La canción de Billy Joel que retrató la crisis del acero y que muchos recordaron tras el discurso de Donald Trump

Billy Joel en su casa de Los Ángeles, en 1984
Billy Joel en su casa de Los Ángeles, en 1984 - Créditos: @Richard E. Aaron

“Estados Unidos volverá a ser una nación manufacturera. Tenemos algo que ninguna otra nación manufacturera tendrá jamás: la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país en la Tierra. Y vamos a usarla”. No sabemos dónde estaba Billy Joel cuando Donald Trump dijo estas palabras durante su discurso de asunción a su segunda presidencia de los Estados Unidos. No sabemos si lo siguió en vivo y en directo. O si se enteró por las noticias, las redes sociales o algún comentario oportuno de sus grupos de WhatsApp, presumiblemente de excompañeros de secundaria. Lo que sí intuimos es que si efectivamente vio este recorte donde Trump reivindica la manufactura norteamericana, de seguro alguna sonrisa le asomó en la cara. Y que tal vez también los primeros acordes de “Allentown”, aquel hit social de su autoría, empezaron a sonar en su cabeza.

“Bueno, vivimos aquí en Allentown. Y están cerrando todas las fábricas. En Belén están matando el tiempo, llenando formularios, haciendo cola de desempleados”, cantaba por entonces Billy Joel, precedido por ese silbato de fábrica que daba inicio triunfal al tema y anticipaba un poco su contraste. Por un lado el ímpetu de su canto sobre piano y batería; por el otro, la desesperanza de su letra: “Estamos esperando aquí en Allentown. Por la Pensilvania que nunca encontramos. Por las promesas que hicieron nuestros maestros si trabajábamos duro, si nos comportábamos”.

El tema trepó en los rankings de los años 82 y 83 (hoy es recurrente en las radios que programan pop de los ochenta) y fue punta de lanza de The Nylon Curtain, su disco más ambicioso a la fecha por su pretensión pop y por momentos orquestal. Y por el esfuerzo que le implicó. “Terminé exhausto después de grabarlo. Es el álbum del cual estoy más orgulloso”, suele destacar Joel, que colmó de melodías beatlescas las canciones y buscó, en algunos casos, imprimirle un tono más social a las letras, alejándose un poco (al menos durante este disco) de las vicisitudes de un cantautor inspirado. “Eran los años de (Ronald) Reagan, cuando el horizonte de expectativas parecía cada vez más reducido y no estaba garantizado que las nuevas generaciones pudieran mantener el estilo de vida de sus padres”, señaló.

De ahí entonces “Allentown”, el momento pivotal en que tras la década de estancamiento económico y alta inflación que coronaron para mal la presidencia de Jimmy Carter, Reagan impulsó una serie de medidas que buscó reducir el déficit y el gasto público a la par que impulsar la oferta, lo cual en primera instancia agravó la recesión. Y afectó en especial la región manufacturera al noreste de los Estados Unidos (el “cinturón del óxido”), que incluía la ciudad de Allentown y su panorama cada vez más desolado de fábricas vacías y trabajadores desempleados.

“En realidad, al principio, la canción trataba sobre Levittown, la localidad de Long Island donde me crié. ¿Pero de qué iba a hablar? ¿De cómo el kiosco de la esquina tenía las góndolas vacías? Un día leí sobre Allentown y toda la problemática social que estaban viviendo con el derrumbe de la industria del acero y me pareció más atractivo”, contó sobre la génesis del hit, aunque en su biografía de 2014 amplió el relato. “Una vez, luego de tocar en Allentown, un chico se me acercó y me dijo: ‘Seguro ya no vas a volver, ¿no?’. ‘¿Por qué?’, le pregunté. ‘Porque a todos los que les va bien, crecen y ya no vuelven a tocar por acá’. Y tenía razón: la próxima vez ya no iba a poder conseguir un lugar lo suficientemente grande como para poder presentarme ahí. Entonces me dije: ¿qué puedo escribirle a ese chico que sea como una forma de volver? ‘Allentown’ fue la respuesta”.+

Billy Joel en Champaign, Illinois, el 22 de septiembre de 1985
Billy Joel en Champaign, Illinois, el 22 de septiembre de 1985 - Créditos: @Paul Natkin

El sentido y el alcance, sin embargo, fue más amplio: “Quería mirar atrás y hablar de cómo nuestros padres que habían luchado en la guerra y que tal vez se habían conocido en las USO (organizaciones sin fines de lucro que ofrecían entretenimiento en vivo para miembros de las Fuerzas Armadas). Y cómo la siguiente generación, que pensaba que todavía tendría un trabajo y posibilidades de movilidad ascendente, vio esas esperanzas frustradas”.

