Bunbury recupera la voz y el entusiasmo mientras replantea sus prioridades

En estos momentos, Enrique Bunbury se encuentra en plena campaña promocional de “Greta Garbo”, un álbum de temas inéditos en estudio que lleva el nombre de una de las estrellas más enigmáticas en la historia del cine.

En medio de esa misma campaña, el cantante español radicado en Los Ángeles, y adorado por sus seguidores debido a la complejidad de sus letras, la calidad musical de sus composiciones y la profundidad de su voz, anunció a través de las redes sociales la realización de varios conciertos.

Hasta hace algún tiempo, todo esto habría sido absolutamente normal para un artista que se ha mantenido en actividad constante a lo largo de casi cuatro décadas de carrera, tanto de manera solista (desde 1997 hasta el presente) como siendo parte de la mítica banda española de rock Héroes del Silencio.

Héroes del Silencio funcionó de manera formal entre 1984 y 1996, y a lo largo de su impresionante carrera, logró trascender las barreras geográficas para imponerse no sólo en países del Viejo Continente donde nuestro idioma no es la lengua oficial, sino también en Latinoamérica y en diversos sectores hispanos de los Estados Unidos. La mejor prueba de esto último puede encontrarse en las numerosas bandas de tributo que le rinden homenaje, tocando sus temas e imitando su estética a lo largo y ancho de la Unión Americana.

Los Héroes, como se les llama popularmente, empezaron tocando post punk y, a través de sus cuatro álbumes en estudio, evolucionaron hacia un estilo más complejo, con claras influencias del hard rock, mientras colocaban al frente la imponente voz de Bunbury, autor de unas letras misteriosas y poéticas que se inspiraban en los escritos de William Blake y Charles Baudelaire.

Tras la separación del grupo, reunido únicamente en 2007 para una gira española y estadounidense que incluyó un lleno total en el Home Depot Center de Carson, el vocalista inició un camino propio que lo llevó primero a alejarse por completo del sonido anterior para sumergirse en el terreno de la electrónica, pero que terminó dándole vida a un estilo que, en medio de sus coqueteos con elementos procedentes del cabaret, las rancheras y los boleros, posee todavía indudables deudas con el rock guitarrero.

Pese a su actividad incansable, y regresando al presente, ni el regreso discográfico, ni la posibilidad de nuevos conciertos era un asunto garantizado. En febrero de 2022, los fans de una de las figuras más grandes del rock en español quedaron desconcertados ante los anuncios hechos por el mismo Bunbury en sus cuentas de las redes sociales, donde anunciaba su retiro de los escenarios debido a unos problemas de garganta que le ocasionaban molestias insoportables cada vez que se encontraba sobre una tarima.

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El adiós interrumpido

La despedida se iba a dar a través de una gira que estaba ya planeada en esos momentos y que involucraba 16 fechas en Estados Unidos y 9 en España. Sin embargo, casi al inicio del periplo estadounidense, Bunbury anunció que le resultaba imposible seguir con lo pactado, lo que lo llevó a cancelar el resto del tour, que incluía shows en el YouTube Theater de Los Ángeles y la House of Blues de Anaheim.

¿Cuál era la raíz del mal que aquejaba al ‘frontman’ de imponente voz y de tremenda presencia escénica? Se tejieron muchas especulaciones alrededor del hecho, y el mismo rockero tuvo las suyas, por supuesto.

“Lo peor fue la incertidumbre, el no tener ni idea de qué es lo que me podía estar ocurriendo y por qué ocurría exclusivamente en las giras, no en casa, en el estudio o cuando estaba ensayando”, nos dijo el cantante al inicio de una entrevista por Zoom que nos conectó con su hogar actual en Topanga, California.

“Llegué a imaginar que era algo psicosomático, que mi cabeza estaba interviniendo y boicoteando mis propios shows”, reflexionó. “Pensamos que se trataba de una de las enfermedades que pueden causar problemas pulmonares y de la garganta, pero los síntomas que tenía no coincidían con ellas”.

