Cary Grant, el galán que lo abandonó todo para no repetir su mayor trauma

Fue el referente masculino de toda una generación cinematográfica. Cary Grant era el ejemplo de la elegancia personificada, admirado por la industria y el mundo en general. A primera vista cualquiera diría que lo tenía todo, sin embargo su historia personal guarda una tragedia que lo definió toda su vida. Tanto que fue la clave esencial que lo llevó a abandonar su carrera de forma definitiva para dedicarse a su logro más importante: su hija. Fue el momento definitivo que puso punto final a una agonía personal que sufrió más de 50 años de su vida.

Cary Grant (Foto de Herbert Dorfman/Corbis vía Getty Images)
Cary Grant (Foto de Herbert Dorfman/Corbis vía Getty Images)

Pocos han hablado de ello. De que un hombre todavía en la cima de Hollywood y de los más exitosos de la historia del cine decidió dejarlo todo para ser un padre presente. Recuerdo haber leído al pasar en algún que otro artículo que se retiró a los 62 años tras el nacimiento de Jennifer Gray en febrero de 1966 pero nunca encontré que algún medio lo destacara como historia. Así que me dispuse a confirmar esta noción a través de diferentes artículos y documentales sobre su vida -ya que él siempre fue reacio a hablar con la prensa y existen muy pocas entrevistas suyas- encontrando la confirmación definitiva en El verdadero Cary Grant (2017) gracias a las declaraciones de su única hija.

En este documental de Mike Kidel (precioso por cierto), revelan que Cary encontró la estabilidad con el nacimiento de Jennifer junto a su cuarta esposa, Dyan Cannon. Y decidió que los meses de rodaje que exigían sus películas no eran compatibles con la vida paterna. Él quería estar presente y Jennifer se convirtió en el propósito principal de su existencia. Aunque la pareja se divorció, Grant no se alejó de su hija, quien confiesa que en lugar de ir a eventos y galas, solían quedarse juntos viendo televisión, jugando a las cartas, nadando o escuchando música clásica.

Mi vida cambió el día que Jennifer nació” dijo Grant en declaraciones publicadas en el libro Cary Grant: A class apart (Graham McCann, 1997). “He llegado a la conclusión que la razón por la que estamos en la tierra es para procrear. Dejar un legado. No películas, porque no creo que mis películas duren mucho tiempo una vez me haya ido. Pero otro ser humano. Eso es lo importante”.

"Podría haber seguido actuando y haciendo de abuelo o de vagabundo, pero descubrí cosas más importantes en la vida" sentenció en el mismo libro. Y así pasaron 20 años unidos hasta la muerte de Cary a los 82 años en 1986. Pero había mucho más detrás de esta decisión: un pasado plagado por el trauma del abandono de sus padres. Algo que evidentemente no quería repetir con su propia hija.

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Cary Grant sufrió el abandono de sus padres cuando era un niño de 9 años. Nació en Bristol, Inglaterra, como Archibald Alec Leach el 18 de enero de 1904 en el seno de una familia que lo marcaría para siempre. Su madre sufría de depresión tras la muerte de su hijo mayor, cuando todavía era un bebé, tras apretarse un dedo con una puerta por accidente y desarrollar meningitis tuberculosa. Ella se culpaba y era muy infeliz, pero aun así era una madre sobreprotectora y fue quien enseñó modales y ese saber estar elegante tan característico de Cary Grant. Pero todo cambió el día que su madre nunca volvió. Le dijeron que se había ido de vacaciones y poco después su padre lo dejó al cuidado de su abuela materna y se marchó a otra ciudad a formar otra familia. Pasó hambre y muchos años con preguntas que no tenían respuestas. La culpa y la sensación de abandono lo persiguieron toda su vida creando una desconfianza hacia las mujeres que dañó la mayoría de sus relaciones adultas. A los 14 se sumó a un grupo de acróbatas y se marchó a recorrer el mundo, quedándose encandilado con Nueva York en donde asentó su base para comenzar una carrera como actor. Y así, poco a poco, fue labrándose una profesión que lo terminaría convirtiendo en el galán por excelencia de Hollywood.

Los años pasaron y el éxito fue llegando a su puerta, pero aun así el trauma lo perseguía. Su última esposa, Barbara Harris, reveló lo que muchos aseguraron en ocasiones y es que Cary Grant sufría de desconfianza hacia las mujeres. Los celos y la necesidad de seguridad constante dañaron la mayoría de sus relaciones, siendo el abandono de su madre la raíz de sus miedos.

