"El Chavo del 8" de sketch a exitoso programa familiar

Mochilazo en el tiempo

A inicios de los años setenta la industria de la televisión mexicana vio nacer a uno de sus íconos de la comedia. El personaje de Chespirito que todos recuerdan por su gorra y su playera de tirantes debutó en cortos antes de tener su propio horario

Raúl J. Fontecilla y Angélica Navarrete

EL UNIVERSAL

Roberto Gómez Bolaños fue uno de los creativos más productivos de la televisión, teatro y cine en México. Trabajó de cómico en el canal 8 desde los años 60, y desde entonces sus personajes no abandonan la cultura popular latinoamericana. Este 26 de febrero, el pecoso huerfanito del barril rebasa las cinco décadas de su primer estelar.

Además de escribir el guion para muchos de sus programas, películas y puestas en escena, Gómez Bolaños encarnó también a todo tipo de personajes, desde Chaparrón Bonaparte y el Doctor Chapatín hasta el superhéroe latino, el Chapulín Colorado. Con todo, es claro que ninguno destaca como el Chavo del 8.

No en balde a Roberto Gómez Bolaños se le llamó "el rey del humorismo blanco". Cada capítulo describía a través de lógicos e ingeniosos diálogos momentos de la vida cotidiana y el ambiente de las vecindades de la época, lo cual logró proyectar con todo éxito sin utilizar una sola palabra altisonante.

La vecindad del Chavo "es linda de verdad"

Los cómicos y, a veces, tristes capítulos se desarrollaban en una clásica vecindad mexicana de los años 70, donde la escenografía que le daba vida era de lo más sencilla, pero se cuidaba hasta el menor detalle: Los tanques de gas, las paredes descarapeladas, los lavaderos, las cubetas para la ropa, la vieja escalera, los patios, los pisos y los tendederos.

Entre los personajes estaba el implacable cobrador de la renta (El señor Barriga), el mañoso que siempre debe la renta (don Ramón) y su aún más mañosa hija (la Chilindrina), la madre soltera (doña Florinda), los presumidos (Quico y Ñoño), la persona de la tercera edad que vive sola (doña Clotilde), el servidor público holgazán (Jaimito el Cartero), entre otros.

El personaje central, el Chavo del 8, reflejaba la cruda realidad de los hijos abandonados o huérfanos, alrededor de quien se desarrollaban las historias y quien hacía enojar o desesperarse hasta el límite a todos, o bien, les rompía el corazón con una frase para terminar perdonándole todo.

El barril en el patio central hacía de escondite para el desafortunado y siempre hambriento chavo, quien accedía a los mandados o travesuras que le pedían los demás, sobre todo Don Ramón, a cambio de una torta de jamón.

Mención especial merecen Doña Florinda y el profesor Jirafales. Mamá de Quico, nunca se quitaba los tubos de la cabeza, ni el delantal. Siempre fue la eterna enamorada del muy educado y culto profesor; mientras que él con sólo verla era capaz de hacerle olvidar inmediatamente cualquier tremendo enojo que le causara "la chusma" de la vecindad.

Pasado el intercambio de miradas y sin importarles la concurrencia venía el diálogo de costumbre: "¿Le gustaría tomar una tasita de café?" Preguntaba ella, a lo que el maestro respondía con otra pregunta: "¿No será mucha molestia?", luego recibía las flores que él siempre le llevaba, lo tomaba del brazo y se metían a su casa.

Las frases "se me chispoteó", "fue sin querer queriendo", los cómicos engarrotamientos que le daban al chavo cuando entraba en estrés, así como el tomarse la cabeza con una mano mientras movía un pie para adelante y para atrás cuando se emocionaba ante un juego o plan quedaron grabados en la memoria de varias generaciones y como parte de la cultura nacional y latinoamericana.

