¿Qué esconde tu guardarropa?
Nuestro guardarropa no sólo habla de nuestra personalidad, también es un reflejo de cómo nos sentimos en determinado momento. Para la psicóloga y consultora de imagen Jennifer Baumgartner (autora de You are what you wear), la relación que tenemos con la ropa también es un reflejo de ciertas inseguridades que nos llevan a cometer "errores" al elegir nuestro guardarropa. La revista Forbes Woman explora de manera muy sencilla la propuesta de Baumgartner, y aquí te presentamos un resumen de los "errores" más comunes. ¿Alguno te resulta familiar?
1. Comprar más de lo necesario. Al igual que la comedora compulsiva, la compradora trata de llenar su vacío emocional con ropa. El consumo ofrece un alivio temporal, pero también puede estar funcionando como una evasión a la realidad. Ignorar el problema sólo hace que empeore, pues lo que empezó como un asunto emocional puede terminar en el buró de crédito.
La solución: aceptar que se tiene un problema, identificar qué detona el "atracón" de compras (ansiedad, tristeza, enojo, aburrimiento) y buscar ayuda. A veces salir a caminar con una amiga funciona tan bien como una terapia.
2. El clóset desborda ropa que no se usa. ¿Qué dice tu closet de ti, eres sólo una nostálgica o es que estás aferrándote los recuerdos que te traen ciertas prendas? ¿Acaso tienes asuntos pendientes con el pasado? Sea cual sea tu caso, no está de más hacer una depuración paulatina para renovar la energía.
La solución: separa lo que está roto y manchado de lo que sólo necesita lavandería o tintorería; hay cosas que ya no tienen remedio y que jamás volverás a usar. Practica el desapego, desprende tu emoción del objeto, abrázalo y déjalo ir. Hazlo a tu manera, poco a poco o todo de una vez, puedes venderlo en un bazar o donarlo a alguna institución que lo entregue a mujeres que lo necesiten. Y en adelante recuerda: por cada prenda nueva, deshazte de dos que ya no uses.
3. Pasar desapercibida. ¿Tu guardarropa está lleno de prendas básicas, multifuncionales y de colores neutros? ¿Prefieres no pensar en cómo vestirte y si pudieras andar en piyama, mejor? Según Baumgartner esto refleja un deseo de fundirse con el paisaje, pues hay un miedo a correr riesgos. "No quieres que nadie note que estás ahí porque tienes miedo de lo que otros opinen", afirma la psicóloga.
La solución: sal de ti misma y empieza a expresarte a través de tu ropa. Toma riesgos graduales. Por ejemplo, si vas a salir al cine con una amiga, usa ese suéter que alguna vez compraste y que por timidez has guardado en el fondo de tu cajón. Haz la prueba, quizás también te animes a tomar riesgos en otras áreas de tu vida.
4. Huir del espejo. Según Baumgartner, una persona insatisfecha con su cuerpo prefiere no mirarse en los espejos, por lo tanto suele comprar ropa una o dos tallas más grande para no tener que probársela en el vestidor. "Es una forma de evadirse", dice la psicóloga. En muchos casos la imagen negativa que tenemos de nuestro cuerpo es un síntoma de las expectativas poco realistas que se tienen de la mujer. Otras veces se trata de un problema de salud, pero esconderse bajo la ropa no va a remediarlo.
La solución: aprender a aceptar nuestro cuerpo, tomar acción para cuidarlo y mantenerlo sano, ser críticas con los mensajes de los medios de comunicación, hacer dieta de imágenes, desintoxicarse de la publicidad de "belleza". En fin, no hay que esconderse, es mejor buscar la amistad de otras mujeres felices con su cuerpo.
5. Demasiada piel al descubierto. Ante un asunto tan complejo, Baumgartner plantea una reflexión: "el cuerpo es un valor de intercambio, si nos sentimos bien con él, es probable que lo usemos para medir nuestro propio valor. El problema está en que el cuerpo se convierta en la única fuente de valía". La ropa reveladora atrae la atención, pero la respuesta externa no siempre es respetuosa pues la mirada del otro tiende a objetualizarnos.
La solución: encontrar el equilibrio. Está bien vestirse sexy, pero que la ropa no sea un distractor que oculte tu personalidad. Entre más muestras el exterior, más estás ocultando algo de tu interior.
6. Vestirse de otra edad. Parecer más chica o más grande representa una incapacidad para identificar o aceptar quién se es en el presente —y todo el mundo puede darse cuenta de ello. Baumgartner explica que, por ejemplo, las mujeres que compran ropa de adolescentes están tratando de detener el tiempo: "El miedo a envejecer es comprensible cuando vemos que la sociedad desexualiza a las mujeres mayores y las relega a un papel 'improductivo', Sin embargo, usar ropa de adolescente no va a evitar que pase el tiempo".
La solución: reconocerlo y examinarlo. Para las mujeres mayores, en lugar de recurrir a la ropa es mejor inyectar vitalidad al día a día, entrar de nuevo a la universidad, unirse a una campaña de voluntariado o probar un nuevo ejercicio, eso ayuda a entender que todavía queda mucha vida por delante. Y del otro lado: sería bueno revisar por qué una jovencita está tan preocupada de que la tomen en serio.
7. Andar cubierta de marcas. Según Baumgartner, esto revela una forma de presentarse ante los demás como "exitoso", pero los demás saben que no es más que oropel. Andar cubierto de marcas y etiquetas es una muestra de inseguridad que habla sobre el miedo a no ser suficientemente valioso o a no estar a la altura de las circunstancias.
La solución: revisa tus motivaciones. ¿Mides a los demás en función de lo que se ponen? Trata de romper con la asociación marca=valor humano y observa lo que pasa en tus relaciones.
¿Qué opinas, te sientes identificada con alguna de estas actitudes? ¿Crees que la ropa pone de manifiesto nuestras inseguridades?
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