Cacería en Venecia: Hercule Poirot y un nuevo misterio que ni siquiera despierta curiosidad

Cacería en Venecia, estreno del jueves 14
Cacería en Venecia, estreno del jueves 14

Cacería en Venecia (A Haunting in Venice, Estados Unidos-Reino Unido-Italia, 2023). Dirección: Kenneth Branagh. Guión: Michael Green, sobre una novela de Agatha Christie. Fotografía: Haris Zambarloukos. Música: Hildur Guonadóttir. Edición: Lucy Donaldson. Elenco: Kenneth Branagh, Tina Fey, Michelle Yeoh, Kelly Reilly, Jude Hill, Camille Cottin, Riccardo Scamarcio. Duración: 103 minutos. Distribuidora: Buena Vista. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: regular.

¿Qué será de la vida de Kenneth Branagh como Hercule Poirot de aquí en adelante? ¿Se despedirá del célebre detective de las novelas de Agatha Christie con la trilogía que acaba de completar? ¿O acaso esta nueva aventura, bien distinta a Asesinato en el Expreso de Oriente y Muerte en el Nilo, más que un cierre sugiere el comienzo de otro camino y augura una posible continuidad?

Como si todo esto estuviese inspirado por la mismísima dama del misterio, estamos frente a un gran enigma. No se trata, por supuesto, de un caso enmarañado y casi imposible de desentrañar como el de Cacería en Venecia, pero la pregunta sobre el futuro del Poirot de Branagh en el cine seguramente va a resultar más interesante que su nueva película. O al menos despertará en el espectador una curiosidad un poco más amplia, porque la trama de Cacería en Venecia se olvida muy rápidamente. Entre otras cosas porque Branagh nos presenta envuelta con moño la resolución de la intriga. Todo está tan explicado que no nos queda nada en la cabeza tras el desenlace para guardar o discutir. El sagaz e infalible detective del bigote inusual hace todo por nosotros y no nos deja ni siquiera un poco de entusiasmo para acompañarlo.

Solo al principio sentimos un poco de interés por el modo en que Branagh nos introduce en la historia. Poirot, felizmente retirado en Venecia, recibe la invitación de una vieja amiga escritora (Tina Fey) para participar de un festejo de Noche de Brujas en un antiguo palazzo. Allí, una médium (Michelle Yeoh) presidirá una sesión de espiritismo desde la cual se convoca el espíritu de la hija fallecida de una atribulada cantante de ópera (Kelly Reilly).

El misterio de esa muerte no tardará en asociarse con cuestiones sobrenaturales que agitan la memoria de Poirot, cuestionan su fórmula infalible (“orden y método”) y ponen a prueba sus peores recuerdos, asociados con hechos que conocemos desde Muerte en el Nilo. ¿Va más allá de la razón el origen de esa muerte trágica? A lo largo de una noche, en un entorno claustrofóbico, Branagh traslada al mundo de Poirot los climas oscuros, góticos y terroríficos de algunas de sus primeras obras, como Volver a morir (con el mismo uso de flashbacks en blanco y negro) y su versión de Frankenstein.

El experimento funciona solo en el terreno más superficial, con inevitables golpes de efecto (gritos, puertas que se abren, movimientos en las sombras) que el cine de terror convencional emplea como clisés, igual que en este caso. La pericia de Branagh se limita a poner en marcha una maquinaria más austera respecto de las películas anteriores (la película se basa en Las manzanas, relato menos conocido que las andanzas de Poirot a bordo del Expreso de Oriente o en navegación sobre el Nilo), movilizar a un elenco de figuras bastante desaprovechado y servirnos en bandeja la resolución como en un cuento ilustrado que se lee sin compromiso. El verdadero misterio aparece después de los títulos y fuera de la película. ¿Qué será de la vida de Poirot de aquí en más?