Britney Spears, Colin Farrell y la explicación de un romance hollywoodense que no se entendió
La cantante explica cómo fue aquel romance de dos semanas
Las confesiones de Britney Spears todavía no llegaron a las librerías –se publican el 24 de octubre– pero ya están provocando terremotos mediáticos. Varios medios se están haciendo eco de algunos de los extractos más impactantes de las 288 páginas de The Woman in Me, como son los detalles en torno a su relación con Justin Timberlake, desvelando que hubo aborto e infidelidad, mientras ataca la percepción supuestamente errónea que provocó el videoclip de Cry me a river. Pero hay más. Porque también habla de otro romance. El que vivió fugazmente con Colin Farrell en 2003, generando titulares y curiosidad mientras tomaba al mundo completamente por sorpresa.
Todavía recuerdo cuando surgió la noticia: Britney Spears abrazada a Colin Farrell, el ‘bad boy’ de la época, siendo su invitada de honor en el estreno de El discípulo. Solo se dejaron ver públicamente en esa ocasión pero fue suficiente como para generar conversación, sobre todo porque apenas habían pasado dos meses desde que el videoclip de Justin Timberlake pintara una narrativa que estaba cambiando la percepción angelical que había en torno a Britney y su noviazgo perfecto. En aquel momento, probablemente muchos no comprendieron qué hacía la cantante ventilando cercanía pasional con el actor que era el reflejo de los excesos, pero según revela en sus memorias, parece que todo tuvo su explicación.
En un extracto exclusivo obtenido por la revista Time, la cantante escribe que un amigo “promotor de discotecas” la conectó con el actor irlandés después haber decidido que era hora de pasar página de su ruptura con Timberlake quien, según Spears, “se acostó” con “seis o siete” mujeres después de romper “oficialmente”.
Después de las presentaciones, Spears cuenta que visitó a Farrell en el set de S.W.A.T.: Unidad especial y que la pareja tuvo una relación breve de dos semanas que habría sido tan pasional que la describe como “una pelea callejera”.
“Pelea es la única palabra para describir esto: estábamos uno encima del otro, luchando tan apasionadamente que era como si estuviéramos en una pelea callejera”, escribe Spears. A su vez, recuerda que asistió al estreno de El discípulo pero admitió que “todavía no había superado a Justin”.
Pero entonces Britney Spears explica algo que suele ser normal en medio del dolor, la vulnerabilidad y el desconcierto que puede producir una ruptura dolorosa. Y es la necesidad de dejarse llevar para tapar el dolor de alguna manera. “Como lo había hecho antes, cuando me sentía demasiado apegada a un hombre, traté de convencerme por todos los medios de que no era gran cosa, que sólo nos estábamos divirtiendo”, escribe. “Y que, en este caso, yo era vulnerable porque todavía no había superado a Justin”.
Como recuerda Independent, Farrell dijo a los periodistas en el estreno que "no había nada entre ellos”, diciendo que eran “sólo amigos”. Por su parte, Spears dijo a la revista W que se habían besado. “Es la cosa más linda y hot del mundo”, resumió.
UN ROMANCE Y EL ‘BAD BOY’ DE LA ÉPOCA
Observando la historia con la perspectiva que otorga el paso del tiempo, resulta normal que el romance generara titulares. Después de todo, mediáticamente hablando, en aquel momento era todo muy reciente.
Cuando Britney y Colin Farrell llegaron abrazados, sonrientes y dispuestos a mostrarse ante los fotógrafos en el estreno de El discípulo, habían pasado dos meses del lanzamiento de Cry me a river, aquel videoclip con el que Justin Timberlake se lanzó a una exitosa carrera como solista tras la ruptura con Britney Spears. El mismo que Framing Britney Spears, el polémico documental que posó los focos sobre el maltrato mediático y la misoginia que rodeó a la cantante, colocó bajo la lupa del análisis mediático en 2021, analizando cómo habría afectado la imagen pública de la cantante al utilizar una doble muy parecida mientras se sugería que el dolido era él y que ella le había sido infiel. Timberlake recibió tanto criticismo tras el estreno del documental que pidió disculpas públicas a Spears.
“Lamento profundamente los momentos de mi vida en los que mis acciones contribuyeron al problema, en los que hablé fuera de turno o no defendí lo que era correcto”, escribió en Instagram. “Entiendo que me quedé corto en esos momentos y en muchos otros y me beneficié de un sistema que tolera la misoginia y el racismo. Quiero disculparme específicamente con Britney Spears y Janet Jackson, ambas individualmente, porque me preocupo y respeto a estas mujeres y sé que fallé”.
En ese mismo instante, el actor irlandés era el ‘bad boy’ de la época. El reflejo de los excesos de Hollywood que, en pleno ascenso profesional tras el estreno de películas como En defensa del honor con Bruce Willis, Minority Report: Sentencia previa con Tom Cruise y Enlace mortal, llegó a decir que “la heroína es buena en moderación” o que acostarse con “prostitutas es como pedir pizza” a la revista Playboy (vía The Sun). Es más, ese mismo año hizo algo que hoy sería impensable: besó a una reportera en los labios en la alfombra roja de S.W.A.T. y en plena entrevista.
En 2006 entró en rehabilitación, reconociendo años más tarde en The Late Show que “estaba fuera de control” (vía Daily Mail). En la actualidad lleva 17 años de sobriedad, es padre de dos niños y ha encontrado la consagración abandonando los focos de Hollywood a cambio de personajes brillantes. Sin embargo, en aquella época, una sola presentación del romance ante las cámaras fue suficiente como para que dejara huella en la historia mediática de la industria del entretenimiento.
Sin embargo, en el momento que Britney Spears acompañó a Colin Farrell como si fueran pareja, la cantante estaba viviendo una etapa de escrutinio mediático a raíz del videoclip de Cry me a river. Lo escribe ella misma en un extracto de sus memorias obtenido por The New York Times, explicando que tuvo que vivir las consecuencias mediáticas provocadas por el vídeo que la mostraba como una “ramera que había roto el corazón del chico de oro de Estados Unidos”.
En consecuencia, el desfile del romance con el actor que representaba los excesos de la industria, entre drogas, alcohol y amoríos varios, generó muchas preguntas. Pero ahora tenemos la respuesta. Al final, no habría sido un intento de publicidad conjunta, ni una manera de Spears para reforzar la idea de mujer independiente o rebelde que podía salir con quien quisiera a pesar de las habladurías. Aunque fuera el ‘bad boy’ de la época. Sino que había una mujer vulnerable que solo estaba intentando pasar página y divertirse en la neblina del dolor que estaba viviendo.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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