Carolina de Mónaco y su hija Alexandra de Hannover: duelo de ‘glamour’ y elegancia en la gala del Longines Champions Tour
Carolina de Mónaco presidió ayer, en Mónaco, la entrega de premios Longines Global Champions, competición de hípica a la que acostumbran a asistir los miembros de la familia real monegasca. La hija de la legendaria Grace Kelly no ha dejado de cautivar con su exquisito gusto para abrazar tanto las tendencias del momento como aquellas piezas atemporales que jamás pasan de moda desde que revolucionara el sector en las décadas 70 y 80. Es considerada todo un icono de estilo en términos globalesy lo cierto es que no es para menos. A día de hoy, sigueinspirando a mujeres de todas las edades y hace apenas unas horas lo demostró con un look tan clásico como contemporáneo que desearemos reciclar una y otra vez.
Para el comentado evento, la royal eligió un atractivo conjunto que aúna tradición y vanguardia. Una cómoda alianza que luciremos como invitadas a partir de ahora tanto en jornadas diurnas como en eventos exclusivos nocturnos. Se trata de una construcción formada, en primer lugar, por una romántica blusa de cuello babydollcon el detalle del cordón a contraste cuajada de flores tan minúsculas como brillantes. Y en segundo lugar, por un pantalón blanco elaborado en tweed y decorado a partir de cristales que recorren la pierna. Carolina de Mónaco completó su estilismo sucumbiendo ante pendientes de aro metálicos de grandes dimensiones, anillos del tono de la confección protagonista y zapatos plateados con puntera negra.
Quien tampoco pasó desapercibida a lo largo del acto fue su hija,Alexandra de Hannover, que se declaró fiel defensora del sello español con un producto perteneciente a Philippa 1970, una de las casas predilectas de Sassa de Osma. Hablamos de un vestido azul escalonado de escote redondo, mangas abullonadas, cuerpo ceñido y maxifalda con movimiento de estampado de palmeras.
Hablando de complementos, conjugó la simpática creación con calzado negro. La joven de 24 años ha heredado, sin duda alguna, el impecable sentido por la moda de su madre, razón por la que en cada una de sus apariciones públicas acapara cualquier flash presente. Como sucede con las demás mujeres de los Grimaldi, la princesa triunfa con la naturalidad por bandera.