De la atracción al amor

Hay atracciones que ocurren igual que los terremotos y los huracanes, no podemos hacer nada para evitarlas. Son personas que nos fascinan física y emocionalmente, sin embargo, nos hacen sentir frágiles como hojitas al viento, trayendo a la superficie todas nuestras inseguridades y nuestros anhelos. Ese tipo de atracciones son como la criptonita para Superman; su poder a nivel psíquico y emocional es tan grande que pueden dejarnos indefensos... a menos que aprendamos a manejarlo.

La atracción física tiene un trasfondo emocional inconsciente / Foto: Thinkstock
La atracción física tiene un trasfondo emocional inconsciente / Foto: Thinkstock

¿Cuál es el origen y la finalidad de la atracción física? Eso llamamos "química", "chispa" o "amor a primera vista" son formas de nombrar a nuestro instinto de apareamiento. La naturaleza nos ha dotado de un sofisticado sistema sensorial, hormonal y neuronal que nos permite identificar, en cuestión de segundos, a aquellos individuos que resultan genéticamente más adecuados para la reproducción y la perpetuación de la especie. Sin embargo, a diferencia de otros animales, este sistema está entretejido a nuestra memoria emocional.

Según el terapeuta Ken Page, colaborador de Psychology Today, sentimos atracción por cierto tipo de personas que reúnen cualidades físicas, emocionales y de personalidad. Digamos que hay un nivel de atracción que va del 1 al 10; quienes están en el 1 o el 2 no son física o "románticamente" atractivos; en cambio, los que se encuentran entre el 8 y el 10 nos hacen suspirar y nos producen mariposas en el estómago. Page, siguiendo la teoría de H. Hendrix, dice que estas personas nos resultan así de atractivas porque encarnan no sólo lo mejor sino también las peores características emocionales de nuestros padres.

Leyeron bien: lo mejor y lo peor de nuestros padres. Aunque seamos adultos, tenemos heridas de la infancia que no hemos resuelto (traición, enojo, manipulación, abuso). Inconscientemente, buscamos sanar esas heridas a través de nuestra pareja, construyendo un vínculo con alguien que sentimos que puede lastimarnos de la misma forma en que nos hirieron cuando éramos niños, con la esperanza de convencerlos de que nos amen y nos acepten.

Nuestra consciencia nos mueve hacia las cualidades que deseamos, pero nuestro inconsciente nos arrastra hacia ciertas condiciones que nos recuerdan los momentos en que fuimos lastimados. Eso explicaría por qué nos sentimos tan raros e inseguros cuando estamos cerca de alguien que nos atrae intensamente, y también por qué las decepciones que nos producen esas relaciones son tan profundas.

Así las cosas, dice Page, reaccionamos de dos formas: 1. salir con personas que se encuentran en el nivel 1 o 2 de atracción para sentirnos seguros, aunque exista el riesgo de aburrirnos o sentirnos frustrados y 2. salir con personas nivel 9 y 10, que nos excitan desde el primer minuto aunque raramente nos hagan sentir seguros. Curiosamente, señala Page, quienes salen con su criptonita tienden a permanecer más tiempo solteros.

¿Y qué hay del punto medio? Dice el especialista que con una persona que despierta atracción moderada (nivel 4 a 6), construir un vínculo toma más tiempo, sin embargo, es ahí donde se encuentran las relaciones de amor más duraderas. La atracción inmediata no es el mejor pronóstico de una pasión futura. La atracción intensa nos ciega y no nos permite interactuar con los otros genuinamente, en cambio, una atracción moderada puede crecer.

Para que la atracción crezca sanamente hay que darle espacio y tiempo / Foto: Thinkstock
Para que la atracción crezca sanamente hay que darle espacio y tiempo / Foto: Thinkstock

Cultivar la atracción

De acuerdo con Page, la atracción sexual puede cambiar más de lo que pensamos. (Eso no quiere decir que puedas sentirte atraído por alguien que te desagrada físicamente.) Por ejemplo, si alguien te gusta un poco, esa chispa de atracción puede crecer conforme conoces y valoras sus cualidades. Si después de salir varias veces, la persona no te parece más atractiva o interesante sexualmente, entonces sabrás que no tiene caso volver a verse con la expectativa de construir una relación amorosa. Salir varias veces con alguien te ayuda a descubrir sus cualidades y cómo éstas se combinan con sus imperfecciones, todo eso te permite sentir una atracción desde otro nivel.

La construcción de los vínculos no es un concepto sino una realidad que está tejida en todas nuestras dimensiones: física, psíquica y espiritual. El apego detona nuevos caminos neuronales y hormonales, memorias sensoriales que se transforman en impulsos eléctricos y se tejen como reacciones físico químicas en nuestro organismo. Por eso, la ruptura produce dolor físico, porque esa situación de apego y seguridad se rompe, provocando angustia.

Cuando salimos con alguien que nos atrae moderadamente y nos enfocamos en cultivar momentos y situaciones que detonan nuestro deseo, podemos alimentar la pasión y fortalecer el vínculo de apego. Sin embargo, Page advierte que para que una atracción crezca lo más importante es dar tiempo y espacio, dárselo uno mismo y pedirlo a la otra personal.

No importa lo maravilloso que sea, no estás obligado u obligada a sentir más atracción de la que sientes. Forzar los sentimientos hace que el flujo natural de la atracción se bloquee. En su lugar, hay que dar espacios para reflexionar en lo que nos atrae de la otra persona, qué nos apasiona y qué valoramos más del otro.

"Piensa emocionalmente, pero también físicamente", dice Page, y con ello se refiere a que nos demos espacio para imaginar y fantasear con el otro. Visualizar lo que el otro nos inspira sexualmente hablando, nos da la posibilidad de averiguar qué tan intensa es la atracción hacia el otro y hacia dónde podemos hacer crecer esa relación.

@luzaenlinea

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