Los cambios de Telecinco para salvarse resultaron peor de lo esperado

MADRID, SPAIN - DECEMBER 2021: Telecinco television channel at  headquarters of Mediaset Espana, also known as Mediaset, Spanish communication group on December 28, 2021 in Madrid, Spain. (Photo by Cristina Arias/Cover/Getty Images)
MADRID, ESPAÑA - DICIEMBRE 2021: Canal de televisión Telecinco en la sede de Mediaset España, también conocido como Mediaset, grupo español de comunicación el 28 de diciembre de 2021 en Madrid, España. (Foto de Cristina Arias/Portada/Getty Images)

De sobra es conocido que el 2022 parece haber sido uno de los peores años para Telecinco por muchas razones. Por primera vez en décadas, perdía el podium de ser la televisión privada más vista en, prácticamente, todas sus franjas horarias. En su intento por salvarse y seguir siendo líder, la de Fuencarral se la jugó y salió mal. Los experimentos que llevó a cabo resultaron peor de lo esperado. Sin saberlo, quererlo ni pretenderlo, se convirtieron en sus peores enemigos con decisiones desacertadas que terminaron haciendo más daño que otra cosa.

Aunque el gran Carlos Gardel decía en su mítica canción que 20 años no es nada, la realidad es que no aplica para todos. Al menos en la pantalla chica. Durante todo este tiempo, incluso más, Mediaset cantó bingo en las mañanas El programa de Ana Rosa, en las sobremesas con su edición del telediario, las tardes con Sálvame diario y, por supuesto, el prime time con cualquier programa que se pusieran por montera.

Ahora pasa justo lo contrario, ¿quién lo diría? Estreno que hay, estreno que se estrella o, si no es el caso, no llega a los máximos esperados y se queda con un aprobado por los pelos. Algo impensable unos cuantos años atrás, donde todo lo que Telecinco tocaba se convertía en oro. La prueba más reciente la tenemos con Para toda la vida, el nuevo programa de citas presentado por Jesús Vázquez que no ha tenido la acogida que se pretendía. Su puesta en marcha el pasado lunes 12 de diciembre estuvo por debajo del millón de espectadores, lo que potencia aún más la crisis en la que se halla la cadena.

Sheila de 'Para toda a vida' (Paolo Tagliolini, Irving Studio, Mediaset)
Sheila de 'Para toda a vida' (Paolo Tagliolini, Irving Studio, Mediaset)

El porqué es algo que nunca sabremos al cien por cien, pero sí podemos hacernos una pequeña idea. Una de las acciones que no ha ayudado a salir del bache son las soluciones que la cadena ha puesto en marcha para intentar recuperar su posición privilegiada. En ocasiones, incomprensibles para la audiencia y sin demasiado sentido que han terminado volviéndonos locos como espectadores.

Empecemos por Sálvame diario. El programa rey de las tardes de Telecinco lleva dando síntomas de debilitamiento desde hace tiempo, concretamente desde el verano del 2021. Puede ser el desgaste de sus más de 12 años en antena, pero no descarto que los movimientos de ficha inadecuados tampoco hayan ayudado a mejorar el panorama. Con la salida de Paz Padilla, el show ideó varias estrategias para seguir dando de qué hablar. Esas 4 horas necesitaban chispa y lo intentaron de varias formas. Una de ellas fue la incorporación en abril de una nueva presentadora, Adela González, con un papel que, aunque a día de hoy empieza a entenderse más, al inicio no encajaba, ni por su estilo ni por su función. Se perdía y se salía bastante del universo Sálvame y no terminaba de recibir el beneplácito del público. Su manera más seria y menos pícara de contar las cosas distaba mucho de lo que es el diario. Las comparaciones con Paz fueron inevitables y la presentadora no salió muy bien parada. ¿Por qué un cambio tan drástico? Aquello era la noche y el día, así que, como era de esperar, la cosa no cuajó.

Tocaba seguir dándole a la cabeza, no había que tirar la toalla. Fue así que nació una nueva sección llamada Sálvame Lemon Tea, presentada por, en su momento, dos enemigas íntimas: María Patiño y Terelu Campos. Las dos grandes rivales de entonces se aliaron y se convirtieron, a modo de dúo, en las encargadas de moderar una tertulia donde se debatían algunos de los temas del día. Lo intentaron pero ni el morbo de verlas juntas logró que el programa aumentase los números. Eso sí, toca darle todo el crédito a Sálvame por conseguir el milagro que supuso el regreso de la hija de María Teresa Campos. Recordemos que fue ella quien decidió salir y no volver por el trato que en su día el espacio dio a su hermana Carmen Borrego, hoy también colaboradora. Durante años evitó hablar de Sálvame y prácticamente parecía imposible que retornara a a ese plató. Su vuelta al lugar que tantos disgustos le dio no causó el impacto esperado. El público no es tonto y está un poquito cansado de juegos de niños.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un tuit no disponible por tus preferencias de privacidad

