En busca del secreto de las amistades más duraderas
"Quien tiene un amigo tiene un tesoro". Un dicho popular que se hace realidad en muchas relaciones de amistad. Y es que seguro que has escuchado en alguna ocasión eso de que los amigos son medicina. Hay incluso amistades con quienes, aunque pasemos mucho tiempo sin vernos, cuando lo hacemos es como si no hubiese pasado ni un segundo. El psicólogo Juvenal Ornelas, de Mundopsicologos.com, parte de la idea de que las amistades suelen estar marcadas por etapas. No siempre mantenemos a nuestros amigos de la infancia en la madurez. “Se ha producido de manera natural una selección por el propio paso del tiempo y las vivencias que se han encuadrando en nuestras vidas. Siempre que hablo de amistad en mis sesiones propongo que debemos tener para una vida equilibrada un buen amigo de cada género, que nos aporte la visión de las situaciones desde dos posibilidades en todo momento, ese poder de confidente dejarlo como máximo en dos grandes amistades que son capaces de sobrevivir en el tiempo”, explica.
Lee también: Claves para ser más sociable y conocer amigos nuevos
Una necesidad de seguridad
“La amistad es una conexión entre iguales desde la necesidad que nace entre ambos. Un claro ejemplo es cuando somos niños y vamos al colegio por primera vez, para todos es lo mismo, entorno no controlado y nos encontramos en igualdad todos. Se comienza a relacionarse para obtener seguridad. La amistad funciona como una necesidad de seguridad social, estamos en una tribu y debemos tener gente afín para poder seguir adelante. Con las etapas de la vida las amistades van sufriendo cambios, porque nos vemos menos, porque cada uno comienza caminos diferentes, pero lo que se ha creado en ese tiempo perdura en la memoria durante largo años, así cuando nos reencontramos por casualidad todo el proceso mental hace que se sienta que no ha pasado el tiempo”, detalla el psicólogo Juvenal Ornelas.
Como si no hubiera pasado el tiempo
Como decíamos hay amistades a las que ves apenas un par de veces al año, o incluso pasa más tiempo, pero coincides con ellas y es como si el tiempo no hubiera pasado. Una sensación mágica. “Este proceso tiene que ver con nuestro lado emocional y funcional. Las experiencias vividas con alguien siempre se asocian a las emociones compartidas con los demás, y estas son más potentes en el tiempo. Con los amigos del primer trabajo, los del instituto, se convive y se viven situaciones que por ser novedad en ese momento, adquieren un mayor significado emocional y con ello, son capaces de soportar el paso del tiempo mejor. En el caso contrario las amistades poco significativas emocionalmente son más fáciles de olvidar a medida que pasa el tiempo”, dice el psicólogo.
Lee también: Por qué es tan importante cuidar tu bienestar emocional
¿Y si no hay conexión?
Y en el extremo opuesto, hay ocasiones en las que ya conseguimos conectar empáticamente con un amigo, sin existir una razón aparente? “Es un proceso natural, vamos perdiendo los puntos en común, vamos madurando, vamos aprendiendo o necesitando aprender cosas nuevas y determinadas amistades del pasado en ese momento nos hace de ancla y no nos permiten ese avance que nuestra mente necesita. Las amistades cumplen un ciclo necesario en nuestro proceso de socialización, y deben ser entendidas así, porque igual que se han creado se puede terminar sin que con ello se produzca una pérdida. La amistad es una elección en cada momento por el momento que se está viviendo, y no debemos quedarnos atascados en amistades por seguir, debemos dejarlas evolucionar y que puedan conocer a otras nuevas”, explica Juvenal Ornelas.
Lee también: 'Conocernos a nosotros mismos es un pilar esencial a la hora de relacionarnos con los demás'
¿Llegó el fin de la amistad?
Lo que está claro es que hay señales que nos permiten detectar que una amistad ya está acabada o está en ese proceso. “Una de las señales más potentes en este caso, es que ya no apetece escuchar y compartir. Es cuando el otro cambia de acera al vernos. Ya lo que esa persona nos ha dado está acabado porque en nuestra mente sabemos qué nos va a contar, y qué nos puede aportar para hablar con ella. Es como si tus vivencias con el otro han llegado al tope y es mejor dejarlo. Otros pueden ser cambios de trabajo, de pareja, de vivienda, que hacen que las amistades puedan sufrir y distanciarse y debemos hacerlo para que otras puedan entrar. Es como esas puertas giratorias, para que entre savia nueva ha de salir lo viejo, pero debe ser entendido como algo necesario y natural, que lo hacemos todos los seres humanos por adaptabilidad social”, detalla el psicólogo Ornelas.
Lee también: Tu manera de comunicarte con los demás dice mucho de ti
Consejos para recuperar una amistad en crisis
Con la ayuda del psicólogo te resumimos una serie de consejos para intentar recuperar una amistad en crisis.
Paciencia. Es importante dejar que las cosas se enfríen, pues no se pueden hacer las cosas en caliente, ya que los impulsos no ayudan en los momentos de crisis. Conviene dejar pasar un poco de tiempo.
Actualizar el modelo. Debemos hacer cambios, adaptándonos a la situación actual que estemos viviendo. Un ejemplo: hay amistades que vienen desde la facultad, pero por ejemplo ahora tenemos ya incluso una familia y nuestro momento necesita unos retoques. No podemos quedar como antes.
Objetivos comunes. Debemos buscar en esa amistad nuevos alicientes, metas que nos hagan seguir juntos.
Regalos emocionales. No hay que limitarse a los regalos materiales, debemos tener detalles en forma de frases o momentos con ese amigo para que sienta y conecte nuevamente contigo.
Qué puedo hacer yo. Piensa por un momento: ¿qué estás aportando tú, cómo estás ayudando tú al otro? Es muy importante hacerte esa pregunta, aquí no solo es recibir, debes ver que das.
Cómo sería tu vida si esa persona no la hubieras conocido. El psicólogo concluye afirmando que con esta reflexión pones en valor lo que tenéis y sobre todo actualizas las emociones compartidas con el otro. Todos en definitiva siempre nos dejan una huella en nuestra vida, y debemos saber apreciarla en los momentos complicados.