Carlos, Camilla y el arte de mirarse en el 2023 (también desde el balcón de Buckingham) como hacían en los años setenta

Se enamoraron en los setenta, se convirtieron en los malos de la película en los noventa, consiguieron casarse al llegar el nuevo milenio y este 6 de mayo de 2023, juntos, han sido coronados y se han asomado como reyes por primera vez al balcón del Palacio de Buckingham después de protagonizar una ceremonia medieval cargada de simbolismo. Probablemente la vida sentimental de Carlos y Camilla, reyes del Reino Unido, ha sido la más seguida y polémica de la realeza, ya que coincidió con el auge de los tabloides británicos en los años noventa y a día de hoy sigue siendo un buen argumento para películas, series, documentales y biografías. Independientemente del complicado divorcio de los príncipes Carlos y Diana, después de una boda que no hizo feliz a nadie, no se puede negar que la de Carlos y Camilla es una historia de amor con unos ingredientes tan humanos que sobresale entre todas aquellas protagonizadas por los Windsor. Ellos siguen mirándose en el 2023 como hacían los años setenta.

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Nunca se ha sabido con seguridad en qué año comenzó su historia de amor, pero sí se sabe que fue a comienzos de los setenta cuando les presentó una amiga en común, Lucía Santa Cruz, hija del embajador de Chile en Londres y con la que el Príncipe había tenido un fugaz romance. Fue ella, la hija del embajador, la que los puso en contexto con una frase que se ha hecho famosa: "Vosotros dos debéis tener cuidado, tenéis antecedentes genéticos". Se refería a que la bisabuela de Camilla había sido la amante oficial del tatarabuelo de Carlos, el rey Eduardo VII. Una relación larga y formal que contó con el beneplácito de todos, duró hasta la muerte del rey y que a ella, Alice Keppel, le sirvió para medrar en una sociedad en la que las relaciones extramatrimoniales eran bastante aceptadas y comunes en los círculos adinerados de la época.

La foto de Carlos y Camilla detrás del árbol fue tomada en el año 1975 y es una de las pocas que circulan de un tiempo del que se sabe bastante poco. Los biógrafos coinciden en que a Carlos le gustó Camilla desde el principio, era simpática, divertida y espontánea, distinta a todas las novias que le adjudicaban y se sentía cómodo con ella. A Camilla le costó un poco más, sin embargo, disfrutaba de su compañía y comenzaron a salir. Nunca transcendió por qué rompieron en 1973, es posible que a ella le agobiara un futuro como consorte real y es obvio que no cumplía con los estándares que la Casa Real tenía fijados para el heredero. Camilla Shand, ese era su nombre de soltera, era católica y no anglicana, tenía más experiencia en la vida, era más libre a nivel emocional y definitivamente menos conveniente para el futuro rey.

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Carlos era un romántico pero sabía que la Corona implica sacrificios y su vida amorosa era uno de ellos; tanto su padre, el duque de Edimburgo, como su tío abuelo y mentor, Lord Mountbatten, que eran hombres pragmáticos, le recordaban que su boda era un asunto de estado. Así que mientras encontraban a la princesa de Gales ideal, Carlos se fue al Caribe con la Marina Real y Camilla se reencontró con Andrew Parker-Bowles, su novio intermitente. Tanto Camilla como Andrew tenían vínculos con la Familia Real, él incluso había tenido un romance con la princesa Ana, además era compañero de polo de Carlo, siendo niño había participado en la coronación de Isabel II como paje y fue uno de los invitados a la coronación de Carlos y Camilla este 6 de mayo de 2023.

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Lo de Carlos y Camilla nunca fue affaire, aunque nadie quiso verlo. El Reino Unido -y el mundo en general- se solidarizó con Diana de Gales, porque la princesa  enía el amor del reino pero no del príncipe, Camilla, en cambio, tuvo el odio del reino pero tenía el amor del príncipe y hoy el amor del rey.