Pero todo cambió cuando llegó a las 31 primaveras. Tras 22 años conviviendo con el trauma del abandono de su madre, a la que él daba por muerta, la encontró. Antes de morir, su padre -que sufría alcoholismo- le confesó la verdad: estaba internada en un asilo psiquiátrico. Jamás lo había abandonado. Había sido internada contra su voluntad, con la palabra de su padre como único testigo de su supuesta locura, y poco después se había marchado con otra mujer. La historia es tristísima. La pobre mujer sufría de depresión clínica por la muerte de un hijo y pasó más de 20 años alejada del mundo y de Cary.

Al conocer la información, el actor organizó el dinero y los cuidados necesarios para sacarla y que disfrutara de una vida normal. Pero a ella le costaba reconocerlo y la relación nunca fue la misma. Se escribían a menudo y las cartas de ellas estaban llenas de cariño, pero en persona había olvidado cómo actuar como madre.

Aun así, y a pesar de haberla encontrado, el dolor del pasado lo atormentaba. Cuentan en el documental que en los años 50s se enfrentó a una crisis existencial que lo llevó a probar el yoga, hipnotismo y misticismo, recayendo en su conocido uso del LSD de forma terapéutica por recomendación de su tercera esposa, Betsy Drake. Por aquel entonces se utilizaba en consultas de psicoanálisis, en donde el paciente pasaba horas alucinando pero, según él, recordaba y reconectaba con las emociones de su pasado. Contó que tuvo unas 100 sesiones a lo largo de varios años. Al principio, Grant apoyaba el uso de la droga afirmando que gracias a ella “estaba profunda y honestamente feliz”. Sin embargo, años más tarde, dijo que fue “la cosa más tonta que pudo hacer” (Cary Grant: in name only).

Incluso Jennifer Grant añadió más detalles sobre el efecto de los traumas del pasado en la psique de su padre cuando reveló que el actor había instalado una especie de bóveda donde guardaban todos los recuerdos de su infancia. Según ella, era una manera de prevenir de que perdiera su pasado debido a que su padre lo perdió todo durante el bombardeo de Luftwaffe en Bristol durante la Segunda Guerra Mundial.

Jennifer cuenta que Grant era un padre sobreprotector, que tenía miedos y preocupaciones por la actitud de los hombres a su alrededor. Y es que él mismo fue todo un conquistador. Estuvo casado en cinco ocasiones -la última con su viuda Barbara Harris, 47 años menor que él- mientras los rumores de bisexualidad lo acecharon toda su vida, sobre todo por los 12 años que convivió con Randolph Scott. Ambos se conocieron en 1932 en los estudios Paramount mientras cada uno rodaba películas paralelas y se mudaron a vivir juntos poco después. Las fiestas que daban eran famosas y si bien es cierto que no existe evidencia que confirme una relación homosexual -y hasta su hija lo ha negado- hubo una sesión de fotos que hicieron juntos para la revista Modern Screens que despertó habladurías en Hollywood. Es más, hay quien encuen tra curiosoque Cary Grant muriera el 29 de noviembre de 1986, y Randolph apenas 3 meses después, el 2 de marzo de 1987.

De todos modos, su última esposa confirmó lo que muchos aseguraron en ocasiones y es que Cary Grant sufría de desconfianza hacia las mujeres. Los celos y la necesidad de seguridad constante dañaron la mayoría de sus relaciones, y si aplicamos el psicoanálisis, todo se remonta a ese trauma del abandono perpetrado por aquel padre egoísta.

Cary murió tras sufrir un derrame cerebral masivo durante los ensayos de una de las Conversaciones con Cary Grant que solía dar en donde el público le hacía preguntas. No quiso ningún tipo de funeral, sus cenizas fueron esparcidas en el mar y alrededor de su casa. Pero, en resumen, detrás de aquel galán de Hollwywood que según la lista del American Film Institute, fue la segunda estrella masculina más importante de los primeros cien años del cine estadounidense, había un ser humano con sentimientos a flor de piel. Un hombre que convivió con el dolor y el trauma, pero encontró la redención a través del amor a su hija dando la espalda a Hollywood 20 años antes de su muerte. Él no iba a repetir los mismos errores, y estuvo presente hasta el final.

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