Bookie: un atípico corredor de apuestas, protagonista de una serie que rompe el molde

Bookie: un atípico corredor de apuestas, protagonista de una serie que rompe el molde
Bookie: un atípico corredor de apuestas, protagonista de una serie que rompe el molde - Créditos: @Captura

Bookie (Estados Unidos/2023) Creador: Chuck Lorre, Nick Bakay. Elenco: Sebastian Maniscalco, Omar Dorsey, Vanessa Ferlito, Jorge Garcia. Disponible en: HBO Max. Nuestra opinión: buena.

Chuck Lorre es un nombre de peso en el mapa de las comedias televisivas. El creador de Two And a Half Men, El método Kominsky y The Big Bang Theory, títulos fundamentales de la sitcom modelo siglo XXI, lanzó una nueva propuesta que, lejos de buscar la corrección política, termina por afianzar su estilo mediante un universo que no es el habitual dentro del panorama de las ficciones actuales.

La historia de Bookie se centra en Danny (Sebastian Maniscalco), un corredor de apuestas de poca monta, que suele correr detrás de sus clientes reclamándoles frondosas deudas surgidas por apuestas perdidas. De ese modo, el mundo de Danny gira alrededor del fútbol americano, y las llamadas de apostadores empedernidos que, impulsados por un pálpito, terminan gastando mucho más de lo permitido, ilusionados frente a unos resultados que rara vez se concretan. Como es de esperar, y ante la falta de puntualidad de sus clientes al momento de pagarle, el protagonista debe perseguirlos en busca de recaudar lo adeudado. Y, si bien hasta acá la sinopsis podría ser la de un Tony Soprano cualquiera, Danny es alguien muy distinto.

Charlie Sheen en Bookie
Charlie Sheen en Bookie - Créditos: @HBO Max

Ante la sombra de una posible legalización en el mercado de las apuestas -una decisión que lo dejaría sin trabajo-, Danny hace a un lado la imagen de usurero mafioso para establecer el diálogo y cobrar sus deudas recurriendo menos a los golpes (aunque algo más a los aprietes verbales). Con el fin de compensar su uso de la no violencia, Danny se mueve junto a Ray (Omar Dorsey), su guardaespaldas tamaño ropero, para ayudarlo en caso de que alguna situación se torne incontrolable (algo que suele suceder, y que desde luego, Ray no termina de contener). De ese modo, la dupla se mueve por la ciudad de Los Ángeles, tomando apuestas, visitando deudores y procurando equilibrar las obligaciones de un oficio que está en decadencia, casi tanto como la vida familiar del protagonista.

Hay algo que puede resultar simpático o antipático en Bookie es el universo (y la óptica) esencialmente masculina de esta ficción, un rasgo que forma parte de la esencia de Chuck Lorre. Quizá un poco en la línea de Two And A Half Men (de hecho, Charlie Sheen y Angus T. Jones hacen un divertido cameo en el primer episodio), Lorre propone un mundo de hombres que comparten códigos machistas, donde las mujeres suelen ser mandonas y los bares el lugar en el que sellar amistades o apaciguar diferencias. Desde luego que ese es un retrato que va en contra de los tiempos que corren, pero resulta absurdo negar la existencia de esos mundos que a Lorre le resultan fascinantes y que, de más está decirlo, alcanza con salir la esquina para comprobar que existen. Pero el desafío que propone la serie es descubrir hasta qué punto un espectador puede despreciar o abrazar a estos personajes, a veces francamente repulsivos, pero también notablemente divertidos en esa inconsciencia que los domina.

Bookie
Bookie - Créditos: @Captura

Un poco como le pasa a Danny, puede que Bookie sea un tipo de serie en vías de extinción (o quizá no, eso aún es incierto), pero es evidente que para bien o para mal, la ficción logra establecer un tono propio, a pesar de correr detrás de un paradigma perdido. La violencia, la muerte, la representación de las mujeres y el tiempo excesivo en el que los personajes hablan de dinero, son las cuatro patas de la mesa que es Bookie.

Fiel al estilo de HBO, esta no es una historia para todos los paladares, y por eso es que esta ficción se encuentra su plenitud en su coqueteo con los márgenes. Y aunque en la superficie muchos de sus chistes pueden ofender, su interior resulta mucho más interesante y hasta sutilmente provocador. Por ese motivo es que la serie funciona bien, porque Lorre es fiel a su mirada y confía absolutamente en la riqueza de ese mundo de personajes tan fallidos como fallados.