Yoga para la vida sexual

Yoga y vida sexual
Yoga y vida sexual


Desde hace cientos de años, en la India se sabe que el yoga y la meditación son dos caminos para alcanzar salud, autoconocimiento y plenitud. En este lado del mundo, a partir del día en que hicieron su aparición, no hemos dejado de sorprendernos del alcance de sus beneficios. Un estudio que se publicó en el Journal of Sexual Medicine mostró la forma en que un grupo de mujeres con una vida sexual insatisfactoria, lograron elevar el deseo y tuvieron una vida sexual más plena después de un tiempo de practicar yoga. ¿A qué se debe ese cambio?

1. Disfrutar el presente. En la vida diaria estamos corriendo todo el tiempo, la mente no descansa pensando en lo que deberíamos haber hecho o lo que nos falta por hacer. Este ruido mental suele ocupar nuestra energía durante el acto sexual, apartándonos de vivir la experiencia plenamente. Al practicar yoga aprendemos a silenciar la "máquina de pensar", y con ello, a estar en el presente; cuando uno está enfocado, conectado en el aquí y el ahora, no hay juicios, sólo aceptación.

2. Como los ejercicios de Kegel. Estos ejercicios sirven para fortalecer los músculos del suelo pélvico que, entre otras funciones, ayudan a provocar el orgasmo. Hoy se sabe que las contracciones y extensiones del yoga también fortalecen esos músculos, e incluso hacen que el orgasmo se haga más intenso y duradero.

3. Menos estrés. En general, cuando estamos estresadas nos sentimos poco dispuestas a tener sexo, ya que se producen hormonas que "congelan" la libido y nos ponen en una suerte de estado depresivo. Por otra parte, el estrés hace que el sexo se perciba como una de las tantas tareas que una mujer debe hacer "por alguien más". Al practicar yoga nos relajamos mental y físicamente, de manera que el deseo se reactiva y nuestra respuesta a los estímulos sexuales es lúdica y placentera.

4. Fuerza y flexibilidad. Estos son dos de los objetivos del yoga y sus beneficios se dan a todos los niveles —mental, emocional, físico, espiritual. Cuando se gana fuerza y flexibilidad, también se gana duración, placer y variedad durante el acto sexual.

5. Confianza en una misma. El yoga no sólo nos ayuda a estar en mejores condiciones físicas, también nos da la certeza de que nuestro cuerpo y nuestra mente se pueden conectar y lograr algo positivo, bello, placentero. En la intimidad, esto se traduce en confianza, un factor que es más poderoso que muchos afrodisiacos.