A este cambio de personal hay que sumar el baile de horarios que padeció el show. Después del éxito rotundo en Netflix de Café con aroma de mujer, Telecinco pensó que el fenómeno se repetiría en su escaleta. Así que la serie se estrenó a comienzos de noviembre a las 19 horas con dos episodios diarios la primera semana, para luego reducirse a uno a las 20 h. Todo ello en el horario de Sálvame. El diario se convertía en el conejillo de Indias para ver cómo salía la ecuación. El resultado fue muy pobre y la telenovela de William Levy terminó siendo desterrada a Divinity. Cuando todo parecía volver a la normalidad, Sálvame vuelve a sufrir modificaciones para ver la reacción de la audiencia. Con motivo del estreno de los concursos 25 palabras y Reacción en cadena el pasado 19 de diciembre, el programa de Jorge Javier Vázquez se acababa a las 19 h en abierto para que así se pudieran emitir estas nuevas adquisiciones. La hora restante de Sálvame solo la pueden ver los suscriptores en Mi Tele Plus. ¿Alguien lo entiende?

De esta forma, Telecinco vuelve a arriesgarse con una decisión fuera de lo normal que deja a muchos de los fieles seguidores no suscritos a esta plataforma bastante fuera de juego. En la misma línea, el hermano mayor del diario, es decir, el Deluxe, también ha sufrido en primera persona esos bandazos que tampoco han terminado beneficiándole demasiado. Después de una vida emitiéndose los sábados, el programa de entrevistas se mudó a los viernes. Su lugar lo ocuparían, primero Déjate querer, de Toñi Moreno, y después, ¿Quién es mi padre?, de Carlota Corredera. No sería por mucho tiempo. Al ver que la operación no tuvo los resultados planeados, el Deluxe regresó de nuevo a su día original, el sábado, produciendo aún más mareo y confusión. Cambios muy a la ligera que lo único que están consiguiendo es alejar más al público.

Ahora los viernes son para la nueva apuesta de Telecinco, el Mediafest Night Fever, el programa que emula Tu cara me suena, pero al más puro estilo Mediaset. Muy divertido, todo hay que decirlo. Aunque su estreno tuvo un buen arranque y dio muchas alegrías a la cadena, el show ha tenido un bajón en los últimos tiempos que le ha obligado a reinventarse, y vaya si lo ha hecho. La maquinaria pensante del programa tuvo la brillante idea de poner a cantar juntas a las dos hijas de las recordadas Rocíos, la Jurado y la Dúrcal, Rocío Carrasco y Shaila Dúrcal. Un momento histórico, televisivamente hablando. Y qué decir de la última incorporación de Alba Carrillo tras su escándalo sexual con su compañero Jorge Pérez, algo mucho menos emotivo.

En la memoria también se nos quedará un capítulo al que, a día de hoy, seguimos sin encontrar lógica. El pasado mes de junio, Telecinco anunciaba el fin de Viva la vida. Aquello resultó ser un adiós entre lágrimas que creímos sería para siempre. Se ponía fin a 5 años de emisión y también a varias metamorfosis y cambios de presentadoras. Cuando creíamos que el programa había alcanzado la estabilidad y echado raíces, vienen y lo sacan de antena. Lo que nadie se imaginaba es que 4 meses después, exactamente a primeros de octubre, volvía de nuevo. Eso sí, con un nombre diferente, esta vez Fiesta. Lo demás es prácticamente igual, la misma presentadora, Emma García, la misma línea editorial, mismos contenidos y muchos de los colaboradores de entonces. Supongo que la idea era crear expectación y sorprender, pero eso solo pasa cuando los cambios son radicales, algo que en este caso no sucedió ni por asomo. A excepción de algunos matices, la mayoría de los detalles y enfoques son clavados. ¿Para qué entonces?

¿Conclusión? El cambio es bueno cuando está justificado y tiene una razón de ser, pero no ha sido siempre el caso. Se aprecia el intento y el esfuerzo de mejorar los contenidos, pero la mayoría de estas transformaciones llegan cogidas con pinzas y a matacaballo, produciendo el efecto contrario en la audiencia que ha terminado algo mareada y cambiando de canal. Con la llegada del año nuevo y la salida de Paolo Vasile, Telecinco afronta un 2023 lleno de retos y seguro que muchos más cambios. Esperemos que hayan tomado nota de lo que no se debe hacer.

Más historias que te puedan interesar: