La brutal muerte de Adrienne Shelly, la actriz que tenía todo para triunfar y encontró la tragedia en su oficina
Adrianne Shelly era apenas una niña cuando supo que el punto máximo de su felicidad estaba relacionado directamente al momento que subía al escenario escolar para brindar algún tipo de show. Esa pasión creció junto a ella. Cuando terminó sus estudios secundarios en Long Island se mudó a Nueva York para cumplir su sueño de ser una estrella de Hollywood. Su nombre hoy recorre el mundo por la obra que produjo, dirigió y actúo, pero que no alcanzó a conocer lo exitosa que fue. Su trágica muerte conllevó una gran investigación que pasó de ser considerada en un primer momento un suicidio, para luego comprobarse que se trató de un homicidio.
La película Waitress (Camarera) fue estrenada en 2007. Desde el primer momento, la historia que narra la vida de una joven llamada Jenna Hunterson cautivó a la audiencia. La palabra resiliencia no estaba de moda en aquel entonces, pero describía perfecto la actitud de quien supo salir del infierno de su hogar, para luchar por una feliz vida para su hija. El poder de la unidad entre mujeres se reflejó como un mantra digno de replicar en esta ficción protagonizada por Keri Russell. Su éxito fue festejado por todos aquellos que formaron parte del film, menos por Adrianne Shelly (quien interpretó a Dawn) que fue la escritora, productora y directora de la producción audiovisual, que hoy tiene su propio musical en Broadway.
Con 21 años, Adrianne llegó a Nueva York en búsqueda de poder llevar a la pantalla su arte. Los castings comenzaron a ser más frecuentes, hasta que obtuvo su primer papel con un inesperado protagónico para un joven que recién comenzaba su carrera. Su talento y carisma frente a la cámara cuadraron perfecto para el papel en The Unbelievable Truth junto a Robert Burke, en 1989. Así se retrata en el documental Adrianne, de HBO, estrenado en 2021 y dirigido por Andy Ostroy, su viudo.
A partir de este primer gran trabajo, la actriz se convirtió en el símbolo de las películas de amor adolescente y su fama creció abruptamente. Si bien vivía un gran presente, no dejó de buscar su inspiración y forma de comunicar su arte. Comenzó a dar clases de teatro y escribir sus propias obras. Poco a poco pudo dejar atrás aquella imagen juvenil para comenzar con sus nuevos proyectos.
Cambio de rumbo y la llegada del amor
Para sus 30, ya sabía que mediante la escritura quería contar las historias que rondaban en la cabeza, por lo cual su enfoque laboral giró hacia ese rumbo. En esta etapa de su vida, conoció al empresario Andy Ostroy, con quien comenzó una relación.
La vida de Adrianne comenzaba a ser como la había soñado. A poco de comenzar la década del 2000, lo que sería el gran proyecto de su vida tomó forma. Mientras esperaba la llegada de su primera hija, puso en palabras todos aquellos pensamientos que le rondaban en su mente y construyó lo que se convertiría en una historia de inspiración para miles de mujeres.
Camareras, en principio, fue una novela y más tarde se adaptó al cine. Sophie, la hija de la actriz, ya tenía más de un año cuando su madre la llevaba al de grabación del proyecto en donde no solo aparecía con un papel secundario, sino que también era guionista y directora. Además, la niña formó parte del elenco para las tomas finales de la historia.
La fallida investigación de la muerte de Shelly que reveló una cruel verdad
Shelly tenía 40 años cuando su hija - de apenas 3- la vio por última vez. Sus recuerdos están acompañados de una grabación de la fiesta de Halloween que realizaron el 31 de octubre de 2006 en su casa, rodeados de amigos y familiares. Esa noche, recuerdan lo feliz que se sentía la actriz por todo lo que estaba por venir: el estreno de su ansiada película.