Tras una larga serie de pruebas y de análisis, Bunbury se puso en las manos de un especialista en complicaciones respiratorias de Los Ángeles, ciudad en la que vive desde 2010. Gracias a este, y ya en el mes de septiembre, descubrió que la causa de sus problemas era externa: provenía de una intolerancia al glycol, un producto químico incluido en la mayoría de los sistemas de humo que se emplean en las presentaciones en vivo.

El diagnóstico alivió significativamente sus preocupaciones, aunque no lo llevó a considerar la idea de retomar la gira interrumpida o de emprender una nueva. “No niego que todo eso haya provocado una respuesta psicológica que, ahora mismo, genera temor ante la posibilidad de hacer muchos conciertos”, retomó el vocalista nacido en Zaragoza. “Prefiero tomarme las cosas con calma”.

De ese modo, los conciertos se limitan a 10 fechas: los primeros cinco se darán a fines de este año en Buenos Aires, Santiago de Chile, Lima, Quito y Bogotá, y los restantes tendrán lugar en Ciudad de México, Guadalajara, Los Ángeles, Nueva York y Madrid a lo largo del mes de junio de 2024. “Están lejos de ser lo que es una gira habitual para mi, donde hay entre 60 y 100 presentaciones”, precisó Bunbury, quien ha elegido al KIA Forum para su actuación local.

Una nueva vida

En medio del drama personal que atravesaba, y antes de conocer el origen del mal que lo aquejaba, el artista se puso a componer y regresó al estudio con la finalidad de grabar sus nuevas creaciones. Esta vez, decidió trabajar en el área de producción con Adán Jodorowsky, hijo del legendario director chileno Alejandro Jodorowsky.

Elegir a un integrante de este clan familiar no fue gratuito. Si el irreverente Alejandro es una figura destacada en la historia del cine mundial y uno de los representantes más notables del surrealismo contemporáneo (“El Topo”, de 1970, y “Santa Sangre”, de 1989, son dos buenos ejemplos de su obra), Adán, que suele trabajar bajo el seudónimo de “Adanowsky” y que también es actor, ha dejado huella en la escena musical independiente por sus aventuras musicales, vinculadas al ‘indie rock’ y a la escuela alternativa.

Pese a lo que le sucedía en los escenarios, la garganta de nuestro entrevistado no dio muestras de flaqueza durante esas sesiones. “Adán me hizo cantar una misma canción durante varias horas, y hasta ahora no sé si lo estaba haciendo simplemente para comprobar que todo estaba bien conmigo”, reflexionó el vocalista. “Por un lado, yo estaba cansado después de tantas tomas, pero por el otro, me alegraba mucho ver que todo estaba funcionando bien y que estábamos consiguiendo buenos resultados”.

Pese a su intensidad interpretativa, Bunbury es un cantante completamente empírico. “Desgraciadamente, no he tenido nunca un profesor de canto, aunque la verdad es que no sé si ha sido una desventaja, porque muchas veces llegas por accidente a conclusiones a las que no habrías llegado de modo académico”, comentó. “Lo que sé lo he aprendido cantando y escuchando, y creo que ahora sé más cosas y sé cuidar mejor de mi voz que hace algunos años”.

En vista de todo lo señalado, era inevitable que el nuevo disco, marcado nuevamente por una impronta esencialmente rockera en el plano del sonido, reflejara de un modo u otro lo que le estaba sucediendo. Sin embargo, en medio de sus tonos reflexivos, “Greta Garbo” no es un trabajo deprimente, y los contenidos de sus canciones sirven para sustentar esta impresión.

“Nuestros mundos no obedecen a tus mapas” celebra el papel que cumplen los artistas en el bienestar emocional de sus oyentes; “Corregir el mundo con una canción” tiene una tendencia decididamente optimista, e “Invulnerables” maneja una temática de amor que podríamos conectar con la relación de larga data que mantiene el artista con su esposa Jose Girl, quien se desempeña profesionalmente como fotógrafa y se encarga de casi todas las imágenes que muestran al rockero en su faceta pública.

“Es un álbum que partió de un lugar complicado, de una situación extrema para saber que en toda crisis hay una oportunidad y que cuando una puerta se cierra, hay otras que se abren”, nos dijo Bunbury. “Y esa es la visión de este disco. Es un disco que saca fortaleza de la vulnerabilidad. Tienen canciones claramente positivas y otras en las que conviven distintos sentimientos”.

