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'Sin cazar no podría conocer nuestros misterios insondables': Guillermo Arriaga

“Si la humanidad deseaba progresar era imperioso no dejar a nadie atrás, a nadie, nunca condenar a los extraños al confinamiento, ni relegarlos como bestias”, escribe el escritor y guionista Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958), en su más reciente novela, “Extrañas” (Penguin Random House Grupo Editorial, 2023), una historia que se desarrolla en la Inglaterra del siglo XVIII, cuando un heredero de la familia Burton, el joven William, debe recorrer las tierras de su familia para reclamarlas como suyas. En lo profundo de esas aldeas, se percata de la presencia de seres extraños que nunca creyó que pudieran existir, seres deformes sin capacidad de comunicarse, viviendo como animales expuestos a la intemperie.

Una novela en la que Guillermo Arriaga, con el afán de sentir como si fuera una obra escrita en 1781, decidió prescindir de todo adverbio y redactar largos párrafos para brindarle una cadencia y un ritmo cercano a la prosa del XVIII, además de suprimir el uso del “que” y todos sus derivados.

En entrevista, Guillermo Arriaga y yo, dialogamos acerca del género novelístico, el concepto de lo salvaje, la cacería en la relación vida y la literatura, y obviamente, de su última novela, “Extrañas”.

¿Es la novela una historia escrita por el Pueblo?

Creo que las novelas son escritas por la Vida, donde quiera que ésta se halle y en la clase social que requiera narrarla. En ese sentido, la novela es transversal y democrática, recorre estamentos, individuos, zonas, países, épocas.

 

Dentro del “gremio”, se dice que el mayor desafío que se le presenta hoy por hoy sistemáticamente a un escritor es la novela. ¿Por qué esa exigencia, y hasta qué punto la novela es la forma más justificable?, ¿por qué hasta cierto punto, tiene una categoría artística superior?

Todo género puede ser una categoría artística superior, no depende del género en sí, sino de quien lo crea y lo construye. La novela, sin lugar a duda, es un desafío si en ello van implícitos el rigor, la búsqueda de la palabra precisa, del esfuerzo cotidiano por construirla mejor. Y después de escribir tres novelas consecutivas, puedo decirte que la exigencia es absoluta, requiere en el escritor una vida casi monacal y sacrificar en ello hasta la salud.

¿Todo en la novela es del autor, y es el autor?

Toda novela es de un autor, no toda novela es un retrato del autor. Algunos lectores y algunas lectoras confunden protagonista de la novela con el deseo del autor de dibujarse a sí mismo. Este no es, ni será mi caso. Más dicho esto, la novela borbota las pasiones, los deseos, las dudas, las alegrías, las tristezas, de un autor aun cuando él mismo no lo sepa.

¿Será que el cuento sea el género literario más anquilosado, porque no ha tenido grandes renovaciones?

No hay género anquilosado, siempre hay manera de renovarlo, existen miles de posibilidades. En mi caso, acabo de escribir un cuento sólo con sustantivos y dos pronombres.

En tu novela psicológica del 2020, ganadora del Premio Alfaguara, Sanar el fuego, invocas a Ernest Hemingway, con la frase: “el mundo nos rompe a todos, pero algunos se vuelven más fuertes en las partes rotas”, ¿qué representa para ti este aforismo, y por qué decidiste incluirlo en esta historia de una coreógrafa de cierto prestigio que se ve involucrada en un amorío improbable con un hombre impensable?

Quien lo dice no son los protagonistas, lo dice el hermano del personaje masculino, quien sufrió con mayor intensidad las brutales ataques verbales y físicos de un padre abusivo y autoritario. Lo que Francisco Cuitláhuac, quiere decir en ese momento es que, a pesar de las infinitas fracturas internas, siempre hay posibilidad de reconstruirse a partir del amor, ya sea de pareja o fraterno o de amistad.

 

¿La declaración “Salvaje? Seré salvaje. No me van a detener”, en El salvaje (2016)?, proviene de tu mote de la infancia?

El mote proviene de cómo deseábamos los hermanos ser conocidos cuando éramos niños (yo tenía sólo cuatro o cinco años). Mi hermano Carlos quería ser el fuerte, Jorge el valiente y yo, el salvaje. Me imagino que ese era un germen de rebeldía, una necesidad de no ser domesticado nunca.

¿Qué representó el novelista español Rafael Azcona en tu vida?

Un gran amigo y un escritor a quien respeté y respeto profundamente.

¿Qué le da la cacería a tu literatura?

Absolutamente todo. La cacería no es un deporte y, mucho menos, se mata por diversión, esto lo afirman quienes no tienen idea de lo que significa. La cacería es un rito profundo que nos pone en contacto con las contradicciones hondas de la naturaleza, es un rito que nos permite entender nuestro lugar en la misma naturaleza. La cacería nos permite cerrar círculos en una sociedad cada vez más alienada. Pocos saben de dónde vienen sus alimentos. Compran con el más absoluto desconocimiento de qué fue necesario sacrificar para sembrar zanahorias o para producir un kilo de carne. Yo sí sé de dónde proviene mi comida, conozco sus ciclos de vida, sus movimientos y sé del enorme dolor que sufren al morir (por eso me niego a dejar un pedazo de carne en el plato, o me lo acabo todo o me lo llevo para comerlo más tarde). Sin cazar no podría conocer nuestros misterios insondables, ni las paradojas de la condición humana.

¿Calle y monte son lo que te salvan de este mundo?

Calle y monte no me salvan de nada, pero me dan una sabiduría que no se obtiene ni en las aulas ni en los libros, que vienen a otorgarme una sabiduría complementaria y necesaria.

En Extrañas (2023), tu más reciente libro sales de la Unidad Modelo de tus anteriores trabajos, y te adentras en una época y tierras lejanas; decides voltear al pasado. ¿Cuándo surgió esta idea?

Las “extrañas” son poseedoras de una anomalía en su físico que es fascinante, único y de una gran rareza. Se calcula que uno de estos seres humanos sólo sobrevive a la edad adulta cada trescientos años, si bien nacen más con esta condición especial, por lo general mueren a los pocos días de nacidos. Contar la historia de estos seres me atrajo de sobremanera, al principio quise ubicar la novela en distintas épocas y diversos escenarios, Mongolia en el año 900, Noruega en el 1400, Inglaterra a finales del Siglo XVIII y en el México contemporáneo. Escribí cincuenta páginas de cada una, pero la historia de Inglaterra, por misterios inexplicables para mí mismo, terminó de apoderarse de mí y se convirtió en la novela que ahora publico.

¿Quiénes son estos seres extraños con los que se encuentra William Burton, el protagonista de Extrañas?

William Burton se enfrenta a diversos individuos con marcadas diferencias físicas, intelectuales o genéticas, algunos de ellos, personas con discapacidad que son humillados y sojuzgados por mentes insensibles e ignorantes. Más las extrañas, como menciono arriba, presentan una conformación física excepcional.

¿Son estos engendros metáforas de nosotros mismos, en un presente por demás dadá?

No fue mi intención en esta novela hacer ningún tipo de metáfora, paralelismo o brindar una interpretación simbólica. Mi intención, en todas mis obras, es contar una historia y contarla lo mejor posible. Las relecturas o reelaboraciones en quienes me leen quedan al margen de mis objetivos.

Extrañas me parece una novela perfecta para el cine. ¿Has pensado en esta posibilidad?

Escribo mis novelas en el afán de que sean lo más libro posible. Jamás escribo una novela pensando en si puede adaptarse o no. Eso significaría corromper el sentido de mi trabajo.

 

 

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.