Lo último del caso Marius Borg: le prohíben acceder a la residencia oficial de los príncipes Haakon y Mette-Marit
La crisis en la corona noruega por el caso Marius Borg no parece tener fin, con informaciones constantes de carácter negativo que suponen un quebradero de cabeza para su imagen y credibilidad. Lo último es la prohibición impuesta al joven de 27 años de acceder a la residencia oficial de los príncipes Haakon y Mette-Marit, supuestamente por haber cometido actos de robo y vandalismo en las fiestas privadas que allí organizaba con sus amigos.
Un escándalo más que a la opinión pública escandinava no parece ya sorprender, dado el oscuro currículum que se viene destapando desde hace unos meses del hijo mayor de la futura reina. En esta ocasión, dicho coloquialmente, le han quitado las llaves del edificio principal de Skaugum, la histórica finca privada donde viven el heredero y su esposa. Marius también habita en esos terrenos, en su caso en otro edificio de ladrillo rojo que está a solo unos metros.
La información, publicada por el diario escandinavo Aftenposten, no hace sino corroborar lo que ya se venía rumoreando desde hace algunas semanas: el castigo impuesto a Borg por parte de la Casa Real tras las reuniones de ocio fuera de control que este habría tenido con su círculo de colegas, donde el desenfreno era la tónica habitual y se sustrajeron objetos que no eran cualquier cosa, además de los destrozos ocasionados.
Entre esas pertenencias que habrían desaparecido, se habla de una tiara de gran valor sentimental y de parte de la cubertería, que después habrían sido puestas a las venta en distintas casas de subastas, tal y como contó el periódico Se og Hør. "De mal en peor", titula ahora la prensa escandinava al hacerse eco de este último y turbio episodio, lo que refleja bien la deriva insostenible que tiene todo lo que rodea al primogénito de la Princesa.
Preguntada por este asunto, la realeza noruega a través de su portavoz aseguraba que "no comentamos detalles sobre el control de acceso o las condiciones de seguridad" que afectan a sus propiedades, mientras que el abogado Øyvind Bratlien que representa los intereses de Marius declinaba dar cualquier tipo de respuesta.
Es el mismo letrado que defiende al hermanastro de los príncipes Ingrid Alexandra y Sverre Magnus tras sus dos detenciones por parte de la policía y tras los diferentes delitos por los que se le acusa: agresiones, acoso, amenazas de muerte e incumplir la orden de alejamiento con algunas de sus exparejas, en una espiral de violencia física y psicológica que él mismo ha llegado a admitir en parte y que achaca por un lado al consumo de estupefacientes.
La histórica casona donde viven Haakon y Mette-Marit
Skaugum, la casa señorial de campo que ahora está en todas las portadas, se sitúa a unos 25 kilómetros al sureste de la capital, Oslo, en el municipio típicamente agrícola de Asker. Perteneció a la Iglesia de Santa María y al Monasterio de Nonneseter hasta 1909, fecha en la que el ministro Fritz Wedel Jarlsberg, embajador de Noruega en París, adquirió la finca. Dos décadas después, en 1929, cuando el príncipe Olav se casó con la princesa Märtha de Suecia, el político regaló la mansión al heredero.
Después de que el matrimonio royal se instalara allí, el edificio principal ardió completamente tan sólo un año después de su llegada. En 1932, tuvo que ser reconstruido y la obra fue encargada al arquitecto Arnstein Arneberg. Tras ello, el nuevo edificio se erige sobre los bosques de la colina de Skaugum, unos 200 metros sobre el nivel del mar.
La casona, que consta de 140 estancias -entre salones, dormitorios, baños, despachos, salas de juegos...-, está rodeada de una jardín de 150 decáreas y ofrece una espléndida vista del fiordo de Oslo. Amueblado como un hogar familiar, Skaugum cuenta con algunas edificaciones destinadas a la ganadería -que albergan 125 vacas productoras de 214.000 litros de leche-, a la agricultura y a la silvicultura (cultivo y explotación de los árboles forestales).