Tampoco se olvida su vestimenta: El gorro que le tapaba las orejas, su camiseta rota de rayas, los pantalones sucios y cortos con tirantes, así como sus zapatos viejos, son ya un ícono en los disfraces, así como la música y los efectos sonoros que caracterizaban el programa.

El nacimiento de un emblemático programa familiar

Hay dos formas de acordarse de los inicios de la comedia más exitosa de Chespirito: como producción televisiva y como una entrañable vecindad donde historias muy familiares para el público les ocurrían a personajes aún más cercanos, pero que no siempre contaron con el mismo elenco.

Los primeros habitantes de "la vecindad del Chavo" que conoció el público fueron la Chilindrina (María Antonieta de las Nieves), don Ramón (el segundo de los hermanos Valdés), Quico (Carlos Villagrán) y el propio "Chavito". Corrían los inicios de la década de los años 70 y el personaje representado por Villagrán era el integrante más reciente del equipo.

La historia de la producción, en cambio, se complica porque el programa inició como un sketch en otro programa. En pocas palabras, durante 1968 se emitía Sábados de la Fortuna, que quedó atrás cuando le dieron prioridad a su sketch "Los supergenios de la mesa cuadrada", con Chespirito, de las Nieves, Ramón Valdés y Rubén Aguirre.

En ese entonces ya se veían algunas ideas iniciales, desde el personaje del profesor Jirafales hasta recursos como el llanto del Chavo ("pí, pipipí") o la garrotera, pero el autor no los aterrizaba aún en la famosa vecindad del Canal 8, ahora Televisa.

Para 1970, tras algunos cambios ejecutivos que le dieron más oportunidades a Gómez Bolaños, se renombró "Chespirito y la mesa cuadrada", donde iniciaron sketches como el Chapulín Colorado, Los Chifladitos y, más tarde, el Chavo del 8.

Los fanáticos que siguen de cerca la historia de este ícono de la comedia mexicana están de acuerdo en que Rubén Aguirre habría pasado del Canal 8 al Canal 2, por lo que era imposible continuar el dueto de Chaparrón Bonaparte y Lucas Tañeda de "Los Chifladitos". La solución sería retomar un guion anterior sobre un pecoso huérfano.

Existe polémica entre los fans sobre el debut de El Chavo del 8: las memorias del creador señalan 1972, pero prensa y eventuales homenajes indican 1971, época de Chespirito y la mesa cuadrada. En cualquiera de esos casos, al sketch del Chavo le pasó lo mismo que al de los "supergenios".

Las páginas de EL UNIVERSAL confirman que el 26 de febrero de 1973, a las nueve de la noche, se lanzó la primera transmisión de media hora de El Chavo del 8 como programa independiente.

En el Canal 8 habían decidido apostar por el talento de Gómez Bolaños, por lo que este diario había adelantado que los personajes más populares de Chespirito tendrían su propio programa. El Chapulín Colorado tuvo su turno el 14 de marzo siguiente, a las 20:30 horas.

De ese modo iniciaron las aventuras del "Chavito" y sus vecinos, casi siempre cómicas, pero a veces también un poco trágicas -cómo olvidar el dramático momento en que acusan de "ratero" al Chavo-.

El elenco es quizás de los más conocidos en América Latina, pues acompañados por la música de "El elefante nunca olvida", de Jean-Jacques Perrey, sus nombres y rostros ocuparon la pantalla noche tras noche hasta mediados de los años noventa. Florinda Meza, Edgar Vivar, Angelines Fernández y Raúl Padilla, en distintos periodos, dieron vida al resto de los personajes más destacados.

Hasta hace algunos años aún se retransmitían estos capítulos en la televisión. Ya en la década del 2000 empezamos a ver a los mismos personajes en dibujos animados en la misma vecindad, con sus mismas vestimentas y diciendo las mismas frases, pero ahora viviendo variadas aventuras.

Han pasado 51 años del primer programa del Chavo del 8 y por lo visto se resiste a desaparecer, pues se ha actualizado y se mantiene en el gusto de las nuevas generaciones.