Sandra Barneda en la hoguera de emergencia fuimos todos desde casa

Fuente: Twitter.com/islatentaciones (Imagen: Telecinco)
Fuente: Twitter.com/islatentaciones (Imagen: Telecinco)

Nunca Sandra Barneda nos representó tanto en La isla de las tentaciones como en la anunciada “hoguera de emergencia” del pasado jueves. Fue como si la presentadora rompiera la cuarta pared con el público, pero desde el plano emocional, sintiendo con ella la misma incredulidad y sorpresa al ser testigo del enfrentamiento más frío y pasota en la historia del reality. Porque lo de Cristian excusando su infidelidad fue de otro mundo.

El programa decidió convocar su primera hoguera de emergencia para evitar que Ana se fuera por la puerta de atrás. La chica salió despavorida después de ver a su chico disfrutando de los placeres físicos con una soltera. Él dice que no pasaron de los besos, pero la fogosidad del momento y los gestos (con alarido incluido) hicieron que Ana -y creo que a todos- sospecháramos que la cosa había ido más lejos. Ana hizo las maletas y anunció que se iba “pa’ Murcia”. Y así como estaba se lanzó a caminar sin rumbo en plena madrugada cargando sus pertenencias -no sé si esperaba encontrar un avión-taxi que pasara por allí-. Barneda salió en su rescate (y el del programa) y logró frenar la situación ofreciéndole una hoguera de emergencia para que hablara con Cristian.

Pero lo que vivimos en esa hoguera no fue el típico reencuentro entre una pareja en crisis donde una parte sabe que debe pedir perdón. Si bien Ana llegó dispuesta a seguir los pasos de Lucía y Melissa y cantarle las cuarenta a su chico, Cristian estaba subidito en su nube egocéntrica. Intentó defender lo indefendible sin tener consideración del dolor causado a la persona que le hace “los bocatas de atún y mayonesa” y, mientras, Sandra Barneda nos representaba a todos con sus caras, reacciones y gestos ante las cosas que allí se dijeron.

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La presentadora ya había advertido a Cristian de la frialdad que destilaba al hablar de su relación. “Parece que relatas un partido de fútbol” le espetó en otra hoguera al ver la emoción ausente en sus palabras. Pero el chico no parece haber tomado nota y siguió en sus trece porque tras ver las imágenes de Ana rota, huyendo de su villa con las maletas a cuestas, dijo No entiendo cómo me pinta así. Al final, yo me he dejado llevar” y la cara de Sandra Barneda lo dijo todo. Con un gesto de reproche e incredulidad absoluta parecía haberse quedado tan a cuadros como nosotros ante un novio que echaba balones fuera y que, en lugar de comprender el dolor causado, estaba excusando su propia infidelidad. “Sé que está mal hecho pero tampoco ha llegado la sangre al río como para que se ponga así”. Y los ojos de la presentadora estaban abiertos como platos con un gesto de apatía que lo decía todo. Como nosotros desde casa. A ver… que la sangre ya llegó al río. Que la novia estaba llorando y huyendo. Que no solo se había besado con la soltera, sino protagonizado una situación candente que requirió de esfuerzo físico y mental para frenar.

Pero según Cristian, no pasaba nada porque “había sabido frenar a último momento”. Como si hubiera que darle una medalla por frenar una situación que él mismo provocó teniendo pareja. Cuando la idea de fidelidad es no llegar a ponerse en ese tipo de embrollos que luego requieren de frenos urgentes. Porque no fue solo el beso. Hubo otro juego a tres besando a dos chicas, masajes sensuales, comentarios fuera de lugar… Fue mucho y más.

Me jode haberle hecho daño” añadía ante los comentarios inquisitivos de Sandra Barneda que intentaba hacerle entender que Ana estaba mal. “Pero vuelvo a lo mismo, sé que he hecho mal pero creo que no ha llegado la sangre al río”. Pero la presentadora supo parar su intento de echar balones sobre Ana enseguida. “¿Crees que Ana está exagerado con su comportamiento?” le preguntó con una mirada fría que demostraba que la actitud de Cristian no le estaba haciendo ni pizca ni gracia. Como a nosotros tampoco. Pero Cristian no cazaba los palos y seguía en sus trece. “Ella es de aguantar poco, de no tener paciencia y ser así. Yo con Ana me siento ahogado, siempre me lleva con la cuerda corta” remataba. Increíble. Como si la chica tuviera la culpa de no tener paciencia a un novio del que sospecha y, evidentemente, con razón. Y en su mundo de excusas mantenía que había ido al programa a ponerse a prueba y eso había hecho con María de los Ángeles, la soltera.

Y mientras tanto las miradas, los gestos y reacciones de Sandra demostraban lo poco que le estaba gustando la frialdad de Cristian hacia los sentimientos de Ana.Quiero que comprenda que me puede gustar otra persona pero que en momentos muy difíciles he sabido acordarme de ella, poner los pies en la tierra y retroceder” continuó. Por momentos hasta fue gracioso ver a Sandra suspirando al ver que era imposible hacer que Cristian entendiera que “saber frenar” cuando ya se ha sido infiel no es de aplaudir.

Pero las caras de Sandra no dejaron de representarnos en ese momento. Cuando Ana entró en la hoguera cantándole las cuarenta a su novio la cosa escaló aún más. En el momento que Cristian intentó defenderse con su dichosa excusa, pidiéndole que entendiera que había sabido frenar, Ana le contestó “¿Pero qué más te queda? ¿Hacerte una orgía?” A lo que Sandra Barneda asintió con la cabeza manteniendo los ojos abiertos como platos. ¿Me estás vacilando? ¿Te estás riendo más de mí en mi cara?” continuaba Ana sin poder creer las excusas de su pareja, mientras veíamos a la presentadora boquiabierta. Literalmente.

Ana, que te quiero, que me duele haberte hecho daño y pase lo que pase aquí, es lo que siento” zanjaba Cristian como si estuviera recitando la lista de la compra. El chico no dejó de excusarse en ningún momento. No reflexionó por los motivos del dolor provocado ni en cómo solucionar la situación para ofrecer una vía de esperanza para Ana y la relación. Incluso intentó igualar su infidelidad y besos con los juegos de Ana en la villa con otros solteros. Cuando no tiene nada que ver una cosa con la otra.

Al verse en las imágenes dando rienda suelta a la pasión Cristian consiguió que Sandra y nosotros desde casa nos quedáramos aun más perplejos, al excusarse denominando sus acciones como “muestras de cariño”. Insólito. Una infidelidad de libro. El chico siguió en su mundo defendiendo que, al final, a pesar del instinto del momento “es muy difícil saber frenar”. Como si hubiera que darle la estrellita del día haciendo que Sandra Barneda, otra vez, lo dijera todo con una mirada.

Cristian quiso defender lo indefendible y en lugar de ejercitar humildad para comprender el daño causado, acusó a Ana de “no ser una santa” por haber jugado juegos que él jugó y llevó mucho más lejos. Insistió en decirle que la quiere pero transmitiendo una frialdad que no convenció a nadie. Dijo no arrepentirse de nada y defendió que no pasó “todos los límites”. Al final, pidió perdón pero el entendimiento brilló por su ausencia y Sandra Barneda se robó la noche siendo nuestra representante emocional en una hoguera de incredulidad total.

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