La otra “cancelación”: cinco series que no merecían terminar así
El tiempo de los espectadores de series es finito. La competencia entre los sistemas de streaming, como explicó hace un tiempo Reed Hastings, el creador de Netflix, no se dirime entre ellos sino con las horas que el público le dedica, entre episodio y episodio, al sueño. Por eso mismo, antes de empezar una ficción, alguno seriéfilos se aseguran de que su atención esté bien invertida. Y eso no implica solo la confirmación de su interés por la historia que se cuenta o la calidad de la puesta en escena, sino también su continuidad. A pocos les entusiasma comprometerse con una temporada de un programa que ya fue cancelado ¿Quién compraría una novela sin sus últimos episodios? Probablemente nadie. Sin embargo, en el caso de las series, a veces la fama y las buenas críticas de un ciclo invitan a buscarlo entre los cajones menos abiertos de las plataformas. En algunos casos, se trata de un ejercicio de reivindicación por parte del público, que quiere volver a verlos aunque sepa que no habrá recompensa y en otros, una morbosa curiosidad. Sea por la razón que sea, muchas veces esa búsqueda se topa con un impedimento de base.
Uno de los argumentos más repetidos para difundir las bondades de las plataformas de streaming es el de señalarlas como archivos virtuales de los contenidos audiovisuales más variados. Sin embargo, la idea de que los sistemas de TV on demand tienen bibliotecas infinitas, cargadas con cada película o serie que se cruce por la mente de sus suscriptores, es una falacia alimentada por la fantasía de los espectadores. Basta con buscar en cualquier plataforma alguna de esas series canceladas prematuramente para advertir que la injusticia cometida con ellas en su momento continúa. Grandes series que dejaron huella a pesar de corta vida como My So- Called Life (1994), primer trabajo de Claire Danes y uno de los primeros de Jared Leto; Pushing Daisies (2007), Firefly (2002) y Bunheads (2012), por citar aquellas que reaparecen cada tanto como ejemplo de cancelaciones injustas y prematuras, ya no se encuentran en ninguna URL. Y, en medio del feroz reordenamiento de las plataformas es posible que algunas otras también corran peligro de ser borradas del mapa. Antes de que eso suceda, lo que sigue son cinco series que terminaron demasiado pronto y a las que muchos siguen extrañando.
The Hour. Esta serie de la BBC creada por la guionista Abi Morgan (River, The Split), comenzó como una suerte de respuesta británica a Mad Men y el film Detrás de las noticias, al que la creadora señaló en su momento como una de sus inspiraciones. Ambientada a fines de los 50 en la redacción de un ciclo de investigaciones periodísticas, la ficción tenía estilo, drama y unos personajes centrales fascinantes interpretados por actores talentosos que les hacían justicia. En el centro de la trama estaba el productor periodístico Freddy Lyon (Ben Wishaw), un apasionado de las noticias que pretende realizar un programa, The Hour, que trate los temas más acuciantes de la agenda pública, ya sea la inmigración o el comienzo de la Guerra Fría, mientras sus jefes quieren que haga una suerte de programa de chimentos de la alta sociedad. De su lado está Bel Rowley (Romola Garai) a la que Freddy evidentemente ama. En su camino aparecerá, como sucedía en la película de Albert Brooks (otra lamentable ausencia en el escenario del streaming), el tercero en discordia Hector Madden, el conductor que encarna Dominic West. Entre el detrás de escena de la producción del ciclo televisivo y los lazos entre los protagonistas, la serie tuvo una primera temporada de seis episodios muy celebrados y una segunda que ampliaba sus temáticas y vínculos, aunque sus capítulos habían sido escritos como transición hacia una tercera que nunca ocurrió. Así, más allá de quedarse sin la serie, sus seguidores sufrieron el peor de los destinos: no saber cómo terminaba la historia. Lo que en este caso implicaba quedarse con la intriga sobre la vida o la muerte de su protagonista. Dos temporadas. Disponibles en Movistar Play
Roma. A principios de los 2000, HBO estaba en la cresta de la ola. El canal premium disfrutaba de los laureles que le habían conseguido Los Soprano y Sex and the City pero se sabía que a David Chase y sus mafiosos no les quedaba mucho más tiempo en el aire. Por eso, empezaron a buscar la posibilidad de crear una serie con el suficiente despliegue de producción y una historia atractiva que impactara a los espectadores. Así, luego de algunos pasos en falso, se decidieron a realizar Roma, la épica en la que invirtieron más de 110 millones de dólares en su primera temporada, una cifra inusitada para la TV de ese tiempo. Como referencia, la señal invirtió la mitad de esa suma para poner en marcha los primeros episodios de Game of Thrones. En sociedad con la BBC y grabada en Cinecittà, la serie estaba contada desde la perspectiva de Lucio Voreno (Kevin McKidd) y Tito Pullo (Ray Stevenson), dos personajes tomados del Comentario sobre las guerras de las Galias de Julio César; los únicos soldados de clase baja que aparecen nombrados en sus recuentos. Sin mayores detalles históricos sobre ellos, el equipo de guionistas, que incluía al talentoso y controvertido John Milius (Amanecer rojo), tuvo libertad para construir la ficción alrededor de ellos. Estrenada con muy buenas críticas y en camino de ser un digno sucesor de Los Soprano en términos de la cultura popular, Roma fue sorpresivamente levantada antes del estreno de su segunda temporada. Las razones eran contundentes: más allá de su éxito, era financieramente insostenible seguir con su producción. Meses después de su levantamiento, cuando la colección de DVDs que reunía sus 22 episodios fue un suceso de ventas en todo el mundo, hubo rumores de que HBO estaba revisando su decisión. Pero ya era tarde, los decorados habían sido descartados y los actores, aprovechando la fama que Roma les había conseguido, ya estaban trabajando en otros proyectos. Dos temporadas. Disponibles en HBO Max.
