Cecilia “Caramelito” Carrizo se suma a Los Abuelos de la Nada y cumple un sueño muy personal: “Mi hermano está ahí, entre nosotros”
Cecilia “Caramelito” Carrizo se suma a Los Abuelos de la Nada y cumple uno de los sueños de su hermano Martín, cuando eran apenas adolescentes y jugaban a cantar las canciones de Miguel Abuelo. Hace algunos meses, la formación actual de la banda, ahora capitaneada por Gato Azul, el hijo de Miguel Abuelo, la invitó a cantar en Café Berlín. Ahora, la invitación se repite para participar de un recital en Rosario, el próximo 5 de febrero.
“En julio fui a ver a Los Abuelos de la Nada con mi marido (Damián Giorgiutti) a Bebop. Cuando terminó el show, el Gringui (Herrera) se acercó a saludar y me dijo: ‘¿Qué haces acá, Caramelito?’. Le conté que amo a Los Abuelos y que fueron parte de nuestra infancia, y hasta los últimos días de Martín los escuchábamos juntos. Muchas veces ponía sus temas mientras le daba las inyecciones, cuando hizo el tratamiento”, repasa Caramelito. “El Gringui me dijo que ellos me aman también (risas), que su hija tiene todos mis discos y la llevó a verme cada vez que estuve en el teatro”.
-Admiración mutua... ¿Será el destino?
-(Risas) Increíble, ¿no? Le conté que en mi unipersonal Solo te lo quería decir, que es una crónica de nuestra vida y un homenaje a Martín, canto una estrofa de “Medita Sol”. Y me invitó a cantarla con ellos en las dos fechas en Café Berlín. Al final canté seis canciones y disfruté de una banda que suena increíble, y que lleva de viaje a cada espectador con temas que son himnos de nuestra vida . Cantar con Gato Azul me emociona mucho, amaba a su papá, Miguel Abuelo, un artista que influyó mucho en nuestra vida familiar y artística. Después de esas fechas, me dijeron que les había gustado mucho compartirlas conmigo y me invitaron a que me sume a la banda, como voz femenina.
-¿Qué sentiste?
-¡Un sueño hecho realidad! Sin duda mi hermano está ahí, entre nosotros, cantando conmigo cada canción. Siento que de esta manera sigue flameando la bandera de Carrizo, esta vez con brisa de mar y su bombo retumba en nuestro pecho . Además, suenan muy bien: Pulga Luciani en bajo, Diego Ortells en teclados, Sergio Pérez en guitarra y voz, Gato Azul Peralta en voz, Maru Roza también en voz, Julito Morales en percusión, Gerardo Tucho Tuccini en batería y Gringui Herrera en guitarra y voz.
-Se cumplieron tres años de la muerte de Martín Carrizo, ¿cómo estás?
-El 11 de enero se cumplieron 3 años de su muerte. Muchas veces me desahogo y llora mi cuerpo. Pero siempre me salva su sonrisa, su ejemplo y su “power” . Y sigo con muchas más fuerzas y ganas. Y sigo rodando con el unipersonal Solo te lo quería decir: el 8 de febrero, a las 21, hago una función en el Teatro de la Torre en Pinamar. Y estamos haciendo gestiones para llevarlo a España. Esta obra es muy importante para mí porque cuento el vínculo que me unió a mi hermano y cómo la vida nos puso a prueba. Nos cuidamos, nos defendimos, compartimos todo y supimos qué éramos capaces de hacer el uno por el otro. Martín está en los recuerdos, en las sonrisas, en el corazón.
Caramelito contó hace un tiempo, en LA NACIÓN, que el unipersonal está basado en cartas y poemas que le escribió a su hermano y no se las leyó a nadie. “Tampoco a Martín, porque eran en mi intimidad. Las escribí durante su enfermedad, todo lo que me pasaba, sin pensar ni corregir. Era una especie de mecanismo que me ayudaba a seguir viviendo. Están en distintos cuadernos y de forma muy desordenada. Hasta tengo servilletas en las que escribí en un bar. Un día se me ocurrió que tenía que hacer algo con todo eso y después de un largo proceso, nació Solo te lo quería decir”.
“Es nuestra historia, nuestro vínculo de hermanos, tan estrecho, hermoso y especial. En algún momento de nuestras vidas ese vínculo se profundizó porque trabajamos juntos. Cuento que nuestros caminos se juntaron y empezamos a hacer canciones, pero especialmente hablo de lo que significó para mí nacer al lado de él, mi infancia llena de música y cómo esa música nos acompañó a lo largo de la vida. Me acuerdo que un año nos fuimos a vivir a Mar del Plata y andábamos en bicicleta todo el día escuchando a Charly García, Sui Generis, Los abuelos de la nada. Cuando él estaba enfermo y yo le daba inyecciones en los músculos todos los días, escuchábamos la misma música. Es como si todo aquello que nos pasó cuando éramos chicos y jóvenes, se resignificó en el momento de estar juntos en su enfermedad. La obra es una crónica de nuestra vida, pero nutrida de esas canciones y de los poemas que son mi introspección. Lo que pasa en el cuerpo, en la mente y en el alma. Yo lo acompañaba y lo sostenía, pero él también me acompañaba y me sostenía a mí porque siempre fue mi hermano mayor, mi ejemplo y por más que la enfermedad lo limitara al punto extremo que lo limitó, el vínculo continuó igual”.
Por eso para Cecilia Carrizo es tan importante esta invitación a sumarse a Los abuelos de la nada, porque quizá un pedacito de Martín esté cantando con ella.