“‘De vuelta a casa’, por ejemplo, es una canción que empieza de manera pesimista [‘es inútil seguir, estoy cansado’], pero cuyo estribillo [‘el futuro es brillante, me pondré mis gafas de sol’] dice exactamente lo contrario”, prosiguió el español, citando fragmentos de sus nuevos temas. “Cuando me di cuenta de que había salido de ese modo, quise dejarla así, porque representaba el momento que estaba viviendo. Decidí no corregir mis propios sentimientos, porque esos sentimientos estaban cohabitando en mí y retrataban un momento esencial de mi vida”.

Virus y desacuerdos

Bunbury no es de los artistas que plasman exactamente lo que les ocurre o que hacen menciones directas a cosas específicas en sus composiciones, ya que estas se encuentran normalmente abiertas a la interpretación. Pero tampoco evita por completo estas opciones. El mejor ejemplo de ello es su disco anterior, “Curso de Levitación Intensivo”, que salió en diciembre de 2020 y que se inclinaba incluso hacia la modalidad de protesta, como lo demostraba la canción “N.O.M.” (cuyas siglas aluden al término ‘Nuevo Orden Mundial’).

En “Greta Garbo”, las temáticas son más diversas, pero hay momentos en sus letras que parecen referirse a los duros cuestionamientos que recibió su autor luego de hacer comentarios sobre la pandemia que resultaron controvertidos. En la canción “La tormenta perfecta”, cuando habla de “esquivar flechas”, parece referirse a estos ataques externos, mientras que, en “Autos de choque”, habla de “monsergas moralizantes” y “vigilantes de las costumbres”.

“Soy una persona que intenta entender a todas las partes, que intenta entender de dónde viene cada uno”, dijo Bunbury.”Nos equivocamos cada vez que consideramos que el enemigo está a nuestra izquierda o a nuestra derecha. Cuando yo estaba llamando la atención sobre las libertades, no estaba hablando de los de izquierda o de los de derecha; estaba hablando de los de arriba”.

“Creo que tenemos que ser cautos con respecto al lugar de donde vienen las órdenes”, prosiguió. “Normalmente, todo lo que nos sucede viene dirigido desde las élites, desde instituciones supranacionales, desde grandes fortunas y desde la banca. Esos son los elementos que controlan realmente a la sociedad”.

En concreto, y en declaraciones hechas a la prensa, Bunbury criticó la obligatoriedad de las vacunas e insinuó que “los intereses” de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y del magnate Bill Gates podrían estar detrás de estas decisiones. “Yo siempre he estado totalmente a favor de la libertad de expresión, la libertad de movimiento, la libertad de credo, la libertad de ideología y la libertad médica, es decir, libertades que no me he inventado yo, sino que han sido determinadas por otros”, nos respondió el cantante cuando le tocamos el asunto.

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“No estaba saliéndome de los códigos de conducta que hemos establecido en nuestra civilización”, aseguró. “Yo pensaba que había que ser un poco cautos cuando los gobiernos estaban saltándose ciertos derechos ya estipulados, que había que estar abiertos al debate y que las opiniones debían ser respetadas. Pero los ánimos estaban muy crispados”.

Sea como sea, y en vista justamente de la coyuntura que se vivía, se empezaron a formar bandos, y Bunbury fue colocado en el de Miguel Bosé, otro ídolo español de la música, perteneciente en su caso a los ámbitos del pop y a una generación anterior.

Bosé, que inició sus actividades musicales a inicios de los ‘70, causó una polémica mucho mayor durante la etapa más intensa de la pandemia debido a insistentes comentarios que acusaban al fundador de Microsoft de querer controlar a la Humanidad tanto mediante el implante de microchips incorporados en las vacunas contra el Covid-19 como con la asistencia de la red 5G.