Glow. El final de esta comedia dramática de Netflix quizás haya sido de los más traumáticos. Y no por el contenido del capítulo que cerró la historia del grupo de mujeres dedicadas a la lucha libre en los años 80, sino justamente porque al finalizar su tercera temporada la continuidad de la ficción estaba asegurada. Es más, durante los primeros meses de 2020 el equipo comenzó a filmar los nuevos episodios y cuando la pandemia puso en pausa a la industria, la expectativa de todos los involucrados era retomar las grabaciones de la cuarta temporada cuando fuera posible. Pero en octubre de ese año la plataforma cambió de idea y anunció que la serie no seguiría, una decisión que tomó al elenco por sorpresa y dejó a los espectadores con un final abierto. La trama que se centraba en la amistad entre Ruth Wilder (Alison Brie) y Debbie Eagan (Betty Gilpin), dos actrices desocupadas que casi por casualidad se topaban con un show de lucha libre que intentaba capturar el interés del público fascinado con sus contrapartes masculinas, no solo exploraba con humor e inteligencia el complicado vínculo entre las dos mujeres sino que también reflexionaba sobre cuestiones de género, el mundo del espectáculo y las diferentes realidades socioeconómicas de sus personajes interpretados por un elenco coral excepcional al modo de Orange is the New Black, ciclo con el que compartió productores, tuvo oportunidades grupales e individuales de lucimiento en todo el transcurso de la serie. Tres temporadas. Disponibles en Netflix.
Agent Carter. Esta ficción ahora casi olvidada entre la prolífica línea de ensamblaje de Marvel tenía todo para ser un éxito. Su pertenencia al universo de los héroes de historieta, su detallada reconstrucción de época y su vínculo directo con uno de los personajes más queridos de la saga, Capitán América, se combinaban con la perfecta elección de la actriz Hayley Atwell (Misión: Imposible — Sentencia mortal — Parte uno) para interpretar a Peggy Carter, conocida por lo fanáticos de Marvel como una de las fundadoras de S. H. I. E. L. D. Sin embargo, después de dos temporadas el programa fue levantado del aire y aunque por un tiempo hubo rumores sobre una posible resurrección, finalmente quedaron en la nada. La ficción producida por la cadena ABC (perteneciente a los estudios Disney, al igual que Marvel) se emitía por la TV abierta. Aunque ahora parezca historia antigua, lo cierto es que el programa se estrenó en 2015 y a pesar de que consiguió laudatorias críticas, desde el comienzo su rating estuvo por debajo de las expectativas. Más allá de las razones de su cancelación, una combinación de un presupuesto elevado y la respuesta moderada del público, para muchos sus 18 episodios son de lo mejor que Marvel hizo para la pantalla chica. Una precuela con un guion entretenido que desarrollaba el vínculo establecido en la posguerra entre la intrépida agente Carter, el visionario Howard Stark (Dominic Cooper), padre de Tony, y su mayordomo Jarvis (James D’ Arcy), en la lucha por defender el mundo de villanos que operaban en las sombras. Dos temporadas. Disponibles en Disney+
Freaks and Geeks. Algunos dicen que el hecho de que esta serie no pasara de su primera temporada es parte de la razón de la existencia de algunas de las comedias más exitosas de Hollywood de los últimos años. Puede que tengan razón y seguramente ese punto de vista sea una manera positiva de evaluar lo que fue sin duda una gran pérdida para la TV. A saber: creada por Judd Apatow y Paul Feig, a partir de los experiencias en la escuela secundaria durante la década del 80 del segundo, la comedia llegó antes que nadie a la moda de la nostalgia ochentosa que tan bien le funcionó a Stranger Things, para citar su derivado más exitoso. Claro que en el caso de Freaks and Geeks era la comedia y no la fantasía la que motorizaba la historia de un grupo de alumnos de secundaria que atravesaban, cada uno a su modo, la complicada transición la infancia y la adultez. Según Apatow y Feig, la frustración de la temprana cancelación los impulsó a dedicarse al cine, a sus proyectos más personales y a contribuir en el desarrollo de las carreras de los actores que habían elegido para el programa. Tres objetivos que cumplieron con creces: Apatow realizó Virgen a los cuarenta, Ligeramente embarazada y Bienvenido a los 40, en las que aparecían algunos de los freaks del programa como Seth Rogen y Jason Segel, quienes luego tomaron las lecciones que aprendieron de él para crear sus propios largometrajes y series. Al igual que James Franco, quien interpretaba a Daniel Desario, el carismático líder del grupo de adolescentes en la serie. Feig, por su lado, dirigió algunas de las comedias más logradas de los últimos años como Damas en guerra, Chicas armadas y peligrosas y SPY: Una espía despistada. Claro que los logros posteriores de los involucrados en Freaks and Geeks no alcanzan para morigerar la desilusión de su prematuro final. Una temporada. Disponible en Pluto TV.