Cuando un brasier no da el ancho

Uno de los muchos usos posibles de la cinta adhesiva para pechos. (Nue vía The New York Times).
Uno de los muchos usos posibles de la cinta adhesiva para pechos. (Nue vía The New York Times).

Los seres humanos son atípicos en el reino animal por los pechos prominentes y voluminosos de sus hembras (y no solo cuando amamantan), lo cual puede ser una gran ventaja o una carga pesada, depende de cómo lo veas.

Por un lado, los pechos nos han dado mucho, como las blusas escotadas y esos comerciales innecesariamente eróticos de Carl’s Jr. en los años 2000. Por otro lado, apenas se despiertan las mujeres, enfrentan innumerables preguntas sobre qué hacer con ellos.

¿Te los empujas para arriba? ¿Te los aplastas hacia abajo? ¿Los vas a dejar sueltos y libres, o hay que someterlos al yugo del nailon?

La respuesta depende del humor de una, su atuendo, sus actividades y el lugar de destino. También depende de qué se tenga a la mano. Entre las opciones está el sostén realzador; sin tirantes; sin aro y relleno; el sostén deportivo; y el adhesivo.

Pero quizá los brasieres ya sean cosa del pasado. La última frontera en la tecnología de contención de pechos es algo mucho más versátil que le permite a una moldear sus senos de acuerdo con las necesidades físicas y sartoriales siempre cambiantes y, que también, en un apuro, puede usarse para sellar paquetes de FedEx.

Se trata de la cinta adhesiva.

La idea de usar cinta adhesiva en los senos para lograr una silueta en específico no es nada nueva. Los hombres transgénero y las personas de género no binario, por ejemplo, han usado desde hace mucho la cinta adhesiva para atarse los pechos. Y por allá de 2016, Kim Kardashian publicó en la aplicación KKW (que ya no existe) que uno de los secretos para su figura neumática en la alfombra roja era usar cinta aislante para alzar sus pechos hacia las alturas.

Uno de los muchos usos posibles de la cinta adhesiva para pechos. (Nue vía The New York Times).
Uno de los muchos usos posibles de la cinta adhesiva para pechos. (Nue vía The New York Times).

“Nada más prepárate para cuando sea hora de quitártelo, LOL”, escribió. (Arrancar el adhesivo industrial de la piel blanda puede doler y causar irritación del cutis y rotura de capilares).

Sin embargo, un número cada vez mayor de empresas ha empezado a plantearse una pregunta fascinante: ¿y si hubiera una mejor forma de pegar los pechos que con un material que originalmente fue diseñado para envolver cables de acero y conductores eléctricos?

Stephanie Montes, exeditora de moda y belleza, fundó Nue, su propia marca de “cinta adhesiva para tetas” —como se le suele llamar— en enero de 2020. La idea se le ocurrió por primera vez un año antes, cuando se preparaba para la boda de una prima. El mono que iba a vestir tenía un escote pronunciado que habría dejado al descubierto cualquier brasier tradicional, así que probó el método de la cinta adhesiva aprobado por las Kardashian.

Le funcionó bastante bien, pero le pellizcaba, se le arrugaba la piel y crujía cuando se movía, además le dolió muchísimo cuando se lo tuvo que arrancar. “Pensé: ‘Ay, dios mío, ¿por qué me hice esto?’”, contó.

Montes encontró un par de marcas en línea que vendían una cinta así, pero no le gustaba que esos productos generalmente solo venían en un solo tono de beige claro, y que casi siempre los presentaban en modelos jóvenes y retocadas.

“No siento que sea un producto para mí”, recordó haber pensado Montes, quien es de ascendencia latinoamericana. “Pero, si puedo tomar esto y crearlo de una manera que va a tener sentido para todos y hará que todos se sientan incluidos, creo que sí puedo hacerlo”.

Montes tardó varios meses en diseñar el empaquetado y encontrar una fábrica que pudiera producir la cinta a prueba de agua y libre de látex en tres tonos de piel, como quería. (Desde entonces, la línea se ha ampliado a cuatro tonos de piel: claro, claro-medio, medio y oscuro). Cuando por fin tuvo el producto, ella y sus amigas lo modelaron, y publicó videos en Instagram de sí misma poniéndoselo. “Quería que la gente lo sintiera real”, expresó.

Nue sigue siendo una empresa pequeña. Montes es la única empleada a tiempo completo, y su marido sigue ayudándola a empaquetar los pedidos grandes que hay que enviar. Pero la marca ha tenido un crecimiento constante, incluso durante una pandemia en la que la mayoría de la gente no salía a la calle con sus atuendos más reveladores (o ni siquiera usaba brasier).

Nue ahora se vende en tiendas minoristas de moda como Net-a-Porter y Revolve. “Creo que la gente se está interesando en este truquillo del vestir”, expresó. “No es tan loco ni aterrador como antes lo parecía”.

La cinta permite lograr un aspecto más realzado sin necesidad de cirugía, dicen las empresas. Nue incluso llama a uno de sus productos “A Boob Job on the Go” (cirugía plástica para llevar), aunque Montes subraya que “es importante que seamos más amables con nosotras mismas y aceptemos nuestro tipo de cuerpo”.

Además de sus promesas estéticas, la cinta también es un producto perfecto para la época de las redes sociales. “Ahora, todo el mundo quiere crear contenido”, afirmó Nataree Leelapatree, fundadora de una compañía llamada Boob Tape, que también empezó en 2020 y, según relató, facturó 60.000 dólares en mayo.

Hay un número limitado de formas de ponerse o quitarse un sujetador. Pero hay infinitas maneras de aplicar la cinta adhesiva para tetas. Los tutoriales de influentes en YouTube e Instagram muestran a mujeres de todas las tallas de copa demostrando las distintas maneras en que se puede poner cinta adhesiva en los pechos bajo las prendas más reveladoras y confusas. Está el estilo funda, para un top escotado; el entrecruzado; el tipo bandeau. Estos videos duran entre 30 segundos y 30 minutos, y tienen decenas de millones de vistas.

En aras de ofrecer un reportaje exhaustivo, probé la cinta. Encargué algunas por internet y, un martes por la mañana, me encinté con un éxito moderado. Aunque me gusta pensar que tengo una personalidad alegre, como de copa D, físicamente tengo lo que los profesionales médicos describirían como “una copa B modesta”, que solo requirió cuatro tiras de 15 centímetros para alzarse.

Me la puse de manera imperfecta. Al inicio, mis pechos se veían chuecos, y arrugué un poco la cinta cuando me la ajustaba. De cualquier manera, luego me puse una camiseta de tirantes y seguí con mi día, con una confianza digna de la alfombra roja.

Se sintió liberador tener mis pechos contenidos pero emancipados al mismo tiempo (¿acaso a esto se refería la gente cuando hablaba del “estilo de apego seguro”?). Parecía que había muchos más minutos en el día en los que no estaba constantemente reajustando un viejo brasier que se las ingeniaba para estar flojo y al mismo tiempo tan apretado que dejaba marcas.

Quitarme la cinta esa noche no fue demasiado desagradable; la piel se quedó mi cuerpo, y, por gracia divina, mis capilares permanecieron intactos.

© 2022 The New York Times Company