“Miguel Bosé es una persona que tiene una opinión, y yo estoy de acuerdo con la libertad de expresión, aunque esa expresión no coincida con la mía”, respondió Bunbury cuando le preguntamos si estaba de acuerdo con el otro cantante. “Quizás tengamos que revisar qué es lo que esa libertad significa. La libertad de expresión que yo defiendo es que tú tengas la posibilidad de decir cosas con las que yo no estoy de acuerdo, e incluso cosas que me pueden ofender”.

Durante su presentación en el festival Vive Latino en la Ciudad de México, el 17 de marzo de 2019.
Durante su presentación en el festival Vive Latino en la Ciudad de México, el 17 de marzo de 2019. (Christian Palma/AP)

Fuera de lo habitual 

Por ese lado, el aragonés reconoció que le llaman la atención las personas heterodoxas y las que tienen visiones del mundo que difieren de una narrativa supuestamente oficial. “En el pasado me gustaron los poetas simbolistas franceses, los ‘beatniks’ y el cine y la música más alternativos; y ‘alternativo’ es lo que no va por la corriente principal, por el lado del ‘mainstream’”, expuso. ”Siempre me gustaron los programas de ovnis”.

¿Eso quiere decir que Bunbury cree que estamos siendo visitados por extraterrestres? “No te puedo decir claramente si creo o no creo en eso; sigo escuchando y sigo aprendiendo cada día”, afirmó. “No he visto nada que me convenza en un 100 por ciento [de la existencia de los ovnis]; pero lo último que yo haría sería cortar una conversación porque considero que esta es una tontería. Todo lo que se te ocurra, por más loco que parezca, me interesa. Me resulta totalmente inconcebible eliminar el diálogo”.

En vista de todo lo dicho, es razonable que haya decidido usar el nombre que ha usado para nombrar a su nuevo disco. Greta Garbo, que se inició en el cine mudo y logró pasar con éxito al sonoro, se retiró de manera inesperada a los 36 años, y pasó el resto de su vida completamente alejada de la luz pública. Su fuerte temperamento, sus increíbles actuaciones y sus romances, que según algunos de sus biógrafos incluyeron tanto a hombres como a mujeres, la convirtieron en una leyenda definitiva. La fascinación que nuestro entrevistado siente por ella tiene sentido.

Además de “Greta Garbo”, Bunbury publicó recientemente un diario poético titulado “Microdosis”, cuyo nombre alude al consumo moderado de psicotrópicos con fines medicinales. Se trata de un método que ha generado toda clase de debates y de discusiones y que, por supuesto, implica el uso de sustancias que siguen siendo ilegales en esta parte del mundo.

“Yo no soy ni un experto, ni un científico, ni un chamán, pero los enteógenos se han utilizado a lo largo de la historia y han estado íntimamente ligados al crecimiento del ser humano desde el principio de la humanidad”, comentó Bunbury, antes de referirse a la controvertida hipótesis del popular etnobotánico Terence McKenna con respecto a la supuesta evolución del Homo erectus en Homo sapiens debido a la ingesta de un hongo psicodélico. “Negar las posibilidades que te ofrecen estas plantas es negarse a ver lo obvio”.

“Una vez dicho esto, el propósito del libro era artístico y creativo, porque está compuesto por reflexiones sobre la relación que hay entre el arte, el artista, la musa y la inspiración, realizadas a través de dosis mínimas [de estas sustancias] que te permiten seguir siendo absolutamente funcional en cualquier circunstancia de la vida, pero que te conectan a la vez de algún modo con ese yo interior que te permite estar inspirado durante un mayor periodo de tiempo”, describió el músico.

Bunbury asegura haberse sometido a este proceso a lo largo de una etapa que no pasó de los tres meses y que, como se señaló ya, requería de pequeñas cantidades, en abierto contraste con los que sucedió en cierto momento de la carrera de Héroes del Silencio, cuando la fama y las presiones llevaron irremediablemente a sus integrantes por los caminos del exceso. “Esas eran macrodosis”, admitió el cantante mientras esbozaba una sonrisa.

“Si quieres permanecer en esta profesión, y probablemente en cualquier otra, llega un momento de tu vida en el que tienes que tomar las decisiones correctas para estar física y mentalmente bien”, agregó. “Es imposible continuar eternamente con una vida tan lúdica y tan destructiva”.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.