Pero, al día siguiente, todo quedó trunco. Adrianne, como cada día, fue a su oficina ubicada West Village de Manhattan y no pudo ni imaginar lo que pasaría. Durante la jornada, no se contactó con su esposo como solía hacer frecuentemente, y es por eso que Andy se preocupó y decidió ir con un amigo hasta el lugar. Una vez que entraron se toparon con la peor escena: el cuerpo de la actriz yacía colgado con una sábana en el baño.
Cuando la Policía llegó y constató las circunstancias de la muerte, en primera instancia lo calificaron como un fallecimiento por decisión propia, es decir, un suicidio. Sin embargo, esto no convenció a quienes conocieron a Adrianne y fue su esposo quien aseguró que ella no sería capaz de dejar a su hija Shopie. Por esto, insistió en una investigación profunda.
Una segunda autopsia constató la existencia de una serie de golpes que demostraban que la víctima había peleado por su vida. Este escenario puso en marcha una segunda revisión de la escena del crimen. Según las propias palabras de Andy en su documental, allí fue que personal policial encontró una huella de zapatilla, marcada por un polvo casi imperceptible.
La verdad detrás de la muerte y un cara a cara con el asesino
El edificio donde funcionaba la oficina de la víctima tenía abajo un departamento en reforma. Cuando revisaron el lugar, encontraron polvo que coincidió con el que el de la huella que había dejado el asesino. Al momento de realizar las inspecciones hallaron a un albañil llamado Diego Pilco.
El joven, de 19 años nacido en Ecuador, fue interrogado y poco tardó en confesar el crimen. Sin embargo, todas las veces que declaró ante la Justicia cambió de versiones de los hechos. En su relato habló primero de un encuentro consentido con la actriz y luego dijo que la mató por accidente para que no lo denuncie por ser un inmigrante ilegal. Como sea, su estrategia para confundir no influyó en la pena que recibió en 2008: 25 años de prisión.
A pesar del accionar de la Justicia que le brindó una respuesta a la familia de Adrianne, su esposo anhelaba saber cómo fueron los últimos minutos del amor de su vida.
En 2021 se lanzó el documental que lleva el nombre de la actriz. Su vida y su muerte fueron relatadas por Andy y Sophie, que hoy tiene 19 años.
A 15 años del crimen, padre e hija supieron la verdad de lo que sucedió aquel 1 de noviembre gracias a un encuentro en la cárcel entre Ostroy y Pilco. Allí, el viudo lo visitó, lo miró a los ojos y le pidió que le relatara cómo fue que terminó con la vida de la actriz.
Sin levantar la vista del piso, el asesino le contó que al momento de su llegada a Estados Unidos desde Ecuador, debía 13 mil dólares y su madre tuvo que hipotecar su casa para hacer frente a la deuda. “Me desesperé buscando cómo enviarle dinero. Empecé a trabajar en departamentos y un día vi una persona saliendo y entré, lo venía haciendo hace tiempo. Nunca me agarraron”, describió sobre los robos que cometió.
Con esta dinámica de hurtos fue que llegó al mismo edificio donde estaba la oficina de la directora. Como ya era su costumbre, se las ingenió para ingresar al departamento. ”La puerta se abrió y vi un bolso en el piso, saqué el dinero y lo dejé. En ese momento fue que la señora salió y me corrió. Cuando empezó a gritarme y oí la palabra Policía, le rogué que no llamara. Fui por atrás y le tapé la boca y se me fue la mente. Me perdí. De repente la estaba ahorcando con mis manos”, precisó al tiempo que reconoció que armó la escena del crimen para que pareciera que se trató de un suicidio.
El legado de Adrianne Shelly
El rostro de la actriz que fue asesinada a los 40 años quedó plasmado en diversas películas que protagonizó. Pero, su último trabajo fue -sin dudas-el más significante para todos aquellos que aún lamentan su ausencia, ya que consideran que ahí mostró su verdadera esencia y talento. Camareras se estrenó finalmente en Festival de Cine de Sundance de 2007 y fue un éxito total.
Posteriormente fue adaptado a un musical y, desde 2015, miles de personas disfrutaron de la historia que escribió Shelly. Su nombre se encuentra en lo más alto de las carteleras, tal como alguna vez lo soñó.