Para un cantante sin dudas masivo y popular, pero que hasta ese momento no se había involucrado en temas sociales y políticos (en “Goodnight Saigon”, el siguiente corte de difusión, retrató con espíritu antibélico la malograda vida de los excombatientes de Vietnam), la aparición de “Allentown” implicó un desafío para ciertas escuchas. “En un momento me llegó cierto comentario en forma de queja: ‘¿quién es él para hablar de estar desempleado siendo que es una estrella de rock con cuenta abultada en el banco?”, recordó para las entrevistas que acompañaron la salida de The Complete Albums Collection. “Ahí pensé: ‘Es irónico que por ser músico alguien considere que no sepamos lo que es estar desempleado porque... ¡prácticamente los músicos inventamos esa palabra! ¡A lo largo de nuestras vidas hemos estado más tiempo desempleados que empleados!”.

Y es que, según se ocupó de contar en su propia biografía, previo a poder vivir de la música, Billy Joel fue pintor de casas, operario en una fábrica de tinturas y cocinero en una casa de comidas rápidas, entre otras ocupaciones varias e inestables. “Nunca me consideré un tipo especialmente capacitado para hablar de política ni para omitir opinión en esos típicos foros de celebridades. Pero sí que podía llegar a presentar un retrato razonable y preciso del tipo de vida que un joven como ese de Allentown que me abordó aquella vez”, subrayó.

La crítica especializada del momento fue distante (“Utiliza una estructura pop experta para transmitir un mensaje de sombría desesperación suburbana”, determinó Billboard), pero el tema no tardó en volverse -además de hit y favorito de los fans- en una fija de sus discos en vivo. En Kohuept, por ejemplo, que registra su histórica gira del 87 por la Unión Soviética, su inclusión vino precedida por este comentario del propio Joel: “Una canción que trata sobre los jóvenes que viven en el noreste de Estados Unidos. Sus vidas son miserables porque las fábricas de acero están cerrando. Quieren irse desesperadamente. Pero igual se quedan porque fueron educados para creer que las cosas van a mejorar. Tal vez eso les suene familiar”.

Es decir, una canción de espectro amplio: no sólo aplicable al panorama desolador que implicó para la población manufacturera afrontar las consecuencias de aquellas reformas sino también al cuadro de apatía y depresión que desde hace años también vivía la juventud nacida y criada en la Unión Soviética. ¿Qué pensará su autor ahora que otro presidente republicano, pero de anunciada política opuesta (“Conmigo Estados Unidos volverá a ser una nación manufacturera”), llegó a la Casa Blanca?

En Uniondale, Nueva York, el 12 de diciembre de 1986
En Uniondale, Nueva York, el 12 de diciembre de 1986 - Créditos: @Gary Gershoff

El vínculo entre Trump y Billy Joel no es inexistente. En 2016, el pianista le dedicó una serie de “shoutouts” (menciones) durante sus conciertos a la hora de presentar “The Entertainment”, que todos leyeron en modo irónico, pero no el futuro presidente, que se apresuró a agradecer en sus redes sociales. “Estoy en el negocio del entretenimiento. La campaña de Donald Trump ha sido muy entretenida. Aparte de eso, ¿a quién le importan las opiniones políticas de un pianista?”, replicó Joel cuando la precandidatura del magnate todavía no era tomada en serio por sus opositores y ningún analista de renombre consideraba seriamente que podía llegar a alcanzar el poder.

En 2020, sin embargo, ya lanzada la campaña por su reelección, el autor de “We didn’t Start the Fire” tomó respetuosa distancia ante una consulta de Rolling Stone. “Lo veo como de un planeta completamente diferente. Sé que nació en Queens, pero se alimentó con una cuchara de plata. Su padre era rico y le dio mucho dinero. No sé cuánta empatía se puede sentir por personas que viven ese tipo de vida. No soy un gran admirador suyo, así que, para ser justos, no tengo muchos conocimientos sobre él”. ¿Cambiará su visión ahora que para su segundo mandato el “hombre naranja” promete una política pro industrialización manufacturera mucho más agresiva que durante su periodo anterior? Habrá que vivirlo para saberlo.