolescente, ya que las causas y los efectos son distintos. En su lugar, proponen un plan integral de cuidados:

1. Tratamientos antiedad. Curiosamente, éstos contienen muchos de los ingredientes que originalmente se usaban sólo para el tratamiento del acné:

  • Retinol: derivado de la vitamina A, propicia la producción de colágeno y facilita la exfoliación profunda de la piel. Conviene usarlo por la noche y moderar el contacto con el sol.

  • Ácido salicílico o azufre: su aplicación ayuda a disminuir el bloqueo de los folículos. Está presente en casi todas las lociones limpiadoras.

  • Peróxido de benzoyl: ayuda a eliminar bacterias y retarda la acción de las glándulas de la piel.

2. Buenos hábitos. Beber suficiente agua es de gran ayuda para mantener la piel hidratada, flexible y sana. A la hidratación hay que agregar una buena rutina de limpieza facial y evitar los hábitos que dañan la piel. También es recomendable disminuir el consumo de alimentos cuya producción implica el uso de hormonas (pollo, huevo, leche, carnes rojas), o bien, aquellos que provocan irritación al organismo.

3. Productos adecuados. Entre las opciones del mercado hay algunas que nos van mejor que otras, no sólo por el tipo de piel sino también por el ritmo de vida que llevamos:

  • Limpiadores en fases. La mayoría combinan dos o tres productos: primero una solución limpiadora a base de ácido salicílico, enseguida viene la eliminación de bacterias, y por último una loción tonificante. Este tipo de tratamiento es ideal para quien puede dedicar un poco más de tiempo al cuidado de su rostro.

  • Serum. Se trata de un suero que nutre la piel a profundidad. No contiene grasas ni aceites, por lo que es apto para todo tipo de piel en cualquier edad. Debido a su alta concentración de ingredientes, sólo se requiere usar una o dos gotas en cada aplicación. Los expertos recomiendan observar de qué manera actúa en ciertos días del ciclo, como la ovulación o la menstruación, para regular su aplicación y evitar brotes de acné.

  • Extractos botánicos. Algunas marcas de cosméticos han perfeccionado los limpiadores faciales y añadido extractos de frutas y hierbas. Estos tratamientos son recomendables para aquellas personas que rara vez experimentan reacciones alérgicas.

  • Poros libres. Para el cutis graso o delicado, usar un exfoliante con granitos (semillas pulverizadas, minerales) puede resultar contraproducente. Este tratamiento sobreestimula la producción de grasa e irrita las pieles sensibles. En estos casos es más recomendable usar moderadamente un exfoliante líquido.

  • Con agua de manantial. Los productos que contienen este ingrediente reducen la inflamación de la piel. Es recomendable para quien vive en condiciones ambientales agresivas ya que, además, sus componentes relajan la piel.