Caerse de risa, el regreso de Billy Crystal a su esencia de comediante

¿Cuánto tiempo hace que no veíamos a Billy Crystal? Nuestra memoria nos lleva a la fuerza y de inmediato bien lejos, hasta que llegamos a la conclusión de que a lo largo de la última década supimos poco y nada acerca de él. La novena y última vez que estuvo al frente de la ceremonia del Oscar fue en 2012. Solo Bob Hope (con 19) lo supera en presencias como anfitrión de la máxima fiesta anual de la industria del cine. Desde entonces, Crystal nunca volvió a ser convocado por la Academia de Hollywood.

¿Y la actuación? Su último gran papel protagónico en el cine se remonta a 2013. Sin la cara, solo con su extraordinaria voz de comediante, cáustica y rápida como el rayo. Fue en Monsters University, la película de Pixar en la que Mike Wazowski, uno de los personajes centrales, habla por segunda vez (después de Monsters, Inc.) a través de la voz de Crystal. Después, apenas un par de apariciones modestas y casi inadvertidas en películas que nunca llegaron a la Argentina, ni a los cines ni a otras instancias de entretenimiento hogareño, como el drama Untogether, de 2018. Tampoco pasó por aquí la serie The Comedians, que creó y protagonizó junto a Josh Gad.

La espera terminó. Y el regreso de Billy Crystal es al mismo tiempo el regreso del rey de la comedia. Su trayectoria lo convierte en uno de los grandes protagonistas del género en las últimas décadas: desde las largas y gloriosas temporadas de Saturday Night Live hasta su siempre celebrada aparición en Cuando Harry conoció a Sally, y desde hitos tan recordados como Amigos... siempre amigos (City Slickers) hasta su única película como director, El cómico de la familia (Mr. Saturday Night), una verdadera y todavía oculta obra maestra.

A los 72 años, Crystal reaparece en un largometraje que él mismo define como "una aparente película de aire ligero que en realidad funciona como una historia poderosa, influyente". Su título es Caerse de risa (Standing Up, Falling Down), tuvo su presentación en varios festivales importantes (Toronto, Tribeca), llegó a los cines de los Estados Unidos a principios de este año, pocas semanas antes de la aparición de la pandemia, y ahora arriba a nuestro país. El estreno se anuncia para el próximo lunes, a las 22, por TNT.

"Hacer reír es algo que amamos. Y hacerlo de nuevo en una película es algo que nos desafía y nos obliga a pensar y a crear muchísimo. Es la magia del cine, ni más ni menos. Sencillamente eso. Lograr que un montón de gente termine riéndose al mismo tiempo y de un chiste que a lo mejor se me ocurrió hace mucho tiempo. Por eso la comedia sigue siendo para mí algo emocionante, genial", cuenta Crystal en un breve encuentro vía Zoom con LA NACION compartido con su coequiper en esta película, Ben Schwartz.

Crystal fue quien eligió a Schwartz para sumarse al proyecto y de esa elección nació, según confesión de ambos, una genuina amistad que ambos reconocieron por ejemplo en la coincidencia por el amor a los mismos colores. Durante el rodaje y después de él, Crystal y Schwartz pasaron varias veladas compartidas frente al televisor viendo los partidos de Los Ángeles Clippers en el torneo de la NBA.

"Lo bueno de la comedia y de los comediantes es ese momento en el que descubrimos con toda naturalidad que podemos confiar el uno en el otro", confiesa Crystal. Su intuición lo llevó a encontrar en Schwartz al intérprete ideal de un relato agridulce y nostálgico que arranca con el regreso a su pueblo natal con la cabeza baja de Scott (Schwartz), un artista que acumula fracaso tras fracaso en la búsqueda de su sueño: llegar a ser un comediante reconocido.

Mientras rumia la frustración junto a su taciturno padre, su demostrativa madre y el posible reencuentro con un amor de adolescencia, Scott se cruza con Marty (Crystal), un dermatólogo que solo parece recuperar la chispa y la vitalidad de otros tiempos en la barra de los bares y frente a una botella. Una vida marcada por situaciones personales que conviene no revelar por adelantado lo lleva inevitablemente a ese destino. Eso sí, Marty es al mismo tiempo una suerte de pequeña celebridad local gracias a sus comentarios mordaces en Twitter.

Las frustraciones terminarán cruzando los caminos de ambos. Como siempre ocurre en la comedia, el primer encuentro es azaroso y luego las conexiones empiezan a quedar mucho más a la vista. "El tono de la historia es muy melancólico. La esencia de todo lo que cuenta la película se apoya en ese estado de ánimo y queríamos que nuestros personajes lo atravesaran. La vida está hecha de pequeños momentos y la película muestra cómo los dos tratan de acompañarse el uno al otro para encontrar esos instantes de felicidad que parecen perdidos", reflexiona Crystal.

El gen de comedia compartido por ambos actores facilitó las cosas y parece haber llevado naturalmente desde el vamos a que ambos encontraran coincidencias en el período de preproducción. Cuenta Schwartz que antes de arrancar el rodaje él y Crystal se pusieron a trabajar meticulosamente en la lectura del guion. "A partir de ese momento empezamos a intercambiar pensamientos con el director Matt Ratner y a plantear nuestras miradas sobre cada momento de la historia. Billy y yo les dábamos vueltas a las escenas, siempre en voz alta. Y ahí se metía algún pellizco, alguna modificación, algún agregado".

Todo ocurrió de manera natural y realista, jamás forzado. "Nos tomamos nuestro tiempo en la preproducción -destaca Crystal- tratando de comprendernos el uno al otro, a entender cada uno el ritmo del otro. Queríamos estar seguros de lo que iba a quedar bien. Saber cuándo entrar en cada escena y cuándo callarse. Al guion le aportamos algunos detalles y condimentos como para darle más sabor al cuento. O simplemente lo que hicimos fue dejar que las cosas fluyan por sí solas, que es lo que mejor nos sale".

Crystal se sorprende cuando recuerda que la película se filmó y se terminó en apenas 22 días. "¡Es casi una home movie! ¡Y salió muy barata!", agrega. También celebra que ese encuentro intergeneracional que plantea la historia se extiende a la identidad de comediante que tienen ambos actores. Crystal empezó su carrera como Improv Comedian, toda una escuela de actuación sin red en la que se formaron grandes personalidades del género en los Estados Unidos a lo largo de los años. Y después pasó al stand up, a los sketches, a Broadway y finalmente a la televisión y al cine. El mismo camino que hizo más tarde Schwartz como exponente de una nueva generación.

Ambos coinciden en ese punto: "Hay un lenguaje esencial en la comedia que reconocemos enseguida en el otro. Esa palabra nos lleva a hablar y a movernos naturalmente de una determinada manera. Nos reímos y nos encendemos de inmediato, moviéndonos a la misma velocidad y sin necesidad de desacelerar. Allí desaparecen todas las diferencias generacionales. La comedia es nuestra segunda lengua". Billy Crystal regresa con la presencia intacta del comediante que lo identificó toda la vida.

Cinco películas para redescubrir a CrystalCuando Harry conoció a Sally (When Harry Meet Sally, 1989)

Una de las secuencias más recordadas de Cuando Harry conoció a Sally - Fuente: YouTubeUna de las secuencias más recordadas de Cuando Harry conoció a Sally

Para muchos, la gran comedia de su tiempo. Una historia que hoy siempre se recuerda sobre todo a partir de la famosa escena del orgasmo fingido por Meg Ryan en la mesa de un restaurante, pero cuya influencia va mucho más allá. Todo un ejemplo de lo que significan los sentimientos y las relaciones, sobre todo la delgada línea que separa a la amistad entre el hombre y la mujer y las posibilidades románticas de ese vínculo. Con Rob Reiner como director y la pluma inspirada de Nora Ephron, Crystal y Ryan construyen en pantalla una conexión que siempre nos deja algo, porque es una de esas historias que no pueden verse solamente una vez. Disponible en Google Play y Apple TV.

El cómico de la familia (Mr. Saturday Night, 1992)

Crystal aparece en estado de gracia en todos los roles que cumple en esta película. Es su ópera prima como director, la escribe (junto al dúo Lowell Ganz-Babaloo Mandel) y la protagoniza. Es un tributo a la comedia y a los comediantes, y a la vez es una comedia extraordinaria. Crystal es un cómico envejecido que añora sus tiempos de gloria mientras languidece contando chistes en geriátricos. Por su memoria pasa la vida en un desfile de recuerdos entrañables, llenos de chistes maravillosos y personajes que sin temor al lugar común puede decirse que llegan al corazón. Esta película nos muestra que no hay mejor remedio que la comedia para desafiar el inexorable paso del tiempo. Obra maestra que aparecen en streaming con otro título: El showman de los sábados. Disponible en Apple TV.

Olvídate de Paris (Forget Paris, 1995)

Extrañamente Crystal no volvió a dirigir hasta ahora después de hacer dos películas extraordinarias en apenas tres años, El cómico de la familia y esta comedia romántica llena de ingenio, aventuras, divertidas vueltas de tuerca y una coprotagonista a su altura: Debra Winger. Crystal es un árbitro de básquet (una pasión del actor en la vida cotidiana que se traslada a la pantalla) que vive una encantadora sucesión de encuentros y desencuentros en la Ciudad Luz junto a una chica que vive allí y trabaja en una aerolínea. El trío Crystal-Ganz-Mandel vuelve a funcionar en plenitud en otra comedia que, como escribió en estas páginas Javier Porta Fouz, inexplicablemente no tuvo en su momento el elogio de la crítica y que hasta hoy cuenta con espectadores incondicionales "que la vuelven a ver una y otra vez y recuerdan algunos de sus chistes". Por suerte vuelve a dirigir. Acaba de terminar la comedia Here Today, junto a Tiffany Hadish y Sharon Stone, que se estrena el año que viene. Disponible en Google Play y Apple TV.

Analízame (Analyze This, 1999)

La idea original parece brillante y se anticipó un poco en el tiempo a Los Soprano: un temible y prototípico capomafia (Robert De Niro) no encuentra mejor manera que resolver sus tribulaciones que acudir al diván de un psicólogo (Crystal, por supuesto) que tampoco tiene todas las cosas claras en su vida. El encuentro entre dos personajes tan distintos produce varios momentos muy graciosos que muestran la eterna eficacia de algunas rutinas clásicas de la comedia, pero también deja cierto sabor a poco. Como si la confianza en que las fórmulas funcionan solas durmiera en los laureles a una película que necesitaba alguna vuelta de tuerca más. Así y todo, gracias al encuentro entre sus dos protagonistas y a los grandes momentos que ambos entregan por separado, la historia se disfruta y la invitación sigue con su secuela, Analízate (Analyze That, 2002). Ambas disponibles en HBO Go y